sábado, 10 de julio de 2021

Iron Rob, el caballo de acero que le hace honor a su nombre con el enorme respaldo de Twirling Candy y Candy Ride


Iron Rob empezó a correr en 2015, cambió de dueños y de entrenador varias veces y no baja la guardia en el año en que su padre dio al ganador del Preakness

El Kretz Racing, del matrimonio Juliana & Rustin Kretz, fue el primer propietario de Iron Rob (Twirling Candy), un caballo que va por su séptima temporada en los hipódromos. Y contando. Rustin es el fundador y CEO de Scorpion Deisgn, una firma que se dedica al diseño en Internet, de Valencia, California. Muchos de sus 61 empleados allí siguen a sus caballos sólo con levantar la vista en sus escritorios. “Instalamos televisores en toda la oficina y cada vez que uno de nuestros caballos corre, todos paran y observan la carrera. Es fascinante”, cuenta Rustin, que empezó a sentir que lo atravesaba una corriente de emociones desconocida, a la salida del hipódromo de Churchill Downs, luego se asistir al Kentucky Derby de 2010. “Tengo que comprar un caballo”, le dijo a su esposa, en el camino de regreso a California y con el corazón palpitando fuerte por el espectáculo que habían visto y el triunfo de Super Saver. (Un primer acercamiento de esta historia con la Argentina, inevitable: este hijo de Maria’s Mon hoy es padrillo en el haras Firmamento).

Luego, los Kretz buscaron entrenador por Internet (cómo, si no) y dieron con una entrenadora, Kristin Mulhall, aquella ex campeona olímpica en salto que debió dejar ese deporte tras fracturarse un brazo en una caída e hija del renombrado Richard Mulhall. Ella preparó al argentino Romp (Incurable Optimist) para el Breeders’ Cup Marathon de 2010, en Churchill Downs, sin fortuna.

Los Kretz ganaron pronto, la caballeriza creció y entre sus adquisiciones estuvo Iron Rob (nacido en 2013, su madre es Cold Blooded, por Tiger Ridge), que costó 90.000 dólares en las ventas de productos en training de Ocala, en 2015. Su padre, Twirling Candy, que en las pistas ganó el Malibu Stakes (G 1), el Del Mar Derby (G 2) y el Strub Stakes (G 2), integrante de la segunda generación del gran Candy Ride, ofrecía en 2013, a su vez, su primera camada de productos e Iron Rob no pudo ser mejor bautizado: su nombre en inglés responde al apodo que el actor Robert Downey Jr se ganó después de darle forma a Iron Man en la extensa saga de películas de los Avengers y en las pistas le hace honor compitiendo sin pausa desde su debut en julio de 2015, en Del Mar, cuando terminó 4°, dirigido por Joe Talamo y entrenado por George Papaprodromou.

Desde allí, cambios de propiedad y de cuidadores de por medio, Iron Rob corrió otras 60 veces sin fallar un año y sumó 13 victorias, las más destacadas en el San Pedro Stakes (L-1200 m-foto), y en el Baffle Stakes (Black Type de 1300 m) para el Kretz Racing aún, ambas en Santa Anita. La última, hace tres días, un 4° puesto en Emerald Downs, el hipódromo del estado de Washington donde diez días antes alcanzó su última victoria, siempre en la categoría de reclamos, y volvió a cambiar de manos, ahora por 3500 dólares.

   Quién sabe qué llevó a un tal John E. Parker a comprar un caballo de 8 años, castrado, y llevarlo al stud de Candice S. Cryderman. Sí se puede intuir: seguramente sabe que tendrá para divertirse, que el longevo hijo de un padrillo que guarda vestigios de genes argentinos puede darle más carreras, como acaba de ocurrir. Un caballo de acero, hermano paterno de Rombauer (Twirling Candy), el último ganador del Preakness Stakes (G 1) y otro eslabón gigante en la larga estirpe de Candy Ride. 

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