miércoles, 3 de julio de 2024

Eduardo Ortega Pavón: la tranquilidad, la familia, La Providencia y la distancia con los cuidadores que esconden lesiones

 

Ortega llevó de las riendas a Giustino en el éxito del Old Man / Prensa Palermo


A los 38 años, el jockey paraguayo, que continúa con su idea de "correr menos" y este año ganó 76 veces sobre 537 carreras, opta por montar ejemplares de entrenadores  que conoce y en los que confía; el potrillo Giustino, de La Providencia, que se impuso en el Clásico Old Man, lo tiene entusiasmado 

 

“Estoy corriendo menos y con caballos de más calidad, con más chances. Renegás mucho si no, no me gusta perder y eso me pone más nervioso”. Eduardo Ortega Pavón repitió ahora un pensamiento que había expuesto hace casi un año (“Es cuestión de tranquilizarse un poco. Cuando uno no gana se apura, hace cualquier cosa para ganar y es peor. Entonces paré un poco y estoy cómodo”) y del cual asegura no apartarse, aunque en este lapso haya habido novedades como  su vínculo con el stud La Providencia.

-¿Seguís yendo a correr a Paraguay?

-No. El año pasado fui, ahora estoy tranquilo. Estoy corriendo en la Argentina desde 2009, quince años. Me he golpeado mucho por correr caballos que no conocía bien. Tenemos que cuidarnos los jockeys; hay pocos cuidadores que te dicen cómo está el caballo. La mayoría quiere que le corras su caballo porque le tiene fe y por ahí no te cuentan si tienen algún problemita, entonces esquivo más por eso. A los entrenadores que conozco los sigo corriendo siempre y también a los del Interior de confianza.

El encuentro con el jockey paraguayo se produce tras la victoria de Giustino (Full Mast), que defiende los colores de la caballeriza brasileña, en el Clásico Old Man (G 3-1400 m), en Palermo. Por un  instante, la charla toma otro cauce.

Eduardo cuenta, recuerda momentos difíciles no para quejarse, sino porque uno pregunta: “En 2015 estuve como siete días en terapia intensiva por un golpe; después se me salió un hombro, una rodilla…”. Sonríe al recordar esos incidentes casi de rutina, que no diferencian entre un jockey de la alta competencia y otro con menos posibilidades. “Estoy contento, bien con la familia, bien mi papá y mi mamá. Los dos están bien acá gracias al doctor Horacio Focaraccio, que les  hizo estudios, los trató. Es un tipazo; a mi papá hace dos años que lo atiende”. El médico de la Gremial de Profesionales y del Departamento Médico del hipódromo de San Isidro por décadas, es un puntal para el imprescindible bienestar de los jockeys. 

 

Giustino no para de crecer

 “Este potrillo es muy bueno (lo remarca Ortega, se pone más serio) ganó debutando muy bien y ahora la mira está en la Polla. Andaba mucho mejor para estos 1400 metros y respondió. El desarrollo fue limpio. En la anterior lo corrimos adelante porque era el debut, había muchos caballos; es un potrillo bueno y no queríamos tener contratiempos. Ahora se trataba de un clásico”, diferencia.

La modificación en la estrategia encontró un caballo virtuoso. “Con el cuidador –el tandem Jose Luiz Correa Aranha y Marina Bragante Lopez- decidimos amansarlo, pensando en la Polla. Él es manso y tiene mucha calidad, todo lo que see encuentra en un caballo bueno. A  la mañana hace muchas cosas de un caballo serio”.

Finalmente, se le pide a Eduardo Ortega Pavón un balance de Carreras de las Estrellas, donde condujo tres ejemplares de La Providencia: “No me fue muy bien con Greezzo (Hi Happy), un potrillo al que le tenemos mucha fe; la cancha estaba muy húmeda y él es un caballo de más de 550 kilos –pesó 572 ese día-; cuando le saqué el apoyo se perdió, no se afirmó en esa pista tan mojada”. Grezzo finalizó 8°, a cinco cuerpos de Colifato Novo (Lenovo), el ganador del Juvenile.

“La potranca [Guiltless, por Full Mast, también de La Providencia] corrió bastante bien, quedó 5a a cuatro cuerpos; los patrones estaban satisfechos”. La restante carta fue Rihallah (Cityscape), 11ª en el Distaff (G 1-1800 m), que volvía al césped y no se adaptó al estado de la pista.

















 





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