martes, 21 de octubre de 2025

Stormy Summer gana el Clásico The Japan Racing Association, mientras prepara su despegue a las carreras de grado en la milla

 


 

 

La defensora de Carampangue, de 3 años, suma tres victorias en cuatro actuaciones, y el trabajo del cuidador, Agustín Pavlovsky, y el de su jockey, Gonzalo Borda, se enfoca en que corra más serena, para alcanzar distancias más extensas  

  

La madurez puede ser una virtud que vaya a facilitarle a Stormy Summer conquistas valiosas, de Grado, pero su entrenador, Agustín Pavlovsky, y Gonzalo Borda, el jockey de sus cuatro actuaciones, está gestionando en forma impecable su campaña, enfrentándola con yeguas más experimentadas, como las del Clásico The Japan Racing Association (L-1400 metros-césped), en Palermo.

Criada en Carampangue, cuyos colores defiende en la pista, el cuidador tiene una comunicación especial con la caballeriza de origen chileno que  maneja Ignacio, su hermano, lo que facilita la toma de decisiones sin urgencias. Así, luego de tres victorias al hilo, las dos últimas en clásicos listados, no hay apuro para un salto a los 1600 metros que suena lógico.

“La yegua es demasiado ligera y estamos tratando de estirarla”, explica Agustín. “La ves trabajar y pensás que es una yegua de la corta. Es muy ligera a la mañana y estamos tratando de tenderla. En este clásico el problema era que no había punteras y la de Querequén (Intrusión) un poco se le hizo perdiz. Entonces ahora la fuimos a buscar un poco antes, con el riesgo de que se embalara y después se le hiciera largo”.

Borda ubicó a Stormy Summer en persecución de Intrusión (Gouverneur Morris), la puntera, pero hacia el final del codo ya no la contuvo y su yegua pasó al frente, con tiempo incluso para cerrarse hacia los palos. En el derecho, el jinete sólo necesitó usar un poco la fusta de zurda para no ir hacia los palos.

-¿Es una yegua mansa?, se sigue consultando al entrenador.

-No tanto y si le das intención después es difícil de serenar, pero Gonzalo la maneja. Cuando la puede esconder en una carrera numerosa o si larga adentro es una cosa, pero si larga afuera y se ve libre no es tan fácil.

-¿Estás pensando en correr la milla en la próxima?

-Tengo que hablar con Ignacio. A mí me gustaría correrla alguna vez más en 1400 y cuando la pruebe en 1600 metros me gustaría que fuera en el pasto. La cancha del haras, donde la entreno, es chica, y mis caballos doblan como en un Scalextric cuando vienen al hipódromo. A los caballos que se varean en San Isidro o Palermo les cuesta más doblar en el codo de césped de Palermo, pero la mía no tiene problemas.




Desde ya que Pavlovsky, que trabaja en el centro de entrenamientos de San Ignacio de Loyola, mantiene su idea, aunque siga en las 14 cuadras, con Stormy Summer, en la actuación que venga. “El mes que viene tiene carreras, pero la idea es probarla en la milla, siempre en el pasto”.

Cuando uno observa una buena yegua de 3 años que “se perdió” su etapa selectiva surge la intriga de por qué. “Últimamente  Ignacio doma tarde –explica Agustín-, me llegó medio demorada al stud y luego se pegó un golpe en una mano. No era nada, pero por precaución la mandamos de vuelta al haras y volvió en febrero o marzo; pero al margen de eso es muy sana”.    

Por ahora, la yegua de Carampangue le saca punta a las ventajas de las que goza en el peso,  con  la escala por edad (ayer 6,5 kilos respecto de sus rivales de 4 y 5 años) y está cómoda en una distancia que podrá estirar en cuanto pueda, en clásicos de Grado.   























































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