De noche, con lluvia y pista pesada, el caballo de La Biznaga daba el primer paso para dejar atrás 18 años sin que hubiera un héroe de la serie que completan el Jockey Club y el Nacional
En su piquete, en la inmensidad de La Biznaga |
Hace un cuarto de siglo y en el siglo pasado, el turf tenía los mismos problemas que ahora. Regía la convertibilidad de
la administración peronista de Carlos Menem, que hacía que los premios de las
carreras se pensaran en dólares automáticamente y también los gastos, las
pensiones e insumos que requiere mantener un caballo de carrera. El
Pero el turf vivía en estado de gracia por Refinado Tom (Shy Tom), el caballo que iba a buscar la Triple Corona que ningún otro había conseguido desde 1978, cuando un héroe llamado Telescópico (Table Play) se la llevó en tres clásicos corridos exclusivamente en la arena de Palermo, donde luego sumaría el Carlos Pellegrini, para la cuádruple conquista. El hipódromo porteño, adjudicado a Hapsa cuatro años antes, luchaba con un panorama que no terminaba de escarpar, algo que seguramente el concesionario no esperaba y que sólo la inyección de las tragamonedas le daría el viraje hacia un negocio rentable.
Llovía el día de la Polla de Potrillos (G 1) de 1996. Refinado Tom, descripto como un patovica por su físico más del estilo de un cuarto de milla norteamericano que de un sangre pura inglés, era un potrillo que corría poco a la mañana pero mucho a la tarde, como lo dibujó Coco Bullrich, su entrenador, como para darle la razón al desinterés de los posibles compradores para llevárselo. “¿No hay interés, cuidémoslo, es muy parecido a Shy Tom”, dijo Charlie Blaquier, el dueño del haras La Biznaga. Era la primera generación del padrillo. “Me lo mandaron y me cambiaron la vida”, vuelve Coco. “Corría como una vaca” (en la cancha), recordaba Juan Ithuralde, director de la ya desaparecida cabaña de Islas. “Llegabas al stud y lo encontrabas echado, sólo levantaba la cabeza para comer un bocado que le daba su peón, Eleuterio Quintana, y se volvía a echar”. Con Bullrich, el alazán hizo un hábito de comer chocolatines blancos.
Un flojo debut (4°), triunfo en la siguiente y enseguida el primer Grupo
1, el Gran Premio Raúl y Raúl E. Chevalier, para finalmente llegar 3° en el Gran
Criterium (G 1), detrás de Malambo Dancer (Forlitano) y Missoni (Lode). “Le
habían salido granos y lo presenté igual. Fue un error”, cuenta Coco sobre el
día en que fue derrotado, en su penúltima salida antes de la Polla; la última
fue el Estrellas Juvenile (G 1-
Se corrió de noche la Polla de Potrillos de 1996, sobre pista pesada. Fue
puntero En Crédito (Escoltado), veloz, seguido de El Endiablado (Southern
Halo), con el que se repartieron el liderazgo, hasta que Valdivieso soltó
amarras y Refinado Tom los pasó de largo. Le quedaban
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