domingo, 18 de junio de 2023

Treasure Island, el caballo que sólo gana batallas, batió al enorme Camus Superior en el Clásico General Belgrano (G 2)

 
El defensor del stud Bien De Abajo, de Azul, doblegó por la cabeza al de Chemecó después de sostener un mano a mano que duró los 2500 metros de la que se pronosticaba como la mejor carrera del fin de semana y no defraudó; Francisco Gonçalves y Juan Noriega, dos gigantes


Treasure Island y Camus Superior (10) estremecieron Palermo / Gza. Prensa Hapsa


 Palermo era un grito que rompía el hielo del anochecer del sábado. Dos caballos sensacionales, que no satisfechos con haber corrido 2000 metros uno encima del otro, primero y segundo en el desarrollo, tenían aire y agallas, y luchaban sin sacarse ventaja en los últimos 200 metros del Clásico General Belgrano (G 2-2500 m).

Treasure Island (Treasure Beah) pudo sacar una cabeza en el disco después de seguir a Camus Superior (Vástago Salvaje) más o menos pegado, según el momento, y entre los dos cerrarle el paso a Galán Galés (Expressive Halo), que quiso pasar entre ambos en la recta final, tuvo que cambiar la línea y terminó 3° a cuatro cuerpos.

Pero la lucha fue Treasure Island vs. Camus Superior, el cuarto término en las cotizaciones contra el favorito, Francisco Fernandes Gonçalves ante Juan Carlos Noriega. El turf en un estado sublime.

¿Por qué ganó Treasure Island?, se le pregunta a Nicolás Martín Ferro, su entrenador. “Ganó porque es un muy buen caballo, porque cada día corre un poquito más, porque nos animamos también, después de correr la milla saltamos a 2000, ahora 2500, era un lindo desafío”, desmenuza. Después, la descripción se hace menos general: “El lunes les dije a todos ‘vamos a dejarlo anotado, anda espectacular, hay que aprovecharlo’, y cuando dudaban por el tiro respondí que este caballo tiene pulmones, genética para la distancia y me respondió. Después, Pancho está en un nivel tremendo, estos finales no los pierde”.

Pancho es Francisco, Gonçalves, el fantástico jockey brasileño que merece un título aparte después de esta victoria, cuando todavía estaban frescos sus siete triunfos de 24 horas antes, en San Isidro. El inmenso ganador que confesaba que estaba preocupado porque no había podido llevar a la primera chapa a los que había conducido en las carreras anteriores del día.  

Continúa Martín Ferro: “Treasure Island tiene el pulmón natural, no le busco mucha tendida, diría que varea un poquito más que para la milla, pero no le cambio demasiado la forma. Le gusta galopar, se tiende, tiene mucha energía, no se cansa nunca. Me ha ido bárbaro con los hijos de Treasure Beach”. Sobre la apuesta en la distancia, aclara: “Queríamos correr esta distancia para ver si volvíamos al césped; por pedigree tiene todo pasto, sumando a la madre por Lizard Island. Conmigo corrió en menos tiro en césped, ganó todas en la arena, vamos a volver al pasto, a buscar la ruta del Pellegrini.

-Esta fue una jugada tuya.

-Primero fue de los propietarios, Claudio y Juan Cruz. El caballo estuvo de potrillo en Tandil y después me lo trajeron, me dejaron trabajar, confiaron cuando perdió un par de carreras. Corrimos la milla, dejamos pasar el OSAF porque nos parecía mucho ahora enfrentarlo con Subsanador. Ahí les dije que lo iba a tender, ganó una carrera durísima con Lagarto Boy y este era un clásico bravo, en 2500 metros. Es muy guapo, ganó sus tres clásicos por cabeza o media cabeza [los anteriores fueron el Benito Villanueva (G 2) y el Malvinas Argentinas (L)], es muy guerrero, muy batallador.

Juan Cruz es Ramallo, que además de criador y uno de los dueños de Treasure Island es presidente de la Comisión de Carreras de San Isidro, y recordó: “Es tremendo este caballo. Pensá que arrancó en Tandil ganando en 1000 m, debutando, y después ganó en 1200, 1400,  1600, siguió hasta 2000 y ahora 2500, con sólo 17 días respecto de la carrera anterior. Y las últimas tres luchando. Es un fenómeno; igual que el propietario Claudio Rodríguez y el equipo, con Nico y Gonçalves. Es una gran alegría”.

Antes de ir a recibir sus premios, Nico tuvo un recuerdo que a uno le viene de cierta mesa en el extremo norte del comedor de la Oficial de Palermo. “Se lo quiero dedicar a mi abuelo, Carlos Martín Hortal, que hubiera cumplido años hoy”. “El Escribano”, como conocían los amigos que llenaban aquella mesa, fue el fundador del stud Trío, vigente en manos de Quique Martín Ferro, papá y mentor de Nico.













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