jueves, 20 de enero de 2022

La estatua de Catcher in the Rye quizá vaya a quedar pendiente por siempre, pero sus hijos siguen juntando para el bronce


Padre de 13 ganadores de Grupo 1, había llegado a La Mission enviado por Coolmore con un papel tan secundario que era ofrecido como un bono a los compradores de otros padrillos de aquella estación de montas y sólo en una temporada del hemisferio Sur sirvió 203 yeguas  



Catcher in the Rye, en el haras de La Pomme, en 2015

 


La vigencia de Catcher in the Rye (IRE-Danehill), un padrillo fuera de serie en la Argentina, con más de 500 ganadores, 39 de ellos clásicos y 13 de Grupo 1, es uno de esos hitos de la cría de caballos de carrera que quedan grabados. El semental que se inició en el prestigioso Coolmore de Irlanda murió hace dos años, pero dejó una huella tan grande como para anotarle entre sus hijos destacados a Prelude Rye, ganador del Gran Premio José Pedro Ramírez (G 1-2400 m) -en la foto más abajo-, el clásico cumbre de Uruguay, hace un par de semanas. 

  La historia de Catcher in the Rye -cuyo nombre proviene de la célebre novela de J.D. Dalinger- quizás encuentre algún punto de contacto con la de Southern Halo (Halo), el reproductor de mayor éxito en la historia de este país, que había llegado al haras La Quebrada como “complemento” de Merce Cunningham (Nijinsky) y revolucionó el élevage argentino. Sin llegar a ese estatus inmenso, Catcher in the Rye se convirtió en uno de los fundadores de la estación de montas La Mission, el establecimiento nacido en 2006, y resultó 1° en las estadísticas de padrillos de 2016 y 2017, además de consagrarse Padrillo del Año en 2016.

  Freddy Pont Lezica fue director veterinario de aquel emprendimiento que unió a los haras De la Pomme, Firmamento, La Biznaga, La Esperanza y el criador brasileño Gonçalo Torrealba, dueño del stud T.N.T. y del crack Much Better, hoy propietario de Three Chimneys, en Kentucky.  “Catcher in the Rye vino de Coolmore. Nos dieron 20 servicios y en el comienzo lo usamos para los convenios, como un bono gratis a los criadores por haber comprado un servicio en La Mission. Dejó cinco o seis 6 generaciones. Llegó a servir 203 yeguas en una temporada –la de 2010- . Era una máquina de preñar, dueño una gran fertilidad, tuvo más de 150 crías en 2011”, recuerda Pont Lezica. En la pista, más tarde, se vio que “el bono” devendría una opción de primera. 

  Catcher in the Rye, según el veterinario, “transmitió precocidad y caballos de media distancia, de todo. Al final dio fondo, pero principalmente media distancia”. Catch the Mad (precoz, ganadora de la Eliseo Ramírez, Polla de Potrancas y el Selección), Anaerobio (Jockey Club, Montevideo, Dos Mil Guineas), Kiriaki (Estrellas Distaff, Gilberto Lerena, Criadores), La Extraña Dama (Lerena, 25 de Mayo), fueron los que se destacaron en el tiempo. “Era muy noble, nos ayudó bastante. Sandro Miserocchi (haras Santa Inés), por ejemplo, compró derechos de acciones. Empezó con un papel secundario y sin grandes yeguas ya produjo en la primera generación. Eran yeguas jóvenes las primeras que se le dieron, recién salidas del entrenamiento”.

Luego, otra paradoja: “Enseguida mostró que era generoso, pero después bajó un poco respecto de la primera generación. Con yeguas buenas no dio tanto. Tenía mucho temperamento, pero servía los cuatro turnos. Cuando se puso en venta acá –entre los socios- lo compró La Pomme. En 2012 se liquidó todo La Mission y el único padrillo que se vendió fue Catcher. Se ofertó a sobre cerrado y cuando los abrimos sólo el de La Pomme tenía una oferta”, continúa el veterinario. “La primera generación fue la mejor. No era un pedigree conocido, a Coolmore no le interesaba mucho. Al cuarto año de shuttle lo compramos, estaba en Irlanda. Acá funcionó mejor que en Australia, incluso”.

A la semana del remate interno en el que solamente Catcher in the Rye concitó interés y fue trasladado al haras de los Liberman, se hizo entre los socios de La Mission otra subasta y el resultado fue que, por ejemplo, E Dubai pasó a La Esperanza y Pont Lezica se quedó con Storm Surge. Freddy maneja ese campo ahora, que pertenece a la familia del recordado Anselmo Charo Cavalieri y sus socios, y trabaja como un complejo de múltiples servicios veterinarios y de entrenamiento. Allí están los padrillos Tetaze, Asiatic Boy, Reride y Dabster. “Desde 2011 me uní con Alejandro García Romero; las arquitectas que diseñaron La Mission también hicieron Wilgerbosdrift (el haras de Mar del Plata que pertenece a jeque Kalifa de Dubai y la sudafricana Mary Oppenheimmer-Slack, y maneja García Romero).

Para Freddy Pont Lezica, Catcher in the Rye, que murió en el haras La Leyenda de Areco en 2019, a los 19 años, y cuya última camada cumplirá 3 años en julio, “fue un monstruo, muy generoso, y sigue dando”. Tiene todos los papeles para que se le haga una estatua, como Grand Reward y muchos otros. Mientras, lejos del bronce, sus hijos de carne y hueso siguen en las pistas para dar testimonio de su clase.














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