Nicolás Martín Ferro le impuso una prueba difícil a Argomasa, que respondió con calidad en el Clásico Sierra Balcarce

 

 

La yegua de Tres P. ganó su primera carrera de alto nivel en su estreno en Palermo y sobre 2200 metros de césped, una exigencia que superó con un destacable cambio de velocidad

  

El intento era desafiante para Argomasa. Un escenario distinto la esperaba; ese trazado intrincado en el césped del hipódromo Argentino, que nunca la había recibido, y el corto lapso que la separó de su anterior actuación. Y lo resolvió muy bien, sin resignar sus hábitos atropelladora ante las novedades, con su demoledor avance desde el fondo –venía penúltima al pasar por primera vez por el disco- y una aproximación progresiva.

Kevin Banegas, sereno, le soltó amarras oportunamente a la yegua criada en La Pasión, en una carrera que planteaba dos curvas, lo que es poco común para nuestros caballos, y dejó los palos en la recta final, para atropellar a media cancha sobre el lote que encabezaban Kalansara (Fortify), Maximiana (Treasure Beach) y Titmus (Cima de Triomphe), que le cerraban el camino por dentro a la hija de Lucullan.          

Un par de fustazos le bastaron a Banegas para consolidar el dominio de Argomasa, que superó por dos cuerpos y cuarto a Maximiana. Luego, Nico Martín Ferro describió: “Es una yegua muy pareja, rendidora, siempre corre bien, viene evolucionando, ha agarrado muy bien la tendida, estoy muy contento”.

-¿Había corrido en la punta alguna vez?

-No, siempre la corrimos tranquila. Tiene una muy linda partida, corta, un pedacito que se lo permite el hecho de ser muy mansa. Le gusta correr “escondidita” y tiene una explosión de 300 o 350 metros. Kevin la ha entendido de maravilla desde que la corre.

-¿Qué sigue ahora? Ya ganó un clásico.

­-Venía de correr muy bien hace 14 días un clásico en San Isidro [tercera de Romana Craf en el Espirita {L}] y me animé con esta carrera, que a lo mejor estaba muy encima; ella no había corrido nunca en Palermo y agarró bárbaro la cancha.  Si apuntamos más adelante, el objetivo sería la Copa de Plata (G 1); por ahora, seguramente le daré un descanso de 45 días, para que vuelva a fines de septiembre u octubre.

La jugada salió bien. “Siempre es un riesgo correr con dos semanas de diferencia en 2200 metros, en un pista brava, que no conocía, pero la yegua me había demostrado en la semana que estaba muy bien, relajada, y con la forma de correr que tiene me dio confianza. Kevin le dio sólo un chirlo en los 200 para dominar –destaca Martín Ferro-; ganó bien. Te da todo sin que se lo pidas, ella misma mete los cambios. Lo que no hay que hacer es apurarse y en eso Kevin es ideal. Hace más de un año que trabajamos juntos”,  cerró el cuidador, con la referencia a un binomio ya afirmado.