Con la suspensión de sus reuniones de ayer, viernes 19, y la de mañana, domingo 21, el hipódromo de San Isidro adoptó una postura irreductible ante los reclamos de los jockeys, que habían tomado un rumbo igual de duro con una huelga, separados de la de posición dialoguista de la Gremial de Profesionales
Las
carreras de caballos les están dando la razón a los detractores, a los que sin
conocerlas las condenan, a los que consideran que son meramente una timba. P0rque
ahora, en medio de un conflicto, como en una inundación en la que el agua llega
al cuello, empiezan a flotar las excrecencias, las miserias de una actividad
subvencionada en la Provincia de Buenos Aires porque es incapaz de hacer valer
su carácter de intensa fuente de trabajo.
Inertes
ante el avasallamiento de la ley 13.253 durante el gobierno de María Eugenia
Vidal, no se aprovechó el envión que trajeron las protestas con cientos de
caballos ocupando las pistas de vareo de San Isidro, ni todas las gestiones de
propietarios y criadores, ni mucho menos la difusión que le dio al problema el
diario La Nación, desde su tapa hasta
un amplio despliegue en la sección principal.
Sedados,
casi dormidos, después de las promesas de la entonces ministra bonaerense María
Teresa García –hoy a cargo del Observatorio Político Electoral- y de Axel
Kicillof de ocuparse del turf por la “importancia de la industria en la
provincia”, los cuatro años de la gestión siguiente transcurrieron sin que se
modificara el recorte en el fondo de reparación dispuesto por el gobierno
anterior, por lo que la suma que proviene de las tragamonedas quedó en el piso
9% del Fondo Provincial del Juego
(Fo.Pro.Jue) después de comenzar con el 12 por ciento.
Hace unos
días apenas, la pregunta era: ¿Por qué en San Isidro se hacían carreras
mientras La Plata sufría los sucesivos paros de profesionales –jockeys, más que
nada- y perdía cuatro reuniones durante enero? Ayer, viernes 19, hubo una consecuencia
como en cascada: el hipódromo del Jockey Club debió suspender su reunión porque
los jinetes se negaron a cumplir sus compromisos ante la falta de una respuesta
positiva a sus reclamos por el atraso en el cobro de los premios, la
actualización de las retribuciones por participación (montas perdidas), de la
póliza de seguros y de la renta diaria por accidentes.
Como el
hipódromo informó en un comunicado que cumple “sobradamente con el pago de
premios a los cuales se encuentra obligado” y los jockeys se desmarcaron de las
negociaciones que había llevado adelante la Asociación Gremial de Profesionales
del Turf, que había aceptado aquellos términos en principio, y se mantuvieron
firmes en sus demandas, entonces San Isidro anunció que suspendía la reunión
que debía estar desarrollándose en ese momento, y también la del próximo
domingo.
Juan Carlos
Noriega, Adrián Giannetti, Juan Cruz Villagra, Wilson Moreyra, Damián Ramella,
Maximiliano Aserito y Lautaro Balmaceda fueron recibidos por Juan Cruz Ramallo,
presidente de la Comisión de Carreras, y Diego Zavaleta, secretario de ese
cuerpo, entre otros directivos, mientras se reforzaba la guardia de la policía y
la seguridad en la zona del pesaje y externa del comisariato. Una precaución
excesiva. Ningún jockey daba señales de que podría causar más problemas de los
que había en un hipódromo vacío, sin gritos, sin euforias por un triunfo ni
lamentos por las derrotas. Y mucho más doloroso, sin caballos compitiendo.
Anoche llegó
una lluvia de comunicados, entre ellos uno de la Comisión de Carreras, extenso,
resumiendo la situación y todo lo que dio San Isidro sin el fondo. Hubiera sido
bueno hacer algunas preguntas, pero Ramallo mandó a decir por un empleado que,
a cambio de un encuentro, este cronista iba a recibir un comunicado, como si fuera
una concesión que debe agradecerse y como si esa forma de comunicación no fuera
la elegida por las autoridades desde hace días.
Criadores
Argentinos, la Asociación de Propietarios, la Gremial de Profesionales, la
Asociación del Personal de Hipódromos y Agencias de la República Argentina (APHARA),
son algunos de los beneficiarios del fondo de reparación, junto con los hipódromos
bonaerenses, San Isidro, La Plata, Tandil, Azul y Dolores. Algunos reaccionaron
criticando la postura de los jockeys o directamente justificando a San Isidro
(Criadores).
Tal vez algún
día, a San Isidro y La Plata se les permita estar en un pie de igualdad con el
hipódromo de Palermo (garantizó las reuniones de hoy y el lunes en un…
comunicado) para instalar su propio centro de entretenimientos con tragamonedas
y ya no se depender del arbitrio de un gobierno para obtener la renta que
necesitan para subsistir. Reducir la cantidad de reuniones por semana o hacer
temporadas más cortas no es la mejor
solución. Por ahora.
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