A la izquierda, de camisa oscura, Gonzalo Sarno celebra el 10° pesaje de Luthier Blues (Hapsa) |
Desde que el propietario Walter Roldán lo adquirió para su stud, Kirby's, el zaino ganó 10 carreras sobre 16, incluidas dos de Grupo 1; en la última, el Clásico Irlanda (G 3), en la recta de Palermo, marcó 53.88 para el kilómetro
Seis
triunfos al hilo ahora, diez en total, incluyendo los Grupo 1 Félix de Álzaga
Unzué y Maipú, en tremendas actuaciones en las que mató los 55s como si viniera
de trote; justamente el Unzué, en diciembre, había sido su última salida por
plata. Para Luthier Blues (Le Blues), el zaino que llenó de aplausos y gritos el
atardecer de Palermo después de ganar el Clásico Irlanda (G 3-
Este
domingo 13, Brian Enrique lo trajo sin apuro en el comienzo, en una línea casi con
sus cinco rivales, pero siempre con ese poder locomotivo que sale de las patas
y se estira en las manos, como si dos zancadas suyas fueran una del resto. Así,
en
Gonzalo
Sarno, entrenador de Luthier Blues, tiene la historia del caballo metida en su
cerebro y en su corazón tan honda que no le preocupa contarla de nuevo, desde
aquel remate que hizo El Paraíso, el criador, hasta hoy, siempre en el stud
Kirby’s, de Walter Roldán. Gente de Necochea. “Lo tengo de potrillo, en Azul.
Lo domamos allá, hizo sus primeras armas ahí. Fue criado en el haras El Paraíso
y lo compró Walter Roldán en un remate Selección en Azul, y lo llevó al stud.
Gracias a Dios salió un caballo muy útil”.
Suena
sencillo, del mismo modo en que se muestra este cuidador de 28 años, que no se
cuelga medalla alguna. “Salvo el Clásico de las Estrellas Azuleñas, que ganó en
“Es un gran
momento del caballo; en esta cancha había echado 53 y monedas… [un poquito
menos que el domingo]. Estamos muy contentos por su rendimiento. Esta vez ganó
muy fácil; si bien era una carrera brava porque los caballos de La Pampa –Zamindar
Quit y Le Meridien (Le Blues)- venían de hacer un buen papel y Luthier Blues
volvía de un descanso, ganó como esperábamos”.
Sin hacer
un estruendo, la barra que acompañó a Sarno y a Walter Roldán hizo su fiesta en
el pesaje. Gente de Azul, se supone, ya acostumbrada a celebrar con el
sensacional velocista y el entrenador. “Siempre anduve con los caballos de
carreras, me crié entre las patas de los caballos. Arranqué a los 13 o 14 años
como peón con mi papá, Gustavo, y siempre trabajamos juntos”. Gonzalo abre las
primeras páginas de su historia y Luthier Blues ya se lleva el capítulo más
importante.
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