Una personalidad que el turf va a extrañar
El Gringo falleció en Córdoba ayer, a los 81 años, tras un proceso contra el que luchó por muchos años; su haras, Don Florentino, es un emblema de la hípica del país que excede el marco del Interior
Ni las tormentas impidieron el impulso de los remates del Gringo en La Francia |
“En estos
30 años hemos tenido errores, cosas buenas y malas, pero a todos ustedes los
quiero por igual, en mi alma”. Cambiando el número 30 por el 40, esa frase podría
ser el epitafio del Gringo Grimaldi, fallecido ayer en Córdoba, a los 81 años,
(nació el 17 de abril ). Pero sería una sola de las muchas que el patriarca de
Don Florentino dejó en su largo y fructífero camino. Esas palabras encabezaron
uno de los tantos relatos de la Gran Venta de la cabaña y de la familia, que reflejó
La Nación en mil visitas a La Francia,
y también en cada encuentro en los hipódromos.
Fueron siempre tres días esperados por un pueblo. Cada sábado de operaciones se reunían más de 2000 personas en el asado previo, codeándose con los amigos, los clientes y los artistas que animaban la noche previa, los viernes, y el propio almuerzo.
“Cuando
ustedes ven la prolijidad que hay en el parque y allí donde está la chaquetilla
de Don Florentino, en la entrada principal, es obra de alguien que me aguanta
desde hace 51 años, Zulma”, decía el Gringo, y sus ojos claros se cristalizaban.
Grimaldi, con Luis, Lucas y Luciano, las generaciones que lo continúan |
O se ponían
más vivaces cuando enfatizaba: “Luis y Lucas han incorporado 52 yeguas madres
importadas de los Estados Unidos en un momento muy especial y difícil de ese
país (2014); en la Argentina las crisis también golpean, pero nosotros las
vemos pasar, las soportamos, esperamos que el próximo que administre sea mejor
que el que está, por eso Don Florentino presenta lo mejor que tiene”. Los hijos
del Gringo y su nieto Luciano son la continuidad de su obra. Y qué decir de su
esposa, más que firmar al pie aquel agradecimiento, porque uno lo ve a cada
paso en el campo, en las casas de todos y en la atención generosa de Zulma.
La mirada expresiva y esa sonrisa eran a veces un poco irónicas, pero siempre divertidas, como cuando Grimaldi “extorsionó” a un cliente para que subiera la postura en plena puja por un potrillo: “Acordate de cuando te compro una jaula entera”, en referencia a los camiones de hacienda que vendía en las Ferias Grimaldi –el origen del Gringo como martillero-. También, aparecían, por ejemplo, en un diálogo con Miguel Pérez, uno de los entrenadores de Don Florentino, después de la victoria de Gran Enemiga en el Clásico Congreve (L) en 2019, el día en que la potranca emuló a Piávolo , ganador de la carrera en 1984 y defensor de la divisa verde, blanca y rosa: “¿Te parece que después de esto me gané la cantata en el próximo remate?", preguntó el cuidador/cantor al Gringo, en referencia a los números artísticos de cada encuentro en Córdoba, que respondió: “Estás censurado”. Grimaldi recordó que a Piávolo lo eligió su hermano, Juan Carlos, en el haras El Tala y que a Gran Enemiga la domó el gran José Ramos en La Francia, y la terminó en 40 días.
El Gringo solía evocar a su padre, Florentino Grimaldi, quien puso la piedra
fundacional del haras, y hacía un reconocimiento al personal, que se vio
reflejado en un video. Cada remate finalizaba con una subasta a beneficio del
colegio Nacional de la localidad, que además de ofrecer sus alumnos para
atender a la gente el sábado, recibía una donación de la cabaña.
“Gracias
por lo que son, porque los quiero mucho y los llevo en mi corazón”, supo decir
el Gringo, luego de una venta.
Hoy, a las 17, se realizará el sepelio de José Luis Grimaldi, en el cementerio de La Francia.
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