domingo, 23 de julio de 2023

Dos jockeys y dos caballos estuvieron formidables y dieron espectáculo en el tremendo final del Clásico Japón (L)


En una atropellada llena de garra, Eduardo Ortega Pavón llevó a Super Agente al triunfo ante el tenaz Miguel Ángel Sosa y Abroncao, que lideraron el desarrollo hasta el último salto, para quedar segundos a medio cuerpo 



El ganador y Enrique (3) batallaron hasta el final para quebrar a Abroncao / Gza. Prensa Palermo

 


Una carrera que se define por media cabeza, entre el caballo que fue puntero y el que lo persiguió desde el vamos, no puede menos que calificarse como espectacular. Dos jockeys y dos caballos que estuvieron sensacionales remataron el Clásico Japón (L-1400 m) en un final a toda orquesta, después de que Super Agente y Abroncao compitieran con otro libreto que el que suelen aplicar, y que le salió mejor al ganador por media cabeza, nada.

Había que ver a Eduardo Ortega Pavón estimulando a Super Agente (Valid Stripes) en la recta final del trazado de césped de Palermo, desarmando todo su equipo de montar desde las riendas a la cincha, para alcanzar a Abroncao (Suggestive Boy) con un jockey que usó el arma opuesta a la de su rival: Miguel Ángel Sosa, apilado, redondo en la montura, sólo despegó el brazo derecho para pegar y exigir cuando vio que peligraba el triunfo que esperaba en el disco.

“El caballo es bastante apurado y hoy lo pude serenar un poco”, explica Ortega Pavón. “En 1400 metros se hace un poco más movida la carrera que en la milla, y mucho más que en la última, en 1800, donde lo tuve que pelear porque no se me amansaba. Ahora el cuidador lo bajó de tiro y le vino al pelo”. El cuidador es Gerardo Alteño.

-¿Pensaste que no llegabas? Le diste un susto al entrenador…

-Se hizo una linda carrera. Cuando entraron al derecho el puntero me sacó como tres cuerpos y el mío se me echaba un poco para adentro, pero lo pude enderezar, le di dos palos y atropelló. Faltando 20 metros me llevaba medio cuerpo pero lo que vale es en el disco. Vi que lo había tapado cuando cruzamos.

Sobre este momento más sereno en la carrera del paraguayo, que coincide con buenos triunfos, analiza: “Es cuestión de tranquilizarse un poco. Cuando uno no gana se apura, hace cualquier cosa para ganar y es peor. Entonces paré un poco y estoy cómodo, les corro a los cuidadores que más conozco, sé cuando el caballo está sano, entonces voy con toda la confianza”.

Se lo ve satisfecho al jinete. “Vos sabés que arriba doy todo lo que tengo, entonces es bueno correr a los caballos que conozco, así hago lo que tengo que hacer”. Eduardo va a cumplir 38 años el 13 de octubre, “antes de correr el Jockey Club”, anuncia, más aplomado pero sin olvidar los grandes compromisos, en los que siempre ofrece un plus.

 

Rugiente, con la fuerza de Brian Enrique

Cuando hubo que dar pelea, el defensor del stud Rompe Paga la dio, impulsado por un jockey que está hecho para esos menesteres. Rugiente (Il Campione) superó por medio cuerpo al todavía perdedor Señor Dan (Señor Dandy), que casi aprovecha esa puja  entre el ganador, el favorito Salteño Pass (Distinctiv Pass), Llaullin (Lucky Island) y Monsieur Delon (Il Campione) viniendo de atropellada.

Fue la segunda victoria de Rugiente, un pupilo de Luis Santiago Bedoya que nunca bajó del tercer puesto.




















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