viernes, 4 de agosto de 2023

Recuperado de una lesión, Bloodshot volvió a tomar vuelo al volver al Bosque, donde marcó tiempo récord


El potrillo del stud Nuevos Vientos De Bonifacio, criado en Don Florentino, ganó por seis cuerpos el Clásico Jockey Club de Azul (L-1100 m) en 1m2s73/100 y se apunta para convertirse en el mejor velocista platense


Miguel Ángel Sosa apenas paleteó al pupilo de Claudia Bellier / Prensa La Plata 


Extraordinario. Así fue el triunfo de Bloodshot (Qué Vida Buena) en el Clásico Jockey Club de Azul (L-1100 m). Por el resultado y por la forma: el defensor del stud Nuevos Vientos de Bonifacio registró tiempo récord, con 1m2s73/100 sin que se le moviera un pelo, y se mantiene invicto en dos salidas, en el hipódromo de La Plata, donde debutó. Sólo perdió en Palermo: fue 5° a diez cuerpos en la recta.

Esa actuación tuvo un motivo: se le diagnosticaron sobrecañas y el equipo de Alberto Piana y Claudia Bellier, que trabajó para que la gran opinión que tuvieron desde el principio sobre Bloodshot quedara confirmada y con una nota altísima, lo  devolvió a la competencia dos meses después.

Además de su padre, por Bernstein, el potrillo tiene a La Biznaga (la cuna de Qué Vida Buena) en toda su línea materna. El año pasado, en la venta de Don Florentino, en La Francia, Córdoba, el potrillo produjo uno de los precios medios del tradicional remate en La Francia, Córdoba.    

  

Un recuerdo para Juan Roberto Gutiérrez

 

Hacia fines de la década del 1980, no quedaba otra que ir a la agencia de Avellaneda –o a la de Saavedra- para ver las carreras de La Plata. Al menos eran algunas de las opciones de los que estábamos en la Capital Federal. Y entre otras atracciones que empujaban seguido a cruzar el Riachuelo había una potranca, Saldeable, sobre todo después de verla ganar en su debut. Luego, estaba el hecho de que su padre fuera New Dandy, un ídolo en la pista.

Por eso no se dudó en seguirla junto con el recordado Jaime Mitagstein, cuando Firmamento, su criador además, la anotó en el Fortunato Damiani (G3), que ganó. Ahí estaba la figura sonriente de Juan Roberto Gutiérrez, entrenador de la yegua, y uno aprendió que ese gesto del entrenador fallecido el miércoles 2, a los 80 años, no era una pose para la ocasión. La sonrisa lo acompañaba siempre. Basta recorrer ahora nomás las escenas de las premiaciones en el hipódromo platense, donde integraba la Comisión de Carreras, para comprobarlo.

Saldeable se quedó, después de aquellas conquistas, con el Atucha y el GP de Potrancas, dos clásicos de Grupo 1, y con el Pellegrini a la mejor dos años de 1989. Mucho más cerca, en 2015, Gutiérrez, que empezó en el turf como jockey, preparó a Giacom para hacerlo ganador del GP General San Martín (G 1), ya en el césped de Palermo.

Ayer, en la pista del hipódromo de La Plata, jockeys, colegas, directivos y allegados se reunieron para rendirle a Juan Roberto Gutiérrez tributo merecido.






















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