John Stars/Daily Herald |
El histórico hipódromo de Chicago, donde se corrió el primer clásico de 1 millón de dólares en los Estados Unidos, es manejado por Churchill Downs Inc., que pretende vender el predio de 193 ha y accedería a la oferta de los Bears, la franquicia de la NFL
Hace un mes, cuando finalizaba julio, se tuvo la primera certeza de que la cosa iba en serio. En esos días, la Illinois Racing Board impone el límite para que los hipódromos del Estado definan las fechas que pretenden ocupar en la siguiente temporada. El plazo se cumplió y Arlington Park, el histórico hipódromo cercano a Chicago (93 años de fundado), no renovó su pedido de licencia para hacer carreras en 2022, lo que vino a confirmar una posibilidad que pende desde hace por lo menos dos años: el año que viene no habrá carreras allí. El 25 de septiembre se hará la última reunión en el Arlington International Racecourse.
“El hipódromo está en desventaja económica dentro de un mercado
hipersensible”, justificó Tony Petrillo, presidente del escenario que pertenece
a Churchill Downs Inc., la firma que maneja otro hipódromo emblemático de los
Estados Unidos, donde se corre en Kentucky Derby. Según el ejecutivo, la
empresa está estudiando construir otro hipódromo en algún lugar de Illinois que
no precisó. “No ha habido una decisión de abandonar las carreras”, abundó.
Sin embargo, no fue tan así lo que comentó el CEO de Churchill Downs,
Bill Carstanjen, que sugirió que hay “proyectos más elevados y mejores
propósitos” para el predio de
Los profesionales radicados en Arlington denunciaron un sabotaje de la
compañía en el sentido de aceptar otras modalidades de apuestas y juegos, y
calificaron el accionar de Churchill Downs como de mala fe. “Es una desilusión,
pero no una sorpresa”, afirmaron. Se referían a que la chance de operar como un
“racino”, el modo de unir carreras con casino (tragamonedas, cartas y ruleta)
fue desestimado por el conglomerado con sede en Kentucky, que a su vez dirige
un establecimiento ubicado a 25 minutos por auto desde el hipódromo, Rivers
Casino, con el cual, según la asociación de entrenadores y jinetes, los
propietarios no quieren competir porque se trata del más lucrativo complejo de
juegos y entretenimiento de Illinois. En 1998 y 1999 Arlington no organizó
carreras ante la negativa de los legisladores del Estado de darle ventajas a
los hipódromos frente a la competencia de los nuevos casinos flotantes.
Debe señalarse que en el Estado de Kentucky, el hipódromo de Churchill
Downs trabajó desde hace años haciendo lobby en el Parlamento local para que se
autorizara el funcionamiento de tragamonedas en el hipódromo. La actividad está
prohibida en el Bluegrass State, por lo que los apostadores sólo cruzaban el
río Ohio para jugar en los casinos flotantes de la otra margen, lo que se
consideraba una competencia desleal con los hipódromos.
La esperanza del turf y de los 300 empleados que perderán su trabajo en
Arlington Park –según calculó el Daily
Herald-, está en que existe la oferta de un grupo liderado por un ex presidente
de Arlington, Roy Arnold, junto con una firma de desarrollos inmobiliarios de
Chicago, que es respaldada por propietarios y entrenadores de caballos de
carrera, e incluye un estadio para hockey sobre hielo, viviendas y una zona de
entretenimientos, al lado del hipódromo. De todas maneras, en caso de que esta
propuesta fuera aceptada, Arlington no podrá hacer carreras en la temporada
próxima, dado que no formuló el pedido de fechas ante las autoridades de
Illinois.
Hawthorne Racecourse y Fairmount Park son los hipódromos que le quedan a
la industria en este Estado de diez que había en la década de 1940. El alcalde
Tom Hayes lamentó “el impacto que tendrá en nuestra comunidad” el cierre, pero
dijo que quizá las carreras se reanuden en 2023. Ya se sabe, por experiencia
propia en la Argentina, que si los Estados no ayudan facilitando las leyes y
los mecanismos para generar apuestas allí donde se reconoce la importancia de
la actividad como fuente de trabajo, el resultado es un incontenible declive. En los últimos años hipódromos como Hollywood Park y, más atrás en el tiempo, Hialeah, dejaron de tener carreras. En el caso del primero, su vecino, el Forum de Inglewood, donde jugaban de locales Los Ángeles Lakers, fue reemplazado por el Staples Center, en el centro de la ciudad, lo que marca una tendencia, un lujo que puede darse el deporte de los Estados Unidos.
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