martes, 30 de noviembre de 2021

Juan Saldivia: “Amiguito Lunático es de esos caballos que van agarrando confianza y después tienen vergüenza de perder”.

 

Juan Carlos Noriega no exigió a Amiguito Lunático en los 100 finales (Hapsa)


El defensor de Haras y Stud Don Nico exhibió su madurez para manejar fuerzas en el desarrollo del Handicap Sideral, donde sumó la cuarta victoria en ocho actuaciones este año


 

A los 4 años, Amiguito Lunático (Todo Un Amiguito) parece ganar como quiere. Maduro, profesional, ahora se quedó con el Handicap Sideral (1400 m), en la arena de Palermo. Cinco triunfos sobre diez actuaciones. Juan Carlos Noriega lo conoce muy bien; lo ubicó en persecución del puntero Confused (Greenspring) y lo colocó a su derecha al ingresar en la recta, sin dejar escapar a un rival que imprimía buen ritmo a la carrera (46s17 los 800), y pasó al frente a por los 400. En los 100 finales, el jockey no exigió a Amiguito Lunático, mientras The Richmond (Horse Greeley) y Master Mayo (Master of Hounds) atropellaban fuerte, con sus jinetes al máximo, pero sin poner en peligro al ganador, que estableció un cuerpo de ventaja en el disco. Juan Saldivia es el entrenador del caballo que defiende los colores de Haras y Stud Don Nico.  

“Le encontramos un poquito la vuelta; a la mañana demostraba mucho y a la tarde no tanto, así que cambiamos los roles. Le exigimos menos a la mañana y empezó a rendir un poco más a la tarde, y está rindiendo”, comentó sobre el buen momento del hijo de la yegua Lunaria Seattle (Seattle Fitz). “A los caballos hay que saber interpretarlos y Roberto (Pellegatta) siempre me inculca eso, saber lo que quiere haciendo prueba y error. Cuando las cosas salen bien hay que entenderlas y aplicarlas”.

Ya se sabe. Pellegatta es el jefe de equipo, pero más importante aún, es un maestro para Saldivia y para todos los entrenadores que pasaron por su stud.

-Amiguito Lunático dominó bien; parecía que no lo iban a alcanzar más.

-Es un caballo con buena velocidad inicial pero que no te ayuda mucho con la suelta, es medio lento, aunque enseguida se pone; la vez pasada le dábamos 3 kg de ventaja al tordillo [Confused, esta vez a kilos iguales, 57] y ahora lo marcamos de cerca y un poco mermó, se venían los otros en el final, pero es lógico porque el esfuerzo lo había hecho ya en el codo.

-Este es el tiro de él ¿verdad?

-Creo que sí, a los 1600 no le tengo miedo y a lo mejor vendría más cómodo de abajo, pero me parece que los 1400 y arena son los que mejor le quedan. Es un caballo muy sano, muy mantenido, que te ayuda bastante, así que por ahora no me animo a decir que irá a un clásico de Grupo, pero nos vamos a seguir divirtiendo en estos handicaps y clásicos listados donde va a hacer buen papel.

La conclusión, para Juan, es clara: “Son caballos que van agarrando confianza y después tienen vergüenza de perder, ponen todo para ganar”.
















lunes, 29 de noviembre de 2021

Miguel Cafere sabe de fondistas y con Galán Galés, en el Clásico Mineral, ofreció otra demostración

(Hapsa)


El entrenador, que tiene la escuela de los Etchechoury y de Guillermo Frankel Santillán, tuvo a su cargo a Calidoscopio antes de su triunfo en la Breeders' Cup, por caso, y ahora el stud Mamina aprovecha su experiencia


Miguel Cafere sabe de caballos de carrera. Uno pudo tomar nota hace muchos años, más de veinte, cuando tenía una parte en alguna propiedad bien repartida, con uno de esos sangre pura a los que no se les encontraba la vuelta y él, en el vareo, arriesgó una opinión que con el tiempo le dio la razón. Una palabra que nunca debe subestimarse por venir de un jockey. Y se comprobó más tarde, a miles de kilómetros de aquí, cuando formó parte del equipo que estuvo día y noche con Calidoscopio (Luhuk), como cabeza de una “trifecta” que completaban Mario Londaitz como galopador y Andrés Torres como peón. Ya se sabe, ese caballo increíble luego ganó la Breeders’ Cup Marathon (G 2), en Santa Anita, y el trío, al mando de Guillermo Frenkel Santillán y Mike Puype –puso su organización y su stud a disposición- se radicó dos meses en California para que Calidoscopio se aclimatara.

Por eso debe ser difícil discutirle la preparación o la estrategia a aplicar en un fondista. Menos cuando puede subirse y tener la sensación de primera mano. Hace un año, Miguel firmó un contrato con el stud Mamina, al que le entrena unos 60 ejemplares. Entre ellos, Galán Galés (Expressive Halo), ganador del Clásico Mineral (L-2500 m), de 5 años, que logró la más importante de sus cinco victorias, esta vez en Palermo.

Dio la impresión de que Galán Galés llegó al disco a tiempo, porque luego de mantener un match algo light con el puntero Remen (Galicado) hasta las puertas de la recta final, dominó y sacó más de dos cuerpos de ventaja, pero su rival tuvo una reacción y se acercó hasta un largo y medio en el disco, para sostener la segunda posición ante Don Centurión (Cityscape). Minutos después, el entrenador se prestó al diálogo.

-Se aguantó al final. ¿Pensaste que estaba definida un rato antes?

-Lo que pasa es que el caballo se para cuando se siente solo, ya nos pasó. (Juan Cruz) Villagra dice que parece que tiene más pero cuando lo pone queda ahí, como le pasó antes [por caso, perdió por media cabeza en el Clásico Calidoscopio –justamente-]. Estamos conformes. Lo que lo favorece es la distancia. A fines de diciembre tiene otro clásico de Grupo 3 –el Ayacucho- que antes era de Grupo 2, y es en el mismo tiro que ahora.

-Es un buen momento del stud Mamina. Es el único para el que trabajás ¿no?

-Sí. Carlos Domingo les cuida en La Plata y la verdad es que nosotros no tenemos tantos boxes, por eso le mandamos a Martín Garrido. Ahora tengo 60 caballos.

Las cuestiones de fondo no son un secreto para Miguel Cafere, que acredita una foja para respetar en el asunto.









domingo, 28 de noviembre de 2021

Jazz Bass: los kilos "injustos", el triunfo apretado y el acierto del handicapper de Palermo

Con el N° 2, la ganadora, que tapó en el disco a Sinsa Dong, con Gamble Rules 3a (Hapsa)


En principio no muy de acuerdo con el peso que le asignaron a su yegua en el Handicap Marina Lezcano, al final el criador y propietario Endrigo Gennoni celebró una ajustada victoria



Desde la atalaya de los jueces, en Palermo, el handicapper Pablo Sanromá decía que estaban bien los kilos, cuando Endrigo Gennoni llegaba a la premiación del Handicap Marina Lezcano (2000 m), que se corrió en la pista de arena. Y el criador y propietario de Jazz Bass (Portal del Alto), la ganadora, le devolvía, sonriendo, no sé, no sé. Seguramente hubo opiniones encontradas antes.

“Para mí iba pesada –explica el titular de la caballeriza El Wing-; por ahí esto le da la razón al handicapper, pero iba pesada. Cuando corrimos en contra de Gamble Rules (Roman Ruler) y le ganamos por un cuerpo y medio, ella nos daba dos kilos y medio, y la de Abolengo es una yegua clásica, con otro roce. Tenía que haber ido por lo menos a kilos iguales. La mía ganó la última en el césped y la anteúltima, en la categoría, había corrido mal. Pero bueno, después de todo ganó”.

Valía el contrapunto después de que la bandera verde fuera arriada y se proclamara la victoria de Jazz Bass, con 59 kg, por el hocico ante Sinsa Dong (Sebi Halo, 55,5 kg), con Gamble Rules (56,5) tercera, a un cuerpo. Llevada entre las últimas por Francisco Fernandes Gonçalves, la nieta de Deputy Commander entró en la recta abierta y le llevó un buen trecho arrancar, cuando ya Gambles Rules y Sinsa Dong dominaban. Así como a Juan Carlos Noriega se le puso difícil el primer codo y tuvo que levantar a Gamble Rules (“Me dejaron sin lugar”, contó luego el jockey, algo contrariado), al jinete brasileño se le dificultó superar a Guicciardini (Galicado) en el derecho, pero cuando lo logró atropelló fuerte y tapó en el disco.

Sigue Gennoni: “Ella ganó tres comunes, después corrió bien en varios clásicos -4ª en los Grupo 2 Ignacio e Ignacio F.  Correas y Partícula-, por eso la idea era correr la Copa de Plata, pero bajé un poco a la tierra, a correr carreras ganables. Para los clásicos hay tiempo”. Pablo Sahagian, el entrenador de la yegua, ausente ahora, recién llegado de viaje por Kentucky y reemplazado por su hijo -también Pablo- seguramente estará de acuerdo. 

Ahora, Jazz Bass suma dos triunfos al hilo y ya dio su criador pautas sobre el futuro: “Corre en todos lados, en el pasto de Palermo, en el de San Isidro, y en la arena; es una yegua macanuda”. Tres de las cuatro conquistas de la zaina las alcanzó con un mismo jinete: “Gonçalves la corrió varias veces. Está pasando un momento extraordinario. Ahora basta de handicaps, vamos a los clásicos”, aseguró Endrigo.










martes, 23 de noviembre de 2021

El estreno clásico de Orpen Moon fue con triunfo, en el momento justo de su evolución y con el jockey más inspirado

 

Por los palos, Orpen Moon (4) le saca el pescuezo a Tit Ruler (Hapsa)

Una yegua en plena evolución, que tiene su debut clásico con el mejor jockey del momento y disfruta de un desarrollo casi ideal, lo tiene todo para ganar. Y ante rivales de mayor experiencia, aprovechar cada circunstancia minimiza el hecho de que gane sólo por el pescuezo. Esa yegua es Orpen Moon (Orpen), que a los 4 años superó por ese margen a Tit Ruler (Roman Ruler) en el Clásico Carlos Tomkinson (G 2-1600 m), en la arena de Palermo, con detalles en el desarrollo que merecen observarse.

Ubicada en el medio del lote por Francisco Fernandes Gonçalves, la defensora de Santa Inés miraba con un ojo a la puntera Embriagame (Fragotero), con Tit Ruler cerca mientras la favorita Siempre en mi Mente (Equal Stripes) quedaba última, sin mayor conexión con las que estaban adelante. En la recta, abierta, pasó al frente Tit Ruler y Orpen Moon empezó a mejorar con el empuje de su jinete. Y cuando parecía que la de Orilla del Monte se quedaba con la victoria, a media cancha ya, Orpen Moon siguió y la quebró sobre la meta.

Cuatro triunfos en nueve actuaciones, los tres últimos consecutivos, son la muestra de que la nieta de Southern Halo está en su punto justo de maduración. Y sana. La describe Sandro Miserocchi, su criador y propietario: “Es una familia con origen en La Quebrada. La madre es una Southern Halo que compré en un remate justamente de La Quebrada y hasta ahora había dado ganadores; a esta yegua la teníamos en muy buen concepto”. El criador de Invasor tiene un contacto fuerte con el gran semental. “Cuando se lo trajo al padrillo de Japón yo tuve acciones”, recuerda. “Las yeguas que dio Southern Halo son joyitas puras. Y ahora están las hijas de Orpen. Orpen Moon es hija de Orpen en madre Southern Halo. Son muy importantes para la formación del plantel.

-¿Y el jockey?

-(Sonríe) Se nos dio esta vez el poder darle la monta a él por el compromiso de Eduardo Ortega Pavón con la yegua de Pozo de Luna (Siempre en Mi Mente). Por suerte quedó libre Gonçalves, que aparte de ser un fenómeno anda de racha.

-¿Orpen Moon pegó un salto?

-En los últimos cuatro meses fue paulatinamente levantando. Es una yegua que siempre anduvo bien, pero que tuvo sus cositas, y ahora se ha estabilizado en la parte física. Fue su primera carrera en la milla. Esperamos tener otra oportunidad en esta distancia. Encima es una muy linda yegua, así que confiamos en que nos dé un punto más como madre.

Nunca deja de pensar en la producción Sandro Miserocchi. “Seguimos teniendo parte en varios padrillos y servicios de padrillos nuevos pero probados. Y en este sentido estamos probando a Hi Happy (Pure Prize), al que le estamos dando un apoyo más importante. Su primera generación nació el año pasado y se van a vender en la próxima temporada. Está dando muy lindo y muy correcto, lo cual tratándose de un hijo de Pure Prize era una duda. Y Santa Inés tiene acciones de Equal Stripes, que sigue preñando muy bien”.

Un repaso minucioso de San Inés, que siempre está en la palestra, pero que con victorias como la de Orpen Moon genera un buen recordatorio.














Murió el relator único, la voz inconfundible que cambió la forma de transmitir sin gritos, el periodista que supo reconvertirse



Osvaldo Martínez tenía 73 años y hasta los que no escucharon sus narraciones en el hipódromo, pero sí en videos y grabaciones, lo recordarán como un emblema de las carreras de caballos



Cuando me enojé por algo que hizo y se lo dije, él se lo tomó tan a pecho que dejamos de hablarnos por años. Hasta que compartimos un viaje y él, ya en el asiento del avión, me miró desde que me asomé en el pasillo con cara de “dejémonos de joder”. Y lo saludé. Empezar a escribir con ese episodio de hace más de quince años es mostrar que todo lo inflexible que parecía aflojaba cuando lo sentía; en este caso supimos ambos que ocurrió más tardíamente que lo que ameritaba el entredicho.   

Era la voz de las carreras cuando no había Internet, sólo televisión por cinco canales de aire; ni nada fuera del papel y los medios audiovisuales; fue el relator de la reapertura del hipódromo de San Isidro el 8 de diciembre de 1979 con sus exactas, trifectas e imperfectas. Y escribía en la Revista Palermo, donde llegó a estar a cargo de la Azul. Después creó Campana de Largada, cuando se reconvirtió, invirtió en una cámara fotográfica y aprendió sobre un costado que nunca había frecuentado. También hacía bajo ese título unos imprescindibles resúmenes de cada reunión del Norte, en el sitio web del hipódromo, la vía para tener el video de cada carrera… con su voz.

En el medio y hasta el final, la radio: Continental, Rivadavia, los flashes de los resultados, y el programa de cable en VCC (Video Cable Comunicación). Lo último, compartido con su página, fueron sus espacios en Del Plata. No podía haber una voz más a tono con el turf que la suya, que de tanto decirle “Teacher” a casi todos se le quedó pegado el apodo a él. Y ya se sabe que la relación con los maestros puede ser de amor y bronca.

El tipo duro, con sus cuestiones que lo ponían de mal talante, emocionó a todo un hipódromo cuando fue a relatar una carrera de Mat Boy en los Estados Unidos, enviado por el Jockey Club. En aquellos días de los 80, cuando 25.000 aficionados colmaban las tribunas en reuniones “normales”, el inmenso narrador se juntaba con el inmenso crack, para lo cual no necesitaba desgañitarse ni apelar a golpes de efecto para darle su toque a cada carrera.

Ese severo observador llegó a dedicarle un buen espacio en la Revista Palermo a la sección Carreras de La Nación, que había recibido una distinción Carlos Pellegrini. La forma en que escribió sobre los “bepis” –el lunfardo de pibes, para los chicos- de los 90 sólo denotaba cariño.  

A los 73 años murió Osvaldo Martínez,. El Teacher. Una pena grande y un arduo trabajo el acostumbrarse a no oírlo, donde sea, pero en especial en el palco de Prensa. Que descanse en paz.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Zuran Zuran y Miriñaque conmovieron el Dardo Rocha, en la tarde en que Francisco Leandro Gonçalves se graduó de jockey para la historia

 

Duelo de tordillos: a la izquierda, Zuran Zuran; a la derecha, Miriñaque


En el día en que Francisco Fernandes Gonçalves les robó el cartel a todos, incluso a los caballos gigantes que hicieron espectacular la jornada del 19 de noviembre en el hipódromo de La Plata, Zuran Zuran (Remote) se quedó con el Gran Premio Dardo Rocha (G 1-2400 m) con una atropellada increíble llevado por un jockey increíble. El brasileño ganó los tres clásicos emblema del Bosque, que celebran el día de la ciudad como ninguna otra actividad de la provincia lo hace. El líder de la estadística, que no falta nunca a la cancha ni a las carreras, ya se había alzado con el Clásico Ciudad de La Plata (G 2-1200 m), con Rudy Trigger (Cosmic Trigger) y con el Gran Premio Joaquín V. González (G 1-1600 m), con Don Empeño (Exchange Rate) cuando todos se preguntaron ¿y si gana también el Dardo Rocha? Porque la verdad es que Zuran Zuran pintaba para ser el enemigo de Miriñaque en la pizarra, o sea que tenía la chance al alcance de la mano.

Al día siguiente del anterior triunfo del defensor del stud Anaxor en el Clásico Stud Book Argentino (L-2200 m) platense, uno se encontró en Palermo con Eduardo Tadei y le transmitió la notable imagen que le había mostrado esa gran actuación del tordillo –se impuso por cuatro cuerpos a Wonderful Key-; el entrenador resumió su respuesta en cuatro palabras: Ahora, al Dardo Rocha. Zuran Zuran había debutado con victoria en Palermo, en enero, y tras su única caída en los 1600 m allí, en su segunda actuación, viajó cuatro veces a La Plata. Ayer fue la quinta. Todas terminaron en triunfo. Y con exigencias in crescendo.

Los avatares de los jockeys –de la vida- pegan a veces en contra, y son muy crueles, y a veces en favor. Kevin Banegas, el jockey de Zuran Zuran en aquel estreno triunfal y en las tres conquistas siguientes al viajar a La Plata (en su única derrota, en Palermo, lo condujo Edwin Talaverano) sufrió la fractura de un fémur en una rodada en el hipódromo porteño y Gonçalves lo reemplazó en el clásico listado. Ahora también él esta invicto con el héroe de los eucaliptos y revirtió la adversidad de quedarse sin Miriñaque (Hurricane Cat), por decisión de sus responsables tras el Latinoamericano, para volverla satisfacción gigante, en el Dardo Rocha. Con todo, la muestra de que esa determinación fue más que nada técnica, está en que Leandro fue la monta de Rudy Trigger en el clásico de la corta, al que prepara María Cristina Muñoz, igual que al tordillo.

La sonrisa de Leandrinho estaba pegada desde que cruzó el disco, como siempre. Obligado a correr no más cerca de la mitad del lote por largar en la puerta más externa y con dos codos para negociar, su caballo pareció tener una atropellada tardía. Pero no tanto. Cuando arrancó a media cancha daba toda la impresión de que no llegaría. Por la  distancia y porque adelante ya estaba Miriñaque, un coloso, un caballo descomunal. Gustavo Calvente le pidió lo último al león de Parque Patricios, el cuerpo doblado hacia la cruz de su montado, rozando el pescuezo. Gonçalves era el demonio en la montura de al lado. Casi no hubo tiempo de que se juntaran. Zuran Zuran pasó de largo y ganó sin luz, por tres cuartos de cuerpo, en 2m29s57/100.

Luego del paseo triunfal con el palafrenero por cada tribuna y sin dejar de sonreír, dijo Gonçalves: “Fue una carrera muy disputada, le ganó a un gran caballo como Miriñaque. Se puso muy bravo por los 400. Lalo (Tadei) es un gran entrenador. Me siento un privilegiado por haber ganado los tres clásicos de hoy. Agradezco a la gente, el triunfo es de ustedes también”, declaró ante Daniel Sinegub, de la TV del hipódromo. En esos 400 que menciona, fue donde Zuran Zuran no aceleraba, luego de seguir los pasos de Miriñaque, que empezaba a alejarse.

Hubo otras muy buenas actuaciones: Emprestado (Catcher in the Rye) fue el puntero hasta la recta, a la que entró casi a media cancha y cedió mucho terreno, pero reaccionó y terminó cuarto; Lord of Lords (Master of Hounds), tercero, estuvo siempre cerca, Juan Villagra no lo dejó perder un centímetro y entró en la recta por los palos y asomó en la punta, hasta que aparecieron Miriñaque y Zuran Zuran, y Wonderful Key (Key Deputy), empujó los parciales desde la suelta y finalizó quinto.

Como si lo imitara al jinete –o a lo mejor se contagió- Tadei sonreía, sin sacar su brazo derecho de los hombros de Leandrinho, al que le dio un beso fuerte, como para que le doliera la mejilla. Lalo también fue jockey, empezó en La Plata su etapa de entrenador y quizá esto de traerle al hipódromo de la ciudad que cumplió años un gran caballo fue más que buscarle el mejor rumbo. Quién sabe si no es un regalo y un agradecimiento.













miércoles, 17 de noviembre de 2021

Roberto Soskin, dueño de Irwin: "Pellegatta es un virtuoso y yo no debo juzgarlo, sólo que me gusta ser un propietario presente"

 

Francisco Leandro Goncalves volvió a la montura de Irwin para ganar

Tras el primer triunfo del entrenador Javier Fren con el hijo de Seek Again en el Nacional, el titular del stud Volver al Futuro lamentó la controversia que se generó con el cambio de entrenador y aclaró que nunca discutió las decisiones de un profesional como Pela         


Un caballo que gana el Gran Premio Nacional por nueve cuerpos es capaz de dejar atrás cualquier controversia. Sobre todo las que hubieran surgido si perdía. Irwin (Seek Again) empezó su campaña al cuidado de José Lofiego y fue segundo en el debut; en la siguiente, cuando se impuso en el Clásico Raúl y Raúl E. Chevalier (G 2), ya revistaba en las filas de Roberto Pellegatta, que lo tuvo hasta que venció en la Polla de Potrillos (G 1). Sin embargo, para el Jockey Club (G 1) y el Derby, Javier Fren reemplazó al “Tano”, como todavía le dicen algunos de la guardia vieja y no tanto a “Pela”, su apodo más común ahora. Tres entrenadores en siete actuaciones. Entonces Roberto Soskin, propietario del caballo, entró en el ojo de la tormenta.

En el fútbol, los cambios de conductor vienen con las derrotas, en general. En el turf, si las victorias no llegan es porque falla el caballo, en general. Aquí, esta ecuación no se dio. Pero ¿quién es Roberto Soskin, para cuyos colores, Volver al Futuro, compite el crack?

“Todo lo que es turf me causa placer”, responde Roberto Soskin cuando uno le pregunta si tiene un rato para charlar sobre Irwin. Por eso arrancamos con su historia. En el turf claro. “Estoy con los caballos desde siempre, pero por mi cuenta me largué en la pandemia, antes había tenido caballos en sociedad. Soy de Darregueira [provincia de Buenos Aires], tuve caballos desde siempre, incluso ponies. Estudiaba en Buenos Aires y un día cae mi viejo y me engancha en el hipódromo”.

Soskin asegura que tuvo mala suerte en un momento: “Acerté una cadena con triple pozo vacante; uno de los caballos que ganaron fue Sand Boy (Solo Bold) un caballo de Santa Fe que corría Carlos Zuco”. Ya se sabe que acertar y sobre todo un 5 y 6 millonario, se convierte en un anzuelo gigante. El padre de Roberto, Enrique, era médico y no conocía los hipódromos. “Yo tendría 22 años. Estudiaba derecho en la Universidad de Belgrano; no me recibí y cuando quedé libre me fui a Italia, donde primero la pasé bastante mal con un negocio familiar”. El negocio de la peletería empezó a verse mal ante las tendencias conservacionistas y Argentina era en los 90 uno de los pocos productores.

“Volví acá y me dediqué a licitaciones en los hospitales con la comida, y ahora busco negocios de todo tipo”, cuenta Soskin, y ofrece un tip: “Lo importante es saber cobrarle al Estado. Hay mucho mito con las coimas. Sí, hay acomodos”. Pronto, el turf, que fue un entretenimiento muy gratificante en su juventud, entró en el hombre de negocios. “Vi una ventana económica con los caballos en plena pandemia. Me metí en el Stud Book y me salió que Carampangue estaba entre los primeros criadores. Lo mío es estudio de resultados. Pedí catálogos, buscando madres, no lo conocía a Ignacio Pavlovsky. A Irwin me lo mostró por Orpen –abuelo materno- y por Irisa (Pure Prize), su hermana materna. Seek Again –padre de Irwin- no dio mucho, pero me gustaba el potrillo y me gustaba la madre. Me vendió primero los propios hermanos de La Laguna Azul y de Codiciable”.


La anécdota, contada por Pavlovsky tras la Polla de Potrillos, es que el criador le mostraba como al pasar a Irwin. “Fui con Vaca García y no me lo quería mostrar. Como negociante he tenido una buena escuela y Nacho es bravo, le dije primero que no me gustaba porque era despegado. En plena pandemia no se vendía nada. Todo depende el momento y la circunstancia”. Nacho buscaba excusas, una consulta a Chile, de donde proviene Carampangue, por ejemplo. “Con el turf como está, hay unos precios de locos. Yo he salvado los gastos con Irwin”, dice el propietario.

-¿Por qué te llevaste a Irwin del stud de Roberto Pellegatta?

-Pellegatta es un muy buen cuidador. No afloja nunca y yo soy un propietario presente. Un día fui al stud y había sacado los caballos míos. Él es un virtuoso, yo disfruto con él, es muy inteligente, no confronta, pero hay caballos que no pueden trabajar igual que otros. Es un adelantado; por ejemplo, con la comida, usa soja desactivada, que la recomiendan veterinarios de la UBA para sustituir otros alimentos. Buena cama, buena comida y trabajo fuerte es su lema.

-¿Por qué elegiste a Javier Fren?

-Es una persona bien predispuesta, con la que dialogo. Sabía de él que es buena persona y que estaba dispuesto. Yo le he caído alguna tarde al stud y estaban todos laburando. Me dio una noción de responsabilidad.

  Soskin asegura que “lo más probable es que Irwin corra el Pellegrini”. Y aunque entró de lleno en las carreras para aprovechar una interesante inversión, ya llegó a un estrato en el que los triunfos valen más que las ganancias. Y si no, pregúntenle a los que hicieron ofertas para comprar a su prodigio.














lunes, 15 de noviembre de 2021

Con Nicolás y Lucas Gaitán, una dinastía que recuerda a la de Pochi Etchechoury y sus hijos, empieza a soltar amarras

(Prensa HAPSA)


Uno es el entrenador de Bouquet Key, ganador del Gran Premio Palermo el mismo día en que su hermano consiguió la primera victoria desde que trabaja en Arabia Saudita, para que celebre papá, Alfredo Gaitán Dassie


Las dinastías entre los entrenadores de caballos de carrera son moneda corriente en el turf argentino. El aprendizaje está tan a mano que basta que a uno le guste un poquito para seguir el camino de los padres y los abuelos, y la “oficina” de éstos se convierte en un lugar de juegos, primero, y en la mejor escuela más tarde. A uno le vienen a la mente los Etchechoury, después de conocer un poco de la historia de Bouquet Key (Key Deputy). Juan Carlos, Pochi, hijo de un severo vasco [Juan Evaristo, que vino de chico desde su natal Paysandú, Uruguay, y preparó caballos para correr], llevó a sus hijos a la oficina desde chicos y les enseñó las tareas de un peón raso, que ejercieron antes de ser cuidadores exitosos.

Carly, Dany y Javier pueden ser un espejo en el que se miren Nicolás y Lucas Gaitán, los hijos de Alfredo Gaitán Dassie; el primero, a cargo del ganador del Gran Premio Palermo (G 1-1600 m). Ellos son un eslabón parecido a aquellos que, apenas cortaron el cordón, empezaron a ganar. Hay muchos más, como Juanca Maldotti, Nico Martín Ferro, Gustavo Romero, sólo por mencionar un puñadito de hijos destacados de destacados padres. Una referencia breve, al pie de la premiación del clásico de la milla en el hipódromo Argentino, mientras Nicolás Gaitán celebraba.

-Corrió poco Bouquet Key.

-Después de perder las Estrellas Mile empezó a trabajar para correr de nuevo en la arena, pero se cacheteó en un trabajo, se le rajó el vaso y como cuando uno tiene un problema en una uña lleva tiempo que se regenere le dimos el tiempo necesario, no lo apuramos ningún proceso.

-¿Fue el mismo accidente que tuvo Cool Day?

-Sí, pero Bouquet Key se lastimó el casco y lo de Cool Day fue arriba. No quisimos ponerle parche, no había apuro, porque por ahí cuando uno tiene un caballo bueno corre el riesgo de quemar etapas y él es un muy buen caballo. Esperamos que se regenerara el casco, empezó de nuevo y reprisó de forma notable. Hoy demostró que tiene alto nivel.

-¿El desarrollo se dio como esperabas?

-Para ser honesto, me asusté porque venía un poco lejos y él siempre viene encima de la carrera. Rodrigo –Blanco- me contó que por los 800 le sacó los tapones y ahí el caballo se puso bien. Cuando entró en la recta lo buscó por afuera y en ese momento lo sintió ganador. Ahí, yo lo empecé a gritar.  

-¿La próxima será el Anchorena?

-No queda mucho: es el Anchorena o esperar el año que viene. Y no va a ir a más distancia por el momento. Creo que puede llegar a 1800 m o 2000 sin problemas, incluso lo hablamos con papá, pero no este año, nos quedamos contentos hasta acá. Lo importante es saber que tenemos un buen caballo para aprovecharlo en su mejor distancia. Rodrigo lo creyó bueno desde que lo empezó a montar.

Papá es Alfredo Gaitán Dassie, claro, que arranca por donde quiere: “Hoy ganó Lucas su primera carrera en Arabia, tuvo varios arrimes; fue en una carrera de caballos árabes (el ejemplar se llama Mlatem Athbah). Tiene 20 puros y 6 árabes. El propietario, Athbah Racing, tenía otro cuidador para los árabes y ahora se los dio a Lucas, que se va a ir a Dubai con otro caballo árabe. Así que es un día completo”. El hijo más chico del entrenador, que está trabajando en Riad hace unos meses, se trasladará pronto a Dubai con otro ejemplar de raza árabe para competir. El chico ya es grande y en su nuevo medio es independiente. 

A Bouquet Key lo eligió Alfredo para Ignacio Gutiérrez Zaldivar en el haras Firmamento, de su amigo Juan Carlos Bagó. “Con este caballo quedé caliente –sigue Gaitán Dassie-; había corrido tres carreras y, sin fogueo, le tocó perder las Estrellas Mile (G 1-1600 m) con Che Capanga Manipulator), que tenía más experiencia. Mientras que Che Capanga reprisó en un clásico muy bien, el de Nicolás tuvo que correr una de ganadores de 1 y 2”. Por eso se lo vio festejar tanto el sábado: “Estaba esperando este día para la revancha con Che Capanga. No sé cuál es el techo de Bouquet Key; es muy manso, vino de los últimos y salió por afuera de todos. La lesión no fue nada pero lo demoró y además no tenía carreras para él. Vamos a festejar con Nacho [Gutiérrez Zaldivar] y el doctor Bagó”.

Bouquet Key, con el inspirado Rodrigo Blanco, ganó por un cuerpo y medio ante Che Capanga el Gran Premio Palermo. Con este caballo, el cordón entre padre e hijo –no hay confusión de roles- se cortó, es inevitable, pero la influencia del señor de la oficina todavía es fuerte.











viernes, 12 de noviembre de 2021

En un clásico que pintaba para varios desquites, Yumara Chica se llevó todo en su mejor distancia y con una táctica soñada


 


La tordilla que viene de Azul, la zona donde nació y fue criada, consiguió su triunfo más importante ante dos fuertes rivales como Siempre en mi Mente y Linda Isabelle, a las que superó con un contundente remate, tras un desarrollo en el que las tres fueron protagonistas


Pura táctica. Eso fue lo que caracterizó al Clásico Carlos P. Rodríguez (G 2-1600 m), en el que definieron las tres yeguas que lideraron el desarrollo, sobre el césped de San Isidro. Las tres se conocen bien y esta vez Yumara Chica (Cityscape) cruzó primera el disco con un contundente cierre, para alcanzar su victoria más importante, por dos cuerpos y medio sobre Siempre en mi Mente (Equal Stripes), y Linda Isabelle (Cityscsape), tercera a un largo y medio.

El ritmo moderado que marcó Linda Isabelle les cerró las puertas a las atropelladas, esas que se esperaba que pudieran salir de atrás, porque las de adelante también atropellaron y les salió mejor.

Astuto, Luciano Cabrera dejó pasar a Linda Isabelle para que ésta enseñara el camino con escasa luz entre ambas, y juntas le sacaron una ventaja clara a Siempre en mi Mente. Poco que ver con lo que había ocurrido en el Clásico Eudoro Balsa, donde Yumara Chica fue a la punta compartiendo cartel con Bless Candy (Señor Candy, última ahora); Linda Isabelle corrió a la expectativa y a los tirones, y Siempre en mi Mente vino cerca como suele hacerlo, por dentro, lo que le valió el triunfo.

Linda Isabelle, reapareciendo luego de tres meses y medio por un desgarro, quizá sintió la convalecencia, porque no pudo contener a rivales a las que trajo en 24s60/100 los 400 m y 47s46 los 800, con el recientemente contratado Martín Valle en las riendas. Siempre en mi Mente descontó la diferencia que le llevaban en el opuesto, pero esta vez el cambio de marcha no le alcanzó ante la potencia de la ganadora. Eso sí, volvió a adelantarse a Linda Isabelle, que por tercera vez quedó atrás de la yegua de Pozo de Luna.

Yumara Chica es entrenada en Azul por Juan Alonso y su criadora es Marcela Bucheler, que celebró con la bandeja del premio en alto, gracias a la yegua criada en la zona, cerca de la laguna Blanca Chica y de Olavarría. La madre de la ganadora del Rodríguez, Yumba Fitz, es hija de Alpino Fitz (Fitzcarraldo), aquel que ganó el República Argentina (G 1) de 1997, entrenado por Juan Esteban Bianchi. Las dos le deben el pelo tordillo al fondista que supo correr un Gran Premio Brasil (G 1), sin mayor suceso.

En el Clásico La Troienne (L-1000 m), que completó la doble propuesta de alto nivel, hubo un final bárbaro, en el Hit Time (Hit it a Bomb) consiguió su tercera victoria, la primera de Black-type, al vencer por la cabeza a Elcisa (Angiolo). La yegua de Firmamento consolida a Pablo Falero en su mejor etapa desde que es entrenador.
















En su primer Gran Premio Nacional, Javier Fren sabe que enfrenta otra prueba en público con Irwin, pero no se achica


Después de tomar el testimonio que le dejó el equipo de Roberto Pellegatta, el entrenador fue segundo en el Jockey Club con el caballo que el sábado tendrá otro cambio: el jinete será Francisco Leandro Gonçalves, que desde el estreno no había vuelto a montarlo







Cuando Javier Fren recibió en su stud a Irwin (Seek Again) reconoció ante el portal Elturf.com: “Voy a dormir  un poco menos”. En las carreras, la noticia de que el entrenador se hacía cargo al ganador de la Polla de Potrillos (G 1) fue un shock. Más que nada, el golpe lo dio la novedad de que el defensor de Volver al Futuro dejaba su box en la caballeriza de Roberto Pellegatta poco después de quedarse con la primera gema de la Triple Corona. Y uno de los rumores que corrían entonces decía que el caballo iba a su nueva casa, a metros del que ocupaba hasta ese momento en la villa hípica de Palermo, como paso previo a una venta ya concretada.

  Lo cierto es que el mar de comentarios se fue calmando a medida que transcurrieron los 42 días que separaron aquel gran premio con el Jockey Club (G 1-2000 m). Fren, alejado de tanto vértigo, siguió preparando a Irwin con la mente puesta en San Isidro, donde su caballo iba a volver a pisar el césped en el que empezó su derrotero clásico, al imponerse en el Raúl y Raúl E. Chevalier (G 2-1400 m). Hoy no baja del segundo puesto en seis salidas.

  Dos cuestiones se constaron a partir de aquel traspaso: el caballo no se desbarrancó en el Jockey Club y fue segundo a tres cuerpos del sorprendente Zodiacal (Cityscape), que desplegó una atropellada memorable ante la mirada del atónito William Pereyra, que ahora será reemplazado por Francisco Fernandes Gonçalves, su jinete en el debut y que luego cedió esa montura por un accidente de pista. Si es por tomar de decisiones, está probado que en Volver al Futuro, la divisa de Roberto Soskin, no les tiembla el pulso.

  “Sigo durmiendo menos. Esto es lindo pero se sufre”, cuenta ahora el entrenador de 40 años, que eligió jugar al fútbol primero, y después se volcó a la actividad que lo apasiona. En las dos tuvo que ver su papá, Carlos Fren, aquel mediocampista de garra y juego que se inició en Argentinos Juniors y siguió en Independiente y en la Selección, que además es propietario y aficionado de presencia habitual en el hipódromo desde hace años. Y hay una tercera generación con Jonatan, de 22, hijo de Javier, que ya presenta sus ejemplares. “Estudia abogacía, va a hacer las dos cosas”, apunta el padre.

  Enseguida vuelve al Derby. “Irwin llega muy bien a la carrera; está sano, contento, quedó bien después del Jockey Club, por eso decidimos correr el Nacional, que desde luego es una carrera difícil, con caballos muy buenos. No es un lote numeroso, pero casi todos han ganado clásicos, incluso de Grupo 1”. Fren no perdió el respeto por los rivales ni se achicó desde la última salida. Por eso no piensa en hacer cambios en la forma en que se desempeñó siempre el criado en el haras La Manija. “La idea es no contrariarlo”, adelanta, así que se descuenta que estará a la expectativa, pero cerca.

  Javier Fren competirá en su primer Nacional, el máximo clásico de la historia del hipódromo de Palermo, y como cada día conoce más el arma que le dieron, parece inevitable que ya sea con su impronta.

















miércoles, 10 de noviembre de 2021

De Fanatic Boy a Jenofonte Stark: Gustavo Scarpello y su trayectoria de más de 30 años, tienen motivos para atreverse a otro Nacional

 

Gustavo Scarpello (derecha) y Norberto Ognibene, propietario de Jenofonte Stark (Todo Galope)


Cuando la fe en un potrillo, la ilusión de ganar un clásico de la magnitud del Gran Premio Nacional (G 1-2500 m), que se correrá el sábado 13 en Palermo, se ancla en la capacidad de ese potrillo para competir en semejante distancia, ante rivales que ya vienen con experiencia en el proceso selectivo, no hay obstáculos. Mucho menos si el responsable de tal determinación es Gustavo Scarpello, un entrenador joven, a pesar de lo que pueda sugerir el hecho de que ya ganó el Derby hace 31 años, con Fanatic Boy (Mat Boy), y que es reconocido entre sus pares y el público, por lo bien que presenta sus ejemplares y por su vigencia. Esta vez la esperanza está en Jenofonte Stark (Fortify).

“Es un caballo que tiene su historia”, cuenta el pampeano. “Es nacido y criado en el haras Alborada, en La Pampa, y le comenté a Norberto Ognibene [stud Los Betos] que había un buen caballo, hijo de Fortify, un padrillo que le gusta desde que había tenido a Joy Tesalina; no había mucho para elegir y nos quedamos con él porque confiamos en gente amiga. Conozco desde hace años a Juan Carlos Brandeman, dueño de Alborada, y al veterinario, Manuel Taboada. Lo compramos en un remate virtual”.

El potrillo de Gustavo acaba de ganar su primera carrera por seis cuerpos en 2200 m, en Palermo, luego de cuatro actuaciones en la media distancia. “Necesitaba las distancias. Después de su cuarta salida, en la milla –terminó 4°- estuvo dos meses sin correr porque se anularon las dos carreras en las que estaba anotado, en 1800 m y 2000. Así, corrió la de 2200 m, que si hubiera sido antes me habría dado la posibilidad de llevarlo al Clásico Casey”.

-Va a estrenar jockey en el Nacional, lo va a correr Eduardo Ortega Pavón.

-Viene de ganar con Juan Cruz Villagra, que tiene compromiso con Don Teodoro (montará a Storefront). Ahora lo sube Ortega, que tiene experiencia, por eso puede  decidir sobre el desarrollo; cuando se abren las gateras se confía en el jockey. Jenofonte Stark no es puntero, así que vendrá en mitad del lote.

Sobre el costo de la inscripción para el Nacional, que fue de 440.000 pesos y acaso haya sido la razón para el breve lote de siete competidores, Scarpello opinó: “Me parece bien, para que no sean anotados caballos de más. Están el ganador de la Polla de Potrillos (Irwin), el ganador del Jockey Club (Zodiacal), y Shy Friend, que ganó el Casey”.

-¿Volviste a correr el Nacional después de Fanatic Boy?

-Sí, entramos cuartos con Equal Van (Van Nistelrooy), del stud El Milagro, cuando ganó Indy Point. Equal Van venía de ganar el Clásico Martínez.

  En esa oportunidad, el salto de su potrillo fue de los 1800 m a los 2500 del Nacional. Ahora, ese trecho es más corto y Jenofonte Stark tiene menos fogueo, pero ya demostró que le sobra aptitud para la distancia.














 

lunes, 8 de noviembre de 2021

"Estamos corriendo menos pero ganando, que es lo importante”, señala Edwin Talaverano, el jockey de Pelo Platinado


En su segundo regreso a la Argentina, el jinete peruano vive una etapa más serena, pero se ilusiona con que se recuperen o surjan potrillos de Las Canarias, el stud que lo contrató; con el tordillo ganador del Clásico de la Provincia de Buenos Aires apuntan al Carlos Pellegrini  






-Hablamos poco desde que volviste.

-Porque he ganado poco. Pero a mí me gusta a ganar seguido.

El diálogo con Edwin Talaverano empieza con sonrisas, apenas se bajó de Pelo Platinado (Cima de Triomphe), luego de guiarlo al triunfo en el Clásico de la Provincia de Buenos Aires (G 3-2400 metros). “Estamos corriendo siempre y teníamos buenos potrillos este año pero se lesionaron, como El Gran Romano (Il Campione), uno que llegaba a la distancia como si nada pero se lesionó, y Penny Trigger (Cosmic Trigger) que había ganado el Eliseo Ramírez (G 2-1400 m). Están en recuperación; el potrillo ya está trabajando pero suave. Y los mayores también tuvieron problemas”.

Con Pelo Platinado es distinto. Ganó en su estreno hace un mes y ahora sigue invicto. “Fue medio tardío –explica Edwin-, pero ha llegado a la distancia. Debutó con una gran carrera atropellando fuerte y ahora, como eran 2400 metros, hubo que esperar un poco más en el desarrollo. Este clásico fue preparatorio. Pasó la prueba para estar en el Pellegrini y ahora quedó como uno de los candidatos”.

Respecto de sus dos radicaciones anteriores en la Argentina, Talaverano tiene menos tarea. “Los lunes y viernes trabajo en Palermo con Las Canarias, los martes estoy en San Isidro y a veces los jueves también. Trabajo con Alfredo Gaitán, Rubén Vivas… estamos corriendo menos pero ganando, que es lo importante”, cuenta el peruano, que está por cumplir 52 años.

En este segundo regreso, contratado por el stud Las Canarias, Edwin se radicó en el país con su hijo Facundo, de 22 años. “Estoy cómodo, me gusta la Argentina aparte de todo por el clima, tengo algunas cosas acá que recuperar. El resto de la familia quedó en Perú. A Facundo le gusta montar pero es grandote, pesa 62 kilos; quiere ser jockey aprontador, le gusta estar galopando. Está aprendiendo y le gustaría viajar para trabajar afuera también”.

El jockey peruano está viviendo en Martínez pero pronto se trasladará a una quinta de General Rodríguez de su propiedad, que ahora habita su amigo Edward Herrera, hermano de Jacinto y jockey aquí. Mientras espera lo mejor de Las Canarias, que está por venir.















Blue Stripe en el Distaff: el desarrollo desaconsejado, las lesiones y un jockey que se puso por delante de las circunstancias


Nicolás Martín Ferro, entrenador de la defensora de Pozo de Luna, indicó que la yegua sufrió rajaduras en los cascos de las manos, con hemorragia, y reveló que Frankie Dettori la dejó ir para adelante a voluntad; no obstante, aseguró que fue "una experiencia inolvidable"



Un final espectacular, con Marche Lorraine (10) adelante (John Voorhees_eclipsesportswire)




 El relator de la Breeders’ Cup Distaff (G 1-1800 m) preguntó ¿quién es Marche Lorraine?, con esa mezcla de sorna e incredulidad que se apodera de ciertos cronistas estadounidenses cuando se refieren a caballos de extranjeros que compiten en sus carreras importantes. Sobre todo si les ganan. Después de las risas, llegó la respuesta seria de un comentarista: “Todo lo que sé es que fue un desarrollo suicida”. La yegua japonesa, hija del notable Orfevre (Mejiro McQueen) y Vite Marcher (Franch Deputy) nunca había salido de su país, donde se inpuso en la Gold Cup, en su última salida.

Private Mission (Into Mischief), la favorita Letruska (Super Saver), As Time Goes By (American Pharoah), Sharesthedevil (Daredevil) y Horologist (Gemologist) se alinearon para venir en la punta en 44s97/100 los 800m y dieron testimonio de aquella sentencia. Hacia el final de ese tramo, antes del codo que desemboca en la recta final, se sumó al grupo Blue Stripe (Equal Stripes).  

Nicolás Martín Ferro, entrenador de la yegua argentina, opinó en ese sentido: “Creo que Blue Stripe hizo una carrera aceptable, fue protagonista. Vino un poquito más adelante de lo que pensábamos, porque sabíamos que iba a ser un desarrollo violento y esperábamos correr un poco más atrás, pero ella quería ir para adelante y Frankie [Dettori] la dejó. La verdad es que en los 800 me ilusioné por un momento porque se puso ahí, a dos cuerpos, pero luego sintió la inactivad, se cansó un poco y Dettori me dijo que no quiso cambiar de mano”.

Hacia el final de esa curva, cuando Blue Stripe retrocedía al penúltimo puesto del lote, el jockey ítalo-británico miró las patas de la yegua y movió ampulosamente las riendas, desarticulándola, quizá buscando que reaccionara, y luego cruzó el disco 7ª, mientras Marche Lorraine ganaba por el hocico ante Dunbar Road (Quality Road), en un final que requirió de revisar el photo-finish. “Dentro de todo quedamos conformes con la carrera de Blue Stripe. Sabíamos que teníamos mucho en contra, los seis meses sin correr, la aclimatación, la calidad de las rivales, el hecho de reprisar acá”, dijo Martín Ferro.

De esas cinco yeguas que le pusieron fuego al trámite, cuatro se escalonaron en los últimos puesto del chart y una, Shedaresthedevil, quedó sexta, delante de la Blue Stripe. La ganadora y sus tres escoltas inmediatos, cruzaron apretados en menos de un cuerpo y medio de la japonesa... de atropellada.

Nico Martín Ferro reveló que la defensora de Pozo de Luna había sufrido una lesión: “Se le habían rajado los dos cascos, una cosa increíble; tenía los dos talones internos con sangre, así que por eso creemos que la carrera de Blue Stripe fue muy valorable, muy valiente. Quizá a otro caballo le hubiera agarrado el galopito y hubiera entrado último, pero ella puso mucho corazón y siempre fue para adelante. Así que creemos que el balance es bueno y desde ya que fue una experiencia inolvidable”.

Es cierto que nadie asegurar que con otra conducción el resultado habría sido mejor, pero hay circunstancias (el viaje, el esfuerzo no sólo económico) que se previeron y que exigían una más profesionalismo, una dirección perfecta desde las riendas, al margen de quién sea el caballo.

En un reportaje corto, previo, que le hizo el canal TVG, le preguntaron a Dettori por la “misteriosa yegua argentina, hermana de Blue Prize”. La periodista y el jinete se rieron y él respondió que sabía que era ganadora de Grupo 1 en la Argentina y que conocía a sus propietarios, con un histrionismo del que suele hacer gala y que no defrauda a quienes lo conocen. Es su personalidad y los dueños y entrenadores que confían sus caballos en él lo saben y se toma como un aporte.

Tal vez para estos casos se requiera de un jockey local antes que el astro, que, justo es decirlo, nos puso contentos con su designación, pero que con el resultado a la vista –que es como se analizan las carreras- se observa que su importancia quedó por delante de la del caballo.

















José Cristóbal Blanco tiene la impronta de Lucho Palacios y su propia marca, para afrontar bien armado el día del República Argentina

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