domingo, 24 de marzo de 2024

"Maranelo es un gran caballo, que no pudo dar la vuelta", describe Juan Noriega al ganador del Clásico Eduardo Jara, en la recta verde

 

Las limitaciones físicas convirtieron al defensor de Chico Carlos en un sensacional competidor para carreras sobre el kilómetro, en especial en pasto, donde ya suma cuatro éxitos en seis actuaciones, entre San Isidro y Palermo 


Tranquilo final para el zaino, que registró 56s74/100 / Gza. Revista Palermo


 

La breve historia de Maranelo está unida a Juan Carlos Noriega desde el principio y se consolidó ayer, en el Clásico Eduardo Jara (1000 m), que tuvo un armazón de hándicap en el que le asignaron 55 kilos, peso ideal para medirse con rivales con experiencia clásica o en esta misma categoría, de la que el defensor de Chico Carlos carecía.

El jockey llevó en la primera mitad de la recta un caballo hambriento por correr más rápido que lo que le exigían desde las riendas, un poco escondido detrás del puntero Humor Sabatino (Santillano), al que atacó y superó cuando faltaban 300 metros para el disco. El hijo de Holy Boss, criado en La Leyenda, se impuso por dos cuerpos, una diferencia que estableció gradualmente ante el rival que marcó el ritmo. Fue la cuarta victoria en seis actuaciones del pupilo de Roberto Pellegatta, con pausas largas por problemas de salud.

“Maranelo es un gran caballo que iba a correr la vuelta; lo trabajo desde que empezó y debutó, pero cada vez que lo trabajaba de codo siempre le quedaba algo, un problemita de salud, las patas”, cuenta el piloto cordobés. Y suma: “Entonces Pella (Roberto Pellegatta) decidió dejarlo en la recta. Había debutado medio verde en Palermo, largó más o menos y por eso perdió [2° en la arena pesada, a un largo y medio de Inter Again]. Después vino al pasto y ganó dos seguidas muy bien, pero al volver a la arena demostró que le cuesta, a pesar de ganar una, porque no tiene tanta fuerza atrás, y quedó con un dolor”.

Pasó bastante tiempo desde aquel estreno de Maranelo en febrero de 2023. Y pocas actuaciones por la falta de salud. “Al reprisar –en febrero de este año, luego de ocho meses sin competir-, con 7 u 8 puntos, perdió. Entonces lo dejamos para el pasto y apareció este clásico, que ganó espectacularmente”, analiza Noriega, que como es de forma, no puede evitar bromear cuando uno lo elogia por su desempeño. “El jockey más o menos se la rebusca. Lo acompañé a Pepito Valle –Martín, el jockey de Humor Sabatino- y me lo comí crudo, ahora lo voy a gastar”.

Todos los caminos conducen a San Isidro en el futuro del velocista, que se suma al orgullo de Azul en la especialidad, para acompañar en los registros a Luthier Blues y Labrado, dos rayos consagrados en el kilómetro que conmovieron cada vez que subieron a los hipódromos máximos. A Maranelo le quedan varios pasos para igualarlos, pero valdrá la pena ver el intento.
























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