El defensor de S. de B. y el que llevó los colores de J. C. V., sostuvieron un cabeza a cabeza que no tuvo pausa desde la largada, y que el dirigido por Wilson Moreyra inclinó en su favor ante el de Juan Cruz Villagra en el último movimiento
Faltaban
126 horas para que 2022 finalizara cuando en el hipódromo de Palermo se largó
la carrera del año. El calendario esperó hasta su última semana para que el turf
alcanzara su máxima expresión. Esta vez no fueron los nombres, los valores o
los grados de un clásico los que hicieron la diferencia, sino apenas dos
caballos, Balsamic (Equal Stripes) y Galán Galés (Expressive Halo), que no
querían rendirse en esos dos minutos y medio que sus jockeys, Wilson Moreyra y
Juan Cruz Villagra, convirtieron en una pelea callejera por momentos, y en una
partida de ajedrez, en otros. Y el clásico Ayacucho se volvió extraordinario,
inolvidable.
Ganó Balsamic por un hocico que nadie se atrevió a adivinar y casi todos
habían visto, para un lado o para el otro, mientras flameó la bandera verde.
Cuando se esperaba que alguno flaqueara o sacara una ventaja, como se puede augurar
en una carrera de tamaña extensión, el cabeza a cabeza perduraba, firme como
los dos caballos y sus dos jockeys. Como el favorito y enemigo que eran. Eso
que caballos y jinetes suelen reservar para los tramos decisivos, estos cuatro
colosos lo sostuvieron durante
Ante semejante manifestación de coraje y fuerza, parece demasiado pueril
mencionar con qué antecedentes llegaba cada uno, pero se impone decir que
Balsamic venía de ganarle por la cabeza a Super Inter en un Listado de
Por eso es bueno que Moreyra explique por qué quedó primero, si es que
puede: “Balsamic ganó una carrera soñada, un cierre de año espectacular con el
caballo de J. C. V. (había dicho Mamina y se corrigió, un poco amargado por lo
que rodeó a este stud, suspendido tras el Jockey Club). Fue una carrera muy
dura, por eso es muy lindo ganar en esta distancia”. Mientras pasaba caminando
hacia las gateras, Wilson le dijo al cronista, que observaba el paseo: “Acá está
tu caballo”. Pero no estaba dateando, sino recordando una crónica de Turf Class
en la que se elogiaba a Balsamic.
-¿Cómo se explica un desarrollo así?
-Era un
mano a mano, sin desmerecer a ningún rival. Así que veníamos los dos cómodos,
Juan por afuera sin poder ponerlo a correr y yo por dentro. Me dio un par de caballazos pero no fueron para reclamar,
fue una circunstancia de carrera. Él es un caballero corriendo.
-¿Por qué Villagra no pudo pegar?
-Se le
echaba para adentro; incluso su caballo terminó manco. Gracias a Dios me tocó
ganar a mí. Me dejó muy contento.
-¿Cómo fue tu año?
-Fue muy
bueno, lástima que en el Unzué se me
escapó Labrado; llegaba con los 10 puntos, pero bueno, son cosas que pasan.
Este deporte tiene revancha. He ganado muchas carreras con la gente que cree en
mí.
Así fue. Esa circunstancia empañó el cierre del año de Wilson Moreyra, pero no todo el ejercicio, que lo culmina séptimo en la estadística por sumas ganadas. Quizás, antes de brindar en Año Nuevo, recordará que sobre la despedida del Año Viejo ganó una carrera memorables.
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