domingo, 21 de agosto de 2022

El inolvidable primer round entre el fenómeno Labrado y el crack Luthier Blues y la sensación de que la corona aún la luce el veterano

 

"El potrillo tiene que seguir demostrando para ser el campeón que todos queremos", dijo Wilson Moreyra, jockey del ganador del Clásico Paraguay (G 3), después de ganar en un tiempazo y de vivir el notable apoyo del público en Palermo


Empieza a celebrar Moreyra con el potrillo, que fue superior a Luthier Blues / Hapsa



La gran carrera que todos esperaban no defraudó. Labrado (Le Blues) le ganó por un cuerpo al gran Luthier Blues (Le Blues) el Clásico Paraguay (G 3-1000 m), ante aplausos que no son frecuentes en el turf, que provinieron de mucha gente que no asiste habitualmente y que acompañó a los habitués.   

Un gran triunfo, por el dominio del potrillo ante el crack de las diez victorias al hilo, el que por sí mismo es un imán y que por eso ya conocía del reconocimiento del público. Una carrera en la que Labrado casi se cae al largar, situación que no le impidió ser el líder desde el comienzo, a toda velocidad. Luthier Blues, como siempre, aunque esta vez con su jockey de los comienzos, Jorge Peralta, hizo su trabajo que es entrar en calor de a poco para hacerse más fuerte desde la mitad. Por un momento parecía que iba a doblegar al potrillo, porque se puso a medio cuerpo, pero el ganador le bajó la barrera. El registro, de 53s90/100, fue espectacular.

  


La sensación que se palpó en casi todos, fue que la nueva estrella del kilómetro no destronó al ídolo de 560 kg, que dio 6 de ventaja a su rival, como corresponde al peso por edad. Incluso es una sensación que debe estar presente en los allegados al stud Don Ariel, que saben que fue el primer round. Un primer round inolvidable.

Wilson Moreyra fue el jockey de Labrado. Se sacrificó con el peso más que nunca por estar en su lomo. “Esta vez, el compromiso era doble porque a mí me cuesta un poco el tema de los kilos y hoy llegué muy bien, con 52,5, así que se disfruta el doble”, dijo el cordobés de General Viamonte. “El caballo iba muy liviano y mi compromiso era aliviarle los kilos llegando de la mejor manera. Él también llegó muy bien y se dio lo que esperábamos”.

-¿Qué hacés para entrar en peso?

-En invierno es muy complicado porque uno no transpira, así que me cuido muy bien en las comidas, con un nutricionista, y me entreno, troto, hace siete días que hago una hora cuarenta de cinta abrigado abajo y arriba, y me saco bastante. Por ahí se sufre un poco, te bajoneás, baja la presión, pero ahora llegué muy bien, con fuerza, que es lo que te hace sentir mejor.

Luego había que correr. Wilson describe cómo fue: “Labrado demostró que es muy bueno el día de las Estrellas y enfrentaba a un gran caballo, pero ganó y en un tiempazo. Se fue de cabeza en la suelta de ligero que es, sacó ventaja, hizo un cambio de velocidad y arriba definió muy bien”.  El jockey no tiene dudas en elogiar a Luthier Blues: “Antes de correr yo decía que era el mejor de la Argentina, pero hoy se enfrentó con un rival muy bueno. La orden que tenía era correrlo como una cuadrera, que se moviera en todos lados, aprovechando los kilos y su velocidad. Salió muy fuerte y de los 500 a la raya los sacó de ritmo”. Un sabio como Ángel Bonetto, el entrenador del potrillo, volvía a acertar.

Centrado, Moreyra sabe ubicarse, esperando ofrecer desquite: “Labrado recién arranca y Luthier Blues tiene una salud bárbara, lo vi muy bien en la gatera, no creo que esta sea la única vez que se enfrenten. Espero que en la próxima lleguen los dos bien y en la cancha gane el mejor. Es importante superar a un caballo que llega con diez triunfos seguidos. Para ser campeón primero hay que se retador. Labrado tiene que seguir demostrando para ser el campeón que todos queremos”.

Ya había tenido en las redes sociales un anticipo del calor de los aplausos que sintió el sábado el jinete al que la Ciudad de Buenos Aires ha premiado con el Jorge Newbury y los periodistas deportivos con el Olimpia. “Fue muy lindo lo de la gente. Yo lo había escrito en las redes, donde hay mucha gente que te apoya y otra que insulta; a estos los bloqueo. Prefiero seguir con la gente que me quiere, me  apoya y a lo mejor no me conoce. El festejo fue para todos ellos, porque me dieron mucha fuerza durante toda la semana".

-¿Esta noche –el sábado a la noche- desquitás algo con la comida?

-No, seguimos porque el domingo corro en La Plata. Vienen a cenar algunos amigos que son de mi pueblo, General Viamonte, Córdoba, cerca de donde son los dueños de Labrado. Vamos a comer un asado. Pero tranqui, porque mañana a las 6 tengo que estar de vuelta acá.

“Acá” es Palermo. El domingo a la mañana Wilson Moreyra trabajará allí como cada día y a la tarde competirá en el Bosque, en la 7ª. Una rutina que a veces tiene grandes recompensas.










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