William Pereyra y Fiolo Boss dominaron el césped / Prensa Palermo |
En la jornada del doblete clásico de William Pereyra, los jinetes reclamaron por el estado de la pista de césped y pusieron een jaque a una de las dos carreras centrales de ayer, cuya largada estuvo demorada por más de media hora por un problema que lleva meses
En una jornada complicada en Palemo, por la toma de posición de los jockeys respecto de correr en la pista de césped, William Pereyra fue la figura sobresaliente con su doblete clásico. Primero, con Fiolo Boss (Holy Boss) en el Clásico República Federativa de Brasil (G 3 - 1600 m – césped), donde llevó al defensor del stud Chico Carlos, de Azul a la victoria de punta a punta, y luego, en el Clásico Ricardo P. Sauze (G 3 - 1600 m - yeguas de 4 años y más – arena), en el que Stand By Love (Fortify) ganó de atropellada.
Jony fue por dentro con Fiolo Boss, que largó del partidor 1, y se defendió en la recta, luego de buscar hacia media cancha, para controlar por dos cuerpos a Comando Secreto (War Command), que arremetió con velocidad de autobomba desde el penúltimo puesto y terminó pegado a la verja. Este pupilo de María Fernanda Álvarez no tuvo una buena largada al quedar algo apretado entre Huapango Torero (Suggestive Boy) y el propio Fiolo Boss, que a su vez tropezó al abrirse las gateras.
Antes de que sonara la campana de largada, los jockeys se habían reunido, preocupados por tener que competir en una pista imposible, tanto que esta semana la Comisión de Carreras informó que había resuelto “modificar los programas de inscripciones, trasladando a la pista de arena las carreras programadas en el césped, a excepción del Clásico República Federativa del Brasil, el Gran Premio General San Martín (G 1), del 7 de septiembre, y el Clásico Asociación Cooperativa de Criadores (L), del 21 de septiembre.
Los jinetes no querían jugarse el pellejo más de lo que habitualmente lo hacen ya y no esperar para que el hipódromo de Palermo le pusiera un paréntesis al pasto pero guardándose ciertas carreras que le interesaban, como les interesó siempre que debieron trasladar carreras a la arena en el pasado y no lo hicieron por ceder a la voluntad de propietarios desaprensivos o a su propia omnipotencia, sin proteger la pista verde, como se hace en el mundo.
Por más de media hora, el clásico Brasil estuvo al borde de no correrse, postergado por la reunión de los jockeys, que finalmente optaron por aceptar la medida de Palermo. Varios entrenadores cuestionaron a los pilotos en la redonda cuando salieron a montar, por no haber adoptado esa posición el martes último, cuando se conocieron las anotaciones, pero tampoco accionaron cuando se conoció el comunicado del hipódromo, ese mismo martes 6.
Basta con subir unos escalones las tribunas para observar los surcos perpendiculares que cruzan el césped como si fuera un campo sembrado. El problema de los coipos o nutrias que habitan allí y depredan el terreno tampoco pudo ser resuelto por años.
El uso del trazado de pasto en invierno es algo que se evita en Europa, donde esa superficie es casi única en los hipódromos centrales. Cuando se construyó el hipódromo de San Isidro en 1935 y hasta la década de 1970, sus temporadas de carreras se remitían a la primavera y el verano, entonces se evitaban los meses más perjudiciales para l piso verde, aún cuando por entonces su óvalo auxiliar también era de césped.
Los cambios de paradigma en el turf y la competencia entre hipódromos que antes se complementaban, (algo vital en una actividad que comparte su parque caballar entre dos escenarios), llevaron a San Isidro a cambiar de césped a arena su pista auxiliar hace más de veinte años (una pista de calidad, según los profesionales), y a Palermo a convertir su propia pista secundaria a césped, con el inevitable desgaste de la principal de arena, que quedó sola incluso para los ejercicios matutinos.
Está claro que el problema, ayer, no fueron los jockeys.
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