Nicolás Martín Ferro, entrenador de la defensora de Pozo de Luna, indicó que la yegua sufrió rajaduras en los cascos de las manos, con hemorragia, y reveló que Frankie Dettori la dejó ir para adelante a voluntad; no obstante, aseguró que fue "una experiencia inolvidable"
Un final espectacular, con Marche Lorraine (10) adelante (John Voorhees_eclipsesportswire) |
El relator
de la Breeders’ Cup Distaff (G 1-
Private Mission (Into Mischief), la favorita Letruska (Super Saver), As
Time Goes By (American Pharoah), Sharesthedevil (Daredevil) y Horologist
(Gemologist) se alinearon para venir en la punta en 44s97/100 los 800m y dieron
testimonio de aquella sentencia. Hacia el final de ese tramo, antes del codo que desemboca en
la recta final, se sumó al grupo Blue Stripe (Equal Stripes).
Nicolás Martín Ferro, entrenador de la yegua argentina, opinó en ese
sentido: “Creo que Blue Stripe hizo una carrera aceptable, fue protagonista.
Vino un poquito más adelante de lo que pensábamos, porque sabíamos que iba a
ser un desarrollo violento y esperábamos correr un poco más atrás, pero ella
quería ir para adelante y Frankie [Dettori] la dejó. La verdad es que en los
800 me ilusioné por un momento porque se puso ahí, a dos cuerpos, pero luego
sintió la inactivad, se cansó un poco y Dettori me dijo que no quiso cambiar de
mano”.
Hacia el final de esa curva, cuando Blue Stripe retrocedía al penúltimo
puesto del lote, el jockey ítalo-británico miró las patas de la yegua y movió
ampulosamente las riendas, desarticulándola, quizá buscando que reaccionara, y luego
cruzó el disco 7ª, mientras Marche Lorraine ganaba por el hocico ante Dunbar
Road (Quality Road), en un final que requirió de revisar el photo-finish. “Dentro
de todo quedamos conformes con la carrera de Blue Stripe. Sabíamos que teníamos
mucho en contra, los seis meses sin correr, la aclimatación, la calidad de las
rivales, el hecho de reprisar acá”, dijo Martín Ferro.
De esas cinco yeguas que le pusieron fuego al trámite, cuatro se escalonaron en los últimos puesto del chart y una, Shedaresthedevil, quedó sexta, delante de la Blue Stripe. La ganadora y sus tres escoltas inmediatos, cruzaron apretados en menos de un cuerpo y medio de la japonesa... de atropellada.
Nico Martín Ferro reveló que la defensora de Pozo de Luna había
sufrido una lesión: “Se le habían rajado los dos cascos, una cosa increíble;
tenía los dos talones internos con sangre, así que por eso creemos que la
carrera de Blue Stripe fue muy valorable, muy valiente. Quizá a otro caballo le
hubiera agarrado el galopito y hubiera entrado último, pero ella puso mucho
corazón y siempre fue para adelante. Así que creemos que el balance es bueno y
desde ya que fue una experiencia inolvidable”.
Es cierto que nadie asegurar que con otra conducción el resultado habría
sido mejor, pero hay circunstancias (el viaje, el esfuerzo no sólo económico) que
se previeron y que exigían una más profesionalismo, una dirección
perfecta desde las riendas, al margen de quién sea el caballo.
En un reportaje corto, previo, que le hizo el canal TVG, le preguntaron
a Dettori por la “misteriosa yegua argentina, hermana de Blue Prize”. La
periodista y el jinete se rieron y él respondió que sabía que era ganadora de
Grupo 1 en la Argentina y que conocía a sus propietarios, con un histrionismo
del que suele hacer gala y que no defrauda a quienes lo conocen. Es su
personalidad y los dueños y entrenadores que confían sus caballos en él lo
saben y se toma como un aporte.
Tal vez para estos casos se requiera de un jockey local antes que el astro, que, justo es decirlo, nos puso contentos con su designación, pero que con el resultado a la vista –que es como se analizan las carreras- se observa que su importancia quedó por delante de la del caballo.
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