Las limitaciones físicas convirtieron al defensor de Chico Carlos en un sensacional competidor para carreras sobre el kilómetro, en especial en pasto, donde ya suma cuatro éxitos en seis actuaciones, entre San Isidro y Palermo
Tranquilo final para el zaino, que registró 56s74/100 / Gza. Revista Palermo |
La breve
historia de Maranelo está unida a Juan Carlos Noriega desde el principio y se
consolidó ayer, en el Clásico Eduardo Jara (
El jockey llevó en la primera mitad de la recta un caballo hambriento
por correr más rápido que lo que le exigían desde las riendas, un poco
escondido detrás del puntero Humor Sabatino (Santillano), al que atacó y superó
cuando faltaban
“Maranelo es un gran caballo que iba a correr la vuelta; lo trabajo
desde que empezó y debutó, pero cada vez que lo trabajaba de codo siempre le
quedaba algo, un problemita de salud, las patas”, cuenta el piloto cordobés. Y
suma: “Entonces Pella (Roberto
Pellegatta) decidió dejarlo en la recta. Había debutado medio verde en Palermo,
largó más o menos y por eso perdió [2° en la arena pesada, a un largo y medio
de Inter Again]. Después vino al pasto y ganó dos seguidas muy bien, pero al
volver a la arena demostró que le cuesta, a pesar de ganar una, porque no tiene
tanta fuerza atrás, y quedó con un dolor”.
Pasó
bastante tiempo desde aquel estreno de Maranelo en febrero de 2023. Y pocas
actuaciones por la falta de salud. “Al reprisar –en febrero de este año, luego
de ocho meses sin competir-, con 7 u 8 puntos, perdió. Entonces lo dejamos para
el pasto y apareció este clásico, que ganó espectacularmente”, analiza Noriega,
que como es de forma, no puede evitar bromear cuando uno lo elogia por su
desempeño. “El jockey más o menos se la rebusca. Lo acompañé a Pepito Valle –Martín,
el jockey de Humor Sabatino- y me lo comí crudo, ahora lo voy a gastar”.
Todos los caminos conducen a San Isidro en el futuro del velocista, que se suma al orgullo de Azul en la especialidad, para acompañar en los registros a Luthier Blues y Labrado, dos rayos consagrados en el kilómetro que conmovieron cada vez que subieron a los hipódromos máximos. A Maranelo le quedan varios pasos para igualarlos, pero valdrá la pena ver el intento.
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