Desmintiendo su poca adaptación al césped pesado, el defensor de As De Picas, criado en El Wing, doblegó por medio pescuezo a Bequepingo en el Clásico Southern Halo (G 3), con una fulminante atropellada; el favorito Satu finalizó cuarto tras hacer la punta
En el filo del disco, el tordillo quebró a Bequepingo; en el fondo asoma Satu / Gza. REVISTA PALERMO |
De último y alejado de todo a hacer la carrera
de su vida. Así fue como ganó Tooru el Clásico Southern Halo (G 3-
Esa expectativa quedó trunca mucho antes del disco, cuando Satu (Catcher
in The Rye), el caballo en cuestión y amplio favorito, empezó a perder terreno
después de correr en la punta como se esperaba, como había ganado hace casi
cinco meses. El estreno del ahora defensor de Las Monjitas, con Dany
Etchechoury como entrenador y Adrián Giannetti en las riendas, se apagó en el
césped pesado de San Isidro, donde terminó cuarto a menos de cuatro cuerpos.
Ya con Satu fuera de combate, la victoria se inclinaba hacia Bequepingo
(Cityscape), que dirimía su posición con Fuego Valiryo (Santillano) a
Lo cierto es que nadie podrá decir que Martín Valle se apuró en la montura de Bequepingo, porque venía encima de Satu en el derecho y esperó para aflojarle el cuerpo tanto como ameritaba el adversario de clase del que se desconocía si podría reaccionar. El desempeño de jinete y montado fue intachable.
Este fue el quinto éxito de Tooru, un caballo de 4 años del stud As De Picas de gran experiencia clásica, con arrimes de todos los colores. Entrenado por Pablo Sahagian, que reconoció que “corríamos por el segundo puesto; la verdad es que antes de la carrera, a Satu no se le podía ganar”, con Lavigna se supo alternar Pablo Carrizo en la montura, en la mayor parte de sus 22 actuaciones. “Le pedí que lo trajera atrás y que atropellara por media cancha, que me parecía que era el mejor lugar; el caballo había corrido en una pista mucho más pesada que la de hoy”, agregó el Turco.
Lavigna dijo lo suyo sobre Tooru, el ejemplar criado por Endrigo Gennoni en su haras El Wing: “Venía medio lejos, le
costaba un poco por la cancha, pero en los últimos metros sacó lo mejor de él.
Ya había corrido el Gran Premio San Isidro en la pesada (10°); entró a ocho
cuerpos pero nunca venía bien. Todas las carreras de Tooru son viniendo cómodo
para definir arriba. No tan lejos como ahora, pero él sabe correr así.”
Francisco Lavigna tiene 19 años, y hace “dos y monedas” que compite (a uno
le parece que hace mucho más que lo ve en los programas). “Hice la
escuela de San Isidro con Héctor Libré y el profesor Caro Araya”, y cuenta que
Marcos Lombardo, entrenador, lo inició en Chivilcoy, su ciudad natal. “Ahí le
agarré el gustito”, asegura y recuerda que con Lombardo “hemos ganado tres
carreras en San Isidro”. Según opinan los que lo conocen, Lavigna le sacará el
mejor jugo a su habilidad sobre un puro con un poco más de disciplina.
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