sábado, 13 de mayo de 2023

Para Brian Enrique, Violeta M es dúctil y siempre tiene "un golpecito más", como lo demostró en el Clásico General Las Heras (G 3)




Hubo dedicatoria del jockey, de gran trabajo con la hija de John F Kennedy / Gza. Revista Palermo 


El jockey pudo traer contemplada a la pupila de Dany Etchechoury (hizo el 1-2)  ante la velocidad que se preveía en el desarrollo y en el final no se dejó alcanzar por Sin Sing Sing, que descontó terreno pero fue derrotada por una rival que reaccionó


“Violeta M va a dar que hablar”, auguraba Violeta Massey el día en que la yegua del stud Chelsea ganaba su mejor carrera. Aquello fue tras el Clásico Ricardo, Ezequiel y Ezequiel M. Fernández Guerrico (G 2), cuando la propietaria que le dio el nombre a zaina, y sus socios, Eduardo Luther y Juan Manuel Armedo Barreiro celebraron el triunfo más importante con la chaquetilla del stud Chelsea. Ya estaba dndoque hablar, en realidad, y aquel día Brian Enrique, su jockey, decidió ir a la punta en una prueba de 1600 m, una opción que había acordado con el entrenador Carlos Daniel Etchechoury según lo que se diera en el desarrollo.

Ayer, en cambio, en el Clásico General Las Heras (G 3-1400 m), de nuevo en el césped de San Isidro, había dos punteras marcadas a priori, Joy Antumalal (Il Campione) y Garota Love (Cosmic Trigger), que cumplieron con lo que se esperaba de ellas, y en pos de ambas Enrique ubicó a la hija de John F Kennedy, pegada a los palos. En la recta final, el jinete la abrió por fuera de esas dos rivales y dominó; sin embargo no estaba dicha la última palabra: faltaba la atropellada de Sing Sing Sing (Remote), que descontó mucho, hasta que un oportuno cambio de mano de Violeta M, cerca de los 100, desactivó el ataque y le dio tres cuartos de cuerpo de ventaja en el disco. Tercera finalizó Hit Time (Hit It A Bomb), que conformó una yunta de Firmamento con la escolta.

“Habíamos estudiado la carrera y vimos que se iba a hacer ligera”, confirmó lo que se presumía Brian Enrique. “Traté de contemplarla para que viniera tranquila, bastante  controlada y se me dio un lugar en la punta del codo”, continuó. El parcial más riguroso fue el de los 1200 m, -1m10s y monedas-, en un trazado reducido en casi 4 m en la diagonal y 10 m en el derecho.

La cuestión era saber si podría pasar a las dos rivales que marcaron el ritmo y venían en una línea. “La busqué por afuera y me respondió bárbaro; cuando la exigí hizo un cambio de mano en los 300 que le vino muy bien. Siempre tiene un golpecito más de final, entonces cambió de mano al revés y finalizó muy bien. Violeta me respondió siempre, pude ganar muchos clásicos con ella”.

Esta fue la sexta conquista de Violeta M en nueve actuaciones, la tercera clásica y la quinta en San Isidro; la restante la obtuvo en Palermo en el Clásico República Oriental del Uruguay (G 3), en Palermo.
























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