martes, 18 de octubre de 2022

Tres amigos con pasión por sus caballos se encontraron casi por azar con Labrado en una venta y el potrillo está haciendo historia

 

Los propietarios del invicto que lleva a Wilson Moreyra en las riendas van por su segundo título de Mejor Velocista luego del que consiguieron en 2019 con Springdom, otro prodigio criado en el haras El Paraíso



El dueño de la recta, el que está destronando al gigante Luthier Blues / Gza. Gustavo Duprat


El triunfo de Labrado en el Gran Premio Suipacha (G 1-1000 m) abrió enormes signos de admiración hacia un caballo de 3 años que pisaba por primera vez el césped –blando, no húmedo como parecía ante la lluvia persistente del sábado-, que se mantiene invicto ahora en cuatro actuaciones y sobre todo que volvió a vencer a Luthier Blues, el gran héroe de la recta de los últimos dos años, elegido Mejor Velocista de 2021.

Ambos hijos de Le Blues, nacidos en el haras El Paraíso, lograron rivalizar nada menos que con el Jockey Club (G 1) en la expectativa de una tarde excepcional en San Isidro. Labrado está 2-0 en el duelo con el consagrado, que esta vez ni siquiera pudo escoltarlo y debió conformarse con una 3ª colocación que sabe a muy poco, porque Rudy Trigger (Cosmic Trigger) se metió en el medio en la definición y entró a un cuerpo y medio del ganador. Lo que no varió en este cambio de manos de la corona de la velocidad es que los festejos siguen siendo multitudinarios y expansivos. Lo fue con los allegados al stud Kirby’s, de Azul, y lo es con los de Don Ariel, de Córdoba.

“Soy de Rosales, un pueblo del sur de Córdoba, de 500 habitantes, a 20 km de Laboulaye, por la Ruta 7. Mis socios son Fredy Vittorelli y Cristian Slovoyañoch, los dos de Laboulaye”, hace la presentación Ariel Panichelli (foto), a quien esta vez le tocó “vestir” a Labrado con su chaquetilla en la rotación entre sus amigos. “Lo compramos en un remate de El Paraíso en el que en realidad queríamos comprar otro potrillo, pero se fueron muy altas las posturas, entonces como premio consuelo Fredy dijo ‘con la plata que queríamos gastar conseguimos este’. Y salió el crack que estamos viendo”.

Los amigos tienen catorce caballos en training en tres studs, Don Ariel, que es el de Panicheli; Fredi, el de Vitorelli, para el que corría Springdom (Sebi Halo, Mejor Velocista 2019) y ahora Sutileza Halo, y Don Emilio, que es el de Cristian. “Entonces nuestros caballos los podés ver con cualquiera de los tres colores”, explica Ariel. Uno pregunta si Labrado no es de esos caballos que fundan caballerizas, que dibujan chaquetillas. “Estamos pensando en que podríamos tener un stud nuestro, de los tres” y sin solución de continuidad comienza a reconocer a los que ponen hombro, como Don Luis Bonetto y su equipo. “Es el cuidador número uno de la historia para mí”.

También Sergio Carezzana, en Río Cuarto, es un entrenador al que le confían ejemplares los cordobeses. “Con él tenemos a Standout (Sebi Halo) que viene de ganar 1600 en Palermo y perdió el Clásico San Jerónimo al hocico ante otro caballo de  Carezzana”, cuenta Panichelli, y completa: “Tenemos caballos con dos de los mejores entrenadores del Interior, Bonetto más para la corta y Sergio más en la distancia”.

Los propietarios de Labrado encontraron en el haras El Paraíso un trato que excede el de un buen productor de caballos de carrera hacia sus clientes. Lo recalca Panichelli: “Le debemos mucho de lo que tenemos a Patricio Duggan [encargado de la cabaña de Victoria y Pablo Duggan]; nos orienta indicándonos cuál potrillo puede ir con Bonetto y cuál con Carezzana y hasta ahora no le viene errando. Cuando compramos a Standout (Sebi Halo) nos anticipó que sería para la larga y está corriendo 2000 metros”.

Hoy, el gran caballo de estos felices cordobeses es Labrado, el velocista notable del que se hicieron dueños un poco por azar o quizá por uno de esos avatares que se les presentan a los propietarios en una venta, y del que resulta un fenómeno capaz de destronar al mejor.













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