Una máquina el hijo de Il Campione, desde la mitad de la recta porteña / Prensa Palermo |
El profesional, que tiene padre y abuelo cuidadores y toda una familia con años en el turf, debe medir bien cuándo traer un ejemplar desde su base en Rosario, por los costos del traslado; el defensor de Haras Don Julián es de los que devuelven la inversión
En un muy
buen momento de su campaña, El Mejor Recuerdo (Il Campione) consiguió la octava
victoria en dieciséis actuaciones, esta vez en Palermo, en el Handicap Rubén Emilio
Laitán (
Allí, el defensor
de la caballeriza Haras Don Julián estuvo cerca de marcar el récord con 57s01/100
(el registro más breve vigente es de 56s37), por eso Daniel Cima, su entrenador,
decidió volver con él a Palermo, donde su caballo, llevado por Leandro Fernandes
Gonçalves, se impuso por dos cuerpos y medio ante Torino Kiin Ha (Señor Candy),
en 1m8s37/100 sobre una arena apta para mejorar registros.
Dijo Daniel
Cima: “El Mejor Recuerdo es un caballo que se presta para todo. Es bueno. Yo
empecé en
Ese fue un
comentario general. El Gran Recuerdo, que fue
dirigido por Leandro Pradabajó su ritmo n los 100 finales.
“Creo que
su distancia es 1200 o incluso 1400. Queríamos llevarlo a 1600 para correr los clásicos
de Grupo, pero parece que la milla le cuesta más. A lo mejor es mala mía; por
ahí lo agarra otro y llega a
“Si está bien Rosario, estamos bien nosotros”
“Rosario
está mucho mejor y si está bien Rosario estamos bien nosotros también”. Cima
habla del turf. “Cuando se alejó el Jockey Club se hizo cargo la municipalidad,
con Miguel Lifschitz, y gracias a ellos el hipódromo funciona como funciona.
Tiene premios casi como San Isidro, en proporción; las equivalentes a las alternativas
en Rosario están iguales o mejor. A nosotros nos conviene correr allá porque el
transporte está muy caro, cerca de 200.000 pesos, si sumás los gastos del peón.
-En algún momento te radicaste en Palermo.
-Sí, me dieron
70 boxes en 1999. Pero extrañaba mucho Rosario; vine a Buenos Aires con un equipo
de peones pero se volvieron; me costaba todo. Mi familia se había quedado allá
porque mi hija estaba en el colegio primario. Preferí volver antes de que afectara
mi salud.
-Y te fue bien, ganabas bastante.
-Sí, y eso es
lo peor, porque siempre me faltaba personal para trabajar.
Daniel Cima
lleva “toda una vida” en el turf, como él asegura. “Mi abuelo, Luis Alberto, y mi
papá, Alberto, fueron cuidadores. Y mi
mamá era hermana de mi tío Luis Fuentes, el entrenador de Sumatra, del que fui
capataz; el padre de ellos fue herrador y cuidador también.
A los 18 años, Pucho, que no sabe por qué lo apodaron Pucho desde hace décadas –por fumador no- se fue a vivir al hipódromo Independencia e hizo su vida. “Conseguí novia y me casé”, revela, a las risas. Como para despegarse de Rosario, su casa.
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