viernes, 3 de noviembre de 2023

Las siete montas de Héctor Berríos en la Breeders' Cup son todo un reconocimiento para quien fue el jockey de Blue Stripe


Con The Chosen Vron, quizá la carta más alta del trasandino para mañana / Benoit Photo

 
El chileno, de 37 años y nacido en Santiago, es una de las fustas más requeridas en California desde que se trasladó allí convocado por Marcelo Polanco y Pozo de Luna y a partir de triunfos con otros caballos argentinos, como Irideo


Lo que vivió Héctor Berríos desde que llegó a los Estados Unidos, después de ganar 2800 carreras y varias estadísticas en Chile, encuentra su punto máximo ahora, cuando es una figura respetada y requerida en los hipódromos de California como Santa Anita Park, la sede de un acontecimiento mundial a partir de hoy.

“Es mi tercer año en la Breeders’ Cup. Se ve que el trabajo que he hecho ha prosperado. Esta vez corro siete caballos, cada uno tiene su chance y ojalá pueda conseguir mi primer triunfo en la serie. Sé que es difícil llegar a este nivel y mantenerse, por eso espero que esto pueda ser el comienzo de muchas cosas buenas en el camino”, dice el nacido en Santiago hace 37 años. Siete montas en este festival de Grupos 1 es un mérito innegable: Irad Ortiz Jr., número 1 en los Estados Unidos, dirigirá siete ejemplares y Frankie Dettori, cinco, mientras que Mike Smith, de 58 años y el más ganador en la Breeders’ Cup, conducirá a tres ejemplares.

“Los cambios en mi carrera han sido para mejor, como moverme de Florida a California, donde tengo a Michael Burns como agente”. Héctor está espacialmente agradecido por haber dirigido a dos caballos argentinos, los dos de Pozo de Luna. “Blue Stripe (Equal Stripes) me dio mi primer Grupo 1 en los Estados Unidos [el Clement L. Hirsch, en Del Mar], e Irideo (Easing Along), la primera monta clásica que tuve en California”, enfatiza. Con el stud y haras del mexicano José Cerrillo, que dirige el chileno Fernando Fantini, Berríos tuvo el espaldarazo.

Héctor llevará esta tarde las riendas de Slider (Jimmy Creed), en la Juvenile Turf Sprint (G 1-1000 m-césped), Dreamfyre (Flameaway), en la Juvenile Fillies Turf (G 1-1600 m-césped); Grand Mo The First (Uncle Mo), en la Juvenile Turf (G 1-1600 m-césped), y mañana, sábado a The Chosen Vron (Vronsky), en el Sprint (G 1200 m); Desert Dawn (Cupid), en el Distaff; Kirstenbosch (Midnight Lute), en el Filly & Mare Sprint (G 1- 1400 m) y Tony Ann (Carlo Prince), en el Turf Sprint  (G 1-1000 m-césped).  

The Chosen Vron acaso sea la apuesta más fuerte para Berríos, que viene en una impresionante serie de ocho victorias al hilo, la última en el Bing Crosby (G 1-1200 m), en Del Mar; luego Dreamfyre, invicta en tres salidas, dos de ellas de Grupo 3, y Slider, que acaba de obtener un clásico y está en ascenso, asegura el piloto.

Cuando el gran Marcelo Polanco lo subió a la silla de Irideo, para ganar el Wickerr Stakes (1600 m-césped) de 2022, publicó el Daily Racing Form: “Berríos le dio a Irideo un desarrollo perfecto, sin perder terreno, con una atropellada desde la 10ª posición entre 11 caballos, y estampó una sorpresa de $ 65”. A partir de allí, los especialistas comenzaron a ver en él un jinete ideal para las pruebas sobre césped enn la costa oeste.

Tito, como lo conocen los amigos, calificó el año 2022 como “el mejor de mi vida”. Quién sabe si deberá modificar esa opinión ahora, que es mucho más que un confiable piloto para el pasto. En la temporada pasada sólo le quedó una espina, y justo en la Breeders’  Cup, por el 2° puesto -enorme, gigantesco- en el Distaff, cuando Blue Stripe perdió por el hocico ante Malathaat (Curlin), en Keeneland. Pero no le quedan deudas con los caballos argentinos que corrió y que lo ayudaron a ser mejor.














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