Mientras en el cine el estreno El Jockey recuerda que el turf también existe, la realidad de La Plata filma otra remake de su película

Las carreras no tienen fecha de regreso en el Bosque / RRPP La Plata

Por cuarta vez consecutiva, no hubo carreras en el hipódromo del Bosque este jueves, en medio del conflicto por la demora en la liquidación de premios y comisiones y otros reclamos por falta de mantenimiento; los sindicalistas se reunieron con la administración, que prometió dar seguridad para los trabajos matutinos pero no pudo señalar un plazo para la vuelta de las carreras     

 

El hipódromo de La Plata siempre está en problemas y lo seguirá estando mientras los políticos/gobernantes que no saben del tema o, en el mejor de los casos, fingen no saber para que no se los tache de burreros” o “fulleros”, sigan recurriendo a fontaneros para hacer una cirugía a cielo abierto.

También continuarán sus males si los que dirigen lo toman como una caja chica o como agencia de colocaciones (hace unos años se conoció que el hipódromo constituía la mayor fuente de empleos de la capital bonaerense), ideal para pagar o generar favores.

Empresa Hípica Argentina (EHA) gozó de la concesión del hipódromo entre 1983 y 1997 pero nunca el Bosque consiguió despegar, salvo las dos veces que organizó el Gran Premio Latinoamericano (G 1), en 1989 y 1994, por caso, o el Dardo Rocha (G 1). Ahí está una de las razones que esgrimen quienes se oponen ahora a la privatización. Otra vez: si no hay empresarios idóneos -no los hubo en la EHA, cuando se creía que la concesión sería la panacea- no habrá solución, menos en tiempos en que quienes administran la Provincia de Buenos Aires quieren hacer creer que es el estado el benefactor de la sociedad.

Ni los dos heridos de bala ni el un tercero, atacado con arma blanca en los incidentes que causaron la suspensión de la reunión del martes último, están en condición grave, pero nada asegura que no vuelvan a ocurrir, por más que ayer los sindicatos se hayan reunido con el administrador, Mariano Cowen. Lo que surgió del encuentro fue la promesa de que se gestionará un operativo de seguridad para garantizar el vareo matutino (el martes llegaron efectivos de la Policía bonaerense cuando ya habían estallado los incidentes y sólo se registró un detenido, por portar una pistola) pero se confirmaron los términos de un comunicado de las autoridades platenses que rezaba, textualmente: “Por motivos de seguridad no habrá actividad hípica en el Hipódromo hasta nuevo aviso”.

Así, el regreso de las reuniones hípicas aparece lejano, tan lejos como una convergencia dentro de los gremios entre quienes quieren trabajar, para no ahondar el conflicto, y quines se oponen a retomar sus tareas, como lo demostraron al invadir la pista el martes, volviendo más grave la situación en medio de su legítimo reclamo por el atraso en los pagos de premios con fondos que provienen de las ganancias de los bingos de la provincia y son retenidos por el estado bonaerense.

La reparación de las peligrosas empalizadas, la falta de una iluminación adecuada, cuyas carencias obligan a competir sólo con luz de día, y el eterno deterioro de la pista principal, son algunas de las demandas que se suman a la del reparto de fondos a tiempo. La Asociación Unificada de Jockeys y Cuidadores, que dirige Matías Ferreyra, es el más combativo de los gremios que tienen sus afiliados en el hipódromo: los restantes son ABER (empleados por reunión), UPCN y ATE.

Por estas horas, el estreno de la película El Jockey, en los cines, debería sumar interés por el deporte que le da razón de ser y le ofrece al protagonista de la historia. Los comentarios de los entendidos, que se leyeron y escucharon hasta ahora, hablan de un tono surrealista de esta producción dirigida por Luis Ortega. Mientras, en el ambiente de las carreras muchos temen que el guión vaya por el lado de ciertas adicciones del personaje principal, más que por sus virtudes para llevar un sangre pura al triunfo.

Pero está claro que el turf se arregla solo para hacer crujir su imagen. El Jockey, que va a representar al cine argentino en las postulaciones para un Oscar, será a lo sumo -y si esos temores se concretan- una mancha más para sus detractores.