Dos corridas y dos ganadas con Gonzalo Borda en la montura |
Seis victorias y cero derrotas suma la defensora de Chos Malal desde que la entrenan en Palermo; la última en el Clásico Juan Shaw (G 2), en San Isidro y siempre con la emoción de un propietario que sólo pudo competir en pruebas condicionales hasta ahora
Hay que ver
(y escuchar) la emoción de Cacho Valenzuela cuando habla de Belleza de Arteaga,
su yegua, cada vez que gana cada carrera. Una emoción que crece y no lo agranda
a él, como se pudo observar el sábado, después del Clásico Juan Shaw (G 2-
“Tenemos caballos desde hace años y siempre corrimos carreras condicionales, nunca pudimos llegar a un clásico; encontrarnos con esta yegua es una bendición. Corrimos dos con siete días de diferencia recién –el Clásico Blue Prize en San Isidro y el Apertura en Palermo-; no llegamos de una carrera y ya estábamos volviendo”. Se ríe, pero ya se lo nota emocionado.
Hacía minutos que la yegua
que Valenzuela compró en la liquidación de Las Raíces –luego de la trágica
muerte de Federico Caracoche- había ganado por dos cuerpos y medio ante Forty
Cinque (Ecólogo), también criada en ese haras, en otra performance contundente,
dominando en la boca de la recta y controlando por el margen que quiso a su
generosa adversaria.
“La sigo corriendo donde digan los entrenadores, Juancito y Roberto, que son los que saben”, dice Cacho sobre el futuro. “Yo les llevé la yegua con toda la expectativa, pensaba ganar alguna carrerita más o algún handicap, y mirá dónde estamos; son fuera de serie. Yo siempre les pregunto, soy bastante curioso, y les pido que me digan dónde corre más la yegua, y corre en todos lados”.
Hay
compañeros de la hija de Cosmic Trigger de la caballeriza neuquina radicados en
Palermo. “Tengo un 3 años que se los llevé a Pellegatta y Saldivia también; ya
corrió, pero no con ellos aún; se llama Amor Picante (Manipulator). Además hay
un potrillo que se está amansando, hijo de Seahenge, el padrillo nuevo de
Vacación. Tenemos lo que podemos tener”, asegura Valenzuela, que no piensa
abandonar esa costumbre de venir a Buenos Aires cada vez que sus caballos lo
llamen.
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