Después de guiar al triunfo con maestría a Raons, en el clásico Manuel Anasagasti, el limeño de 52 años recordó que lleva más de veinte desde que se radicó por primera vez aquí, cuando lo trajo La Pomme; luego lo contrató Firmamento y ahora Las Canarias; “me voy a retirar en cualquier momento acá", reflexionó, aunque no pone una fecha
Talaverano, el sábado en San Isidro, donde ganó su primer Pellegrini en 1993 (G. Duprat) |
Cuando
Edwin Talaverano, con Raons (Lizard Island), se hizo de la punta apenas largaron
el Clásico Manuel Anasagasti (L-
Rechazó esas amenazas el defensor de Las Canarias, pero faltaba la
estocada del segundo en las apuestas y su compañero de techo, Alberto de Monaco
(Hurricane Cat), que finalmente quedó corto por medio cuerpo en su atropellada
por los palos. Todas esas circunstancias fueron manejadas con maestría por
Talaverano. Dio gusto verlo trabajar con las riendas y la fusta, y vigilar lo
que pasaba a derecha e izquierda, para que Raons ganara por segunda vez en su
campaña y se mantuviera invicto.
“Nos está yendo bien, estamos con una potrillada nueva que va a ganar
seguido”, arranca el peruano, que recordó que hace más de veinte años que se
conoce con el cronista, de su primer triunfo en el Carlos Pellegrini con Laredo
(Muscovite); de sus dos estancias anteriores, contratado por La Pomme y luego
por Firmamento; de las Fustas de América.
Entonces sorprende: “Me voy a retirar en cualquier momento acá. El
cuerpo se cansa pero yo sigo adelante por mi familia, los hijos. No pongo una fecha”.
Esta vez el contrato es con Las Canarias –se deshace en elogios a las tres
caballerizas que a lo largo de los años confiaron en él- y lo acompaña Facundo,
uno de sus hijos. “Nació en el año de Asidero –ganador del Pellegrini de 1999-
y está trabajando acá con Juan Udaondo, le varea los caballos con montura… Mis
hijos han crecido, pesan 58/60 kilos; el padre es el único chiquito, que pesa
54/55”, detalla sonriendo para explicar por qué ellos no son jockeys. A los de
52 años, Edwin se mantiene en forma.
-¿Cómo hacés?
-Me cuido
toda la semana. Un día o dos podés saltear, pero hay que cuidarse todos los
días, sobre todo con las comidas. Hay que tomar poco líquido, pero mucha agua;
si hay un asado se puede tomar un poquito de vino, pero eso te hincha y trato
de evitarlo.
-¿Para qué está Raons?
-Es un
potrillo que justamente me hace acordar a Asidero cuando empezó, solo que este es
más liviano. Ojalá llegue a la distancia. No es loco, es manso y esta carrera
se hizo a su medida, por eso decidí tomar la punta, llevarlo tranquilo, y así
aguantó hasta el final.
-Le guardaste un resto.
-Esperé
todo lo preciso, porque si salía antes me ganaba el de adentro –Alberto de
Mónaco-; sabía qué tenía y le di suave de zurda y un poco de derecha, sobre
todo para incentivarlo. Es un potrillo que sirve, como hay varios en Las
Canarias para seguir ganando clásicos.
Criado en La Pasión, Raons había debutado hace veinte días en
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