El administrador del escenario del Bosque, que el fin se semana se impuso en las elecciones para presidir al mens-sana, tras dos postulaciones previas, aclaró que la actividad en el turf, con la que cada día se compromete más, es su medio de vida y que en el club trabajará desde las 16.30, cada día
El administrador del hipódromo de La Plata, Mariano Cowen, confirmó que
continuará al frente del escenario del Bosque. “Es el medio con el que me gano
la vida”, aclaró cuando arreciaban los comentarios sobre su alejamiento tras
imponerse el domingo último en las elecciones del club Gimnasia y Esgrima La
Plata. Cowen tiene un mandato de tres años por delante.
“Todavía hay mucho trabajo que hacer en el hipódromo, por ejemplo el
cambio de la empalizada en la pista principal, algo que prometimos”, dijo
Bernardo Lannani, uno de los gerentes que acompañan la gestión de Cowen. Que
explicó por qué algunas acciones se ven demoradas: “Todo lo que tenemos que
hacer requiere que se genere un expediente”, dijo en alusión al carácter de
organismo del Estado provincial que conserva el circo de los eucaliptos, por lo
que esos trámites demoran más que en ningún otro hipódromo en territorio
bonaerense.
Cowen encontró en el hipódromo de La Plata un espacio para gestionar que
desconocía, y con el que está cada vez más comprometido a medida que toma
contacto “con los trabajadores, los gremios, las entidades de criadores y
propietarios y los profesionales”. Y aseguró que como presidente de Gimnasia comenzará
sus jornadas “desde las 16.30”,
cuando cumpla sus tareas laborales.
Por lo pronto, ya se reunió con Pipo Gorosito, el DT del equipo tripero, como para confirmar su apoyo al entrenador y ratificar que el contrato que acababa de firmar hace unos meses, para extender el contrato firmado con la gestión anterior del club está refrendado.
HOY, SAN
ISIDRO ES OTRA VEZ MUNDIAL
Hay pocas situaciones que merecen ser vividas
en un buen clima de ebullición, en compañía de hinchas de aliento unánime y con
la posibilidad de disfrutar de la mejor pantalla. El hipódromo hace una pausa
en el devenir de sus carreras esta tarde, para que nadie se pierda
Argentina-Polonia, el partido del Mundial de Qatar que define el futuro del
seleccionado albiceleste.
Como el sábado pasado en el triunfo de
Argentina, por la flamante pantalla gigante de San Isidro y buena parte de sus
monitores internos se verá fútbol y el público (también los trabajadores que
puedan hacerse un hueco), que tendrá apuestas con pozos adicionales por
36.300.000 pesos, un motivo más para no faltar a la reunión.
El caballo del stud El Gran Peters, un verdadero trotamundos que este año ganó el Batalla de Tucumán y el Estrellas Cordobesas de San Francisco, ahora se impuso en una nueva versión de la serie de la FEAR, demostrando su ductilidad de 2000 m a 1400
Celebra Sergio Barrionuevo, que ganó tres de cuatro con Eritrean /Gza. JC Villa María
Los últimos
seis meses de la vida de Eritrean (Il Campione) en las carreras serán difíciles
de olvidar. El caballo santafesino está haciendo patente la realidad del turf
del Interior, que siempre nutrió de sus mejores ejemplares a Palermo, San
Isidro y La Plata y ahora quiere mostrar que ese flujo no tiene una sola
dirección, sino que es una vía de dos manos, en especial porque se comprende la
trascendencia de organizar carreras oficiales y se trabaja para ello.
Cada vez más, los caballos que se destacan en el puerto están teniendo
incentivos para correr tierra adentro; los haras más importantes y las firmas
rematadoras consolidan las ventas en las que ofrecen sus productos en puntos
neurálgicos de las provincias, como ocurre con el haras El Paraíso, que ayer
mismo llevó sus productos 2021
a un remate en el hipódromo de Azul, o con la firma
Racehorse, de larga trayectoria en esos mercados.
El domingo, Eritrean ganó el Clásico Estrellas de Villa María (1400 m) en la temporada en
la que fue al hipódromo de Tucumán y se impuso en su máxima carrera, el Batalla,
sobre 2000 m,
y antes se había llevado de Córdoba –otra vez Córdoba- el Clásico Estrellas
Cordobesas de San Francisco (1400
m).
La última competencia de ese raid fue el Clásico
Irineo Leguisamo (L-2000 m),
en Palermo, que no ganó pero dio todo y finalizó segundo a medio cuerpo de
Super Inter, después de una lucha sensacional que duró toda la recta final, con lo que dejó una imagen inmejorable y demostró que las puertas de los hipódromos centrales siguen abiertas para él. Ahora, en Villa María, venció por diez cuerpos a Bar de Copas (Qué Vida Buena).
Un verdadero periplo federal,
en el que Eritrean fue conducido en cada una de las estaciones por el tucumano Sergio
Barrionuevo, y una demostración de ductilidad fenomenal, de 1400 m a 2000, con su receta
indomable de venir en la punta. Lo entrena Daniel Rubén y defiende los colores
del stud El Gran Peters. Profesional y propietario que saben buscar las
oportunidades en cualquier hipódromo, y que esta vez le valió un premio de un
millón de pesos, en el clásico de la Fundación Equina Argentina y el Jockey
Club de Villa María.
Al comentar la entrega del hijo de Easing Along en Del Mar (5° a menos de cuatro cuerpos) en el Seabiscuit Handicap (G 2), el entrenador trasandino habló de la yegua argentina, del gran momento de Héctor Berríos y de una nueva promesa en su stud
Por el centro, Irideo(gorra blanca)va a ser 4° a cuatro largos de Hong Kong Harry (gorra dorada) / Benoit Photo
Aunque sea
un hilo sutil, se sabe que 100
metros más o 100 metros menos pueden decidir la actuación de
un caballo clásico. En especial en los Estados Unidos, donde los punteros lo
pueden sentir tanto como los atropelladores, sacados de su ritmo habitual para
adaptarse. Algo de eso le sucedió a Irideo (Easing Along) en el Seabiscuit
Handicap (G 2-1700 m-césped), en Del Mar, donde iba en busca de su segundo
triunfo en ese país en una carrera bravísima.
Marcelo Polanco, el entrenador del defensor de Pozo de Luna, describió
la situación de su caballo, que terminó 5° a menos de cuatro cuerpos del irlandés Hong
Kong Harry (Es Que Love), el favorito. “Creo que Irideo es millero y la carrera
no era fácil. Me dijo Héctor Berríos que pasando la milla puso el freno, creo
que no es lo mejor los 1700 para él. Pero llegamos bien, no fue un papel malo”.
El cuidador chileno, que hace menos de un mes despidió a Blue Stripe
(Equal Stripes) de su stud, vendida a Japón por 4 millones de dólares luego de
su brillante actuación en la Breeders’ Cup Distaff (fue 2ª al hocico de
Malathaat {Curlin}) dio otra muestra de su amabilidad al recibir la llamada
de Turf Class. “Ahora paro en una
gasolinera y te llamo”.
La señal para el teléfono era pésima y mejoró unos segundos después: “Ahora
me voy a Arcadia, mañana hay que trabajar. Tengo una hora y media sin tráfico y
puede llegar a 4 horas, pero es el fin de semana largo del Día de Acción de
Gracias, el Thanksgivingday, y estamos
en el medio. El domingo va a estar difícil la autopista”. Marcelo vive cerca de
Santa Anita Park, donde está su cuartel general. “Irideo tiene un mes para
recuperarse para la temporada de Santa Anita, que comienza el 26 de diciembre,
y allí buscarle una carrera de la milla, o 7 furlongs y medio; además están las
de 1300 m,
las famosas down the hill, que son
muy lindas”. Ese trazado de pasto, bello y desafiante, que baja de la altura en
Santa Anita, ya fue recorrido por el hijo de Infiltrada, que terminó 2° a medio
cuerpo.
Un comentario aparte merece Héctor Berríos, el jockey chileno al que
Pozo de Luna llevó de Florida a California este año con notable suceso, sobre
todo para él mismo. “Héctor está bien, le monta a establos y entrenadores
importantes, como Mike Puype, Richard Mandellla. Ya se queda aquí, ha ganado
clientes nuevos y de buen nivel y es muy requerido”. Ayer, Berríos, el último
jinete de Blue Stripe, dio doblete en Del Mar.
Y hablando de la fenomenal yegua argentina criada en La Manija, Marcelo
evoca aquella noche en Fasig Tipton de Kentucky cuando se produjo su venta. Su
sentimiento estaba a flor de piel, en medio de sensaciones tan encontradas como
la despedida y una transacción cuatro veces millonaria.
“Para llegar a la Breeders’ Cup en una carrera como el Distaff, contra varias
yeguazas, debes tener una gran competidora.
Y he visto muchas, pero nunca encontré una yegua tan fácil, fue una maravilla entrenarla,
hace lo que uno le pide. Es un sueño llegar a esa carrera y perder en el último
cabezazo, como cantaba Gardel, o por menos, una nariz, como esta vez”, suelta,
de un tirón.
-Fue un gran momento en tu carrera, nos dijiste
allí.
-Es que
además fuimos un equipo muy bueno entre argentinos y chilenos, con don José
Cerrillo –propietario de Pozo de Luna- presente, Fernando Fantini a la cabeza y
el gran aporte de Nicolás Martín Ferro. Cuando me dieron la responsabilidad y
Blue Stripe ganó el Clement Hirsch (G 1), fue una gran felicidad. Y para el
Distaff vinieron amigos y familiares de todos lados y de todos los países. Fue
un tarde maravillosa.
-¿Llegaron más sudamericanos a la caballeriza?
-En este
momento tengo una yegüita chilena que acaba de llegar, ganadora de Grupo 1. Es
chiquita, corre de atrás, la estamos aclimatando y a los dueños les envío videos
para que vean el cambio que está experimentando en su físico, no para mostrar
mi trabajo sino para que vean su evolución. Llegó de la cuarentena en Miami y
fueron muchas cosas nuevas para ella, pero se adaptó. Estuvo calladita al comienzo, y ahora está
comiendo muy bien y tiene muchas ganas de salir a entrenarse.
Hace honor a su nombre la hija de Katmai (Scat Daddy) y la argentina
Unbending (Speighstown). “Se llama Una Chiquitita, pertenece a Roberto Abumohor,
un propietario chileno que tiene parte con el caballo en la larga que corrió la
Breeders’ Cup Turf (G 1), Master Piece –entró 8°-; ya he tenido caballos suyos”.
Todo un señor, Polanco. De una
charla apurada, desde una estación de servicio e interrumpiendo un viaje, desplegó
una semblanza puntillosa, para disfrutar. Y agradecer.
Segundo de la izquierda, Rivero con su última camada y dos colaboradores / Facebook
Mucho más que transmitir sus experiencias, el profesor de la Escuela de Jockeys Aprendices de La Plata disfruta de su nuevo rol, como lo mostró durante el tradicional desfile de los alumnos que acaban de finalizar el curso, en la jornada del Dardo Rocha
Con Fabián
Rivero había una cuestión de nombres. Él me decía “Flaco”, como mis amigos de
toda la vida. Y yo escribía Antonio, porque en La Nación se respetaba a rajatabla –ahora no tanto- la decisión
materna. En sus últimos años de notable jockey, ya estaba el docente. Fácilmente
se podía deducir entonces –hace un par de años- que nada más transmitir sus
experiencias sería valioso, pero la faceta del docente está metida en su piel y
sus sentidos.
“Es un
trabajo muy lindo y a la vez lleno de responsabilidad. Los chicos cumplieron el
objetivo, estoy contento”, había comentado Rivero el día en que la última
camada de la Escuela de Jockeys Aprendices de La Plata hizo el desfile tradicional
del 19 de noviembre. “Lo lograron por mérito de ellos, lo único que hacemos nosotros
es trabajar en la docencia, donde aprendemos junto con ellos. Es un cambio
grande de jockey durante mucho tiempo pero los disfruto mucho”.
Se le nota
a Rivero, lo mismo que el compromiso en cada indicación a Facundo Eneas, Lucas
López, Thiago García, Sebastián Reynoso y Ramiro Salazar, los muchachos que
pasan rápido con sus montados por la recta platense, mostrándose ante las
tribunas repletas. También se aprecia ese sentimiento cuando se lamenta porque
un sexto aspirante, Mauricio Menéndez, pudo terminar el curso por un lesión,
pero seguirá el año próximo. “Lo charlamos con él, sabe que es lo mejor”.
El orgullo
de Fabián está también en los ex alumnos suyos que ya están compitiendo, “como
Ezequiel Lencinas y Lautaro Ramallo”, que lo recibieron con triunfos en las
tres primeras carreras del sábado 19. “Son alegrías que no se pueden expresar
en palabras”, dice, y cuando uno le cuenta que percibe el respeto y el
agradecimiento al maestro de todos los que presencian el ejercicio en La Plata,
confiesa, no sin cierto pudor: “Eso lo siento allí donde voy”.
El que fue
jinete de El Charlatán, Badajo, Adyacente (URU), con los que se llevó el Dardo
Rocha, y Tapatío, cuyas riendas condujo para ganar el Nacional, no puede menos
que agradecer esta oportunidad que le dan las carreras: “El turf ha sido muy
generoso conmigo, he tenido la suerte de correr muchos caballos buenos, gané
muchos Grupo 1, tres Dardo Rocha, se me pone la piel de gallina, soy feliz con
lo que me ha dado esta profesión que disfruto”.
La seriedad y el profesionalismo que fue una marca en la trayectoria como jockey de Fabián Antonio Rivero ahora tienen la forma de la docencia. La pasión es la misma.
El merecido reconocimiento para quien trabajó por un turf de avanzada /Gza. HSI
La sanidad del equino y la excelencia del laboratorio del
hipódromo de San Isidro eran motivo de desvelo para Fernando Peña, no ya desde
su posición de científico –médico- o de dirigente del Jockey Club, sino, por
sobre todo, la del hípico, el criador, el propietario. Después, desde todas las
posiciones que ocupó, incluida la del Stud Book, honró esa pasión con
compromiso.
Ayer, se le rindió un homenaje al dirigente desaparecido al
instaurarse su nombre al Hospital Veterinario ubicado en el Campo 2. Cuando Juan
Mariano Villar Urquiza, presidente del Jockey Club, descubrió junto con uno de
los hijos de Fernando una placa con la que se hace justicia con un hombre que
trabajó para la evolución en el vital servicio hubo emoción, en un acto al que asistieron
familiares de Fernando.
Juan de la Cruz Ramallo, presidente de la Comisión de
Carreras, pronunció unas palabras recordando lo que dejó el Dr. Peña, fundamental
para buscar la homologación del laboratorio de San Isidro por parte de la
Federación Internacional de Autoridades Hípicas (IFHA), que hoy es cercana. “Nos
pedía inversión en equipos; exigía, en realidad”, dijo el directivo, “aunque eso
no vendiera boletos, pero es importante para jerarquizarnos y diferenciarnos,
nos decía”, y destacó que durante la presidencia de Miguel Crotto y ahora la de
Villar Urquiza, esas “exigencias” fueron escuchadas, como la implementación de los
preanálisis antidoping en los Grupo 1, resistidos en el origen y aceptados
luego.
Los doctores Patricia Porto y Alberto Costa formaron parte
del equipo que Fernando Peña apoyó y fomentó “para tener el mejor hospital
veterinario y el mejor laboratorio”, destacó Ramallo. Crotto, ex presidente del
Jockey Club, que recordó a Fernando Peña, como un amigo y como el impulsor de
los avances técnicos, resaltó además el trabajo en equipo en el staff que también
integró Carlos Rial, gerente del hipódromo.
La tarea de forjar cimientos es el mejor legado de Fernando José Peña.
Un gesto de Fernando
Es un detalle personal de este cronista, si se permite, pero
que pinta qué clase de persona fue Fernando José Peña, notable especialista en
diagnóstico médico: hace muchos años, cuando la salud nos puso en un arco medio
temprano, se ofreció para que un examen prescripto se hiciera en su centro.
Después, junto con el resultado, nos entregó un “Gustavo, estoy muy contento
por cómo salió el estudio”, no apenas un “salió bien”. Eso, al margen de todas
las novedades que se preocupaba por difundir, lo que hacíamos con gusto.
Bocha (der.), con Ignacio Correas, amigos en los Estados Unidos
Uno pasaba
distraídamente por las caballerizas de Belmont Park, el hipódromo de Long
Island, Nueva York, durante una Breeders’ Cup, y se encontró con el nombre: Ángel
Penna Jr. Bocha no estaba en su stud esa tarde de octubre de 1995, pero Ruth
nos dijo que lo llamáramos más tarde. Pasaron algunos meses hasta que se
produjo el llamado, pero el entrenador argentino atendió como si lo conociera a
uno de toda la vida. El resultado fue la entrevista de La Nación que acompaña estas líneas.
Ser hijo de
un entrenador que triunfó en Europa y en los Estados Unidos, donde integra el
Hall of Fame, y llevar ese nombre y apellido –los dos se llamaron así- célebre
en la historia del turf mundial por siempre, no le pesaba a Ángel Penna Jr,
como se lo conocía en la hípica de Norteamérica. Bastaba charlar en su stud de Nueva
York y pasar unos agradables minutos, para saber que no portaba chapa alguna. También
ocurrió eso en Santa Anita Park, Los Ángeles, cuando llevó alguno de sus
preciados competidores a la Breeders’ Cup, por caso.
Entre dos
de esos encuentros de la Costa Este y California, Bocha nos informó que Ruth, aquella
asistente, se había convertido en su esposa –sin dejar el empleo, aseguró
serio, pero no sin gracia-. En Belmont nos mostró a la ganadora clásica Perfect
Arc, una hija de la argentina Podeica, dueña de la Polla de Potrancas de 1987, donde
venció a Bayakoa por tres cuerpos. Penna también había entrenado a Podeica y
confesaba que todas sus crías tenían valor agregado porque había superado en la
pista a la dos veces ilustre Yegua del Año en los Estados Unidos. Mr. Light,
que tuvo el récord de la milla de césped de Gulfstream Park, fue otro caballo
argentino destacado en su cuadra, como cuenta Carlos Delfino en La Nación, en una nota en la que Penna
refiere que tuvo en un arco a Invasor, con Chatain.
Pero el
vínculo más fuerte de Ángel con la Argentina fue su madre, Dora Tedeschi, hija
de un notorio cuidador, a la que invitaba seguido a visitarlo en Miami, para ayudarlo
a mitigar una nostalgia inevitable.
“Un bon
vivant, como todos los Penna”, describe Ignacio Correas, Nacho, entrenador en
Kentucky. “Classy gentleman”, lo califica el cuidador Luis Carvajal Jr. en Blood Horse. Correas fue unvasiduo compañero
de golf de Ángel (foto) y quien dio la infausta noticia. Los Penna son una
institución en la historia de las carreras en la Argentina y dejan marca: el
recordado Julio Félix, tío de Bocha y padre de los entrenadores, Ángeles, Julio,
Mariano, Guillermo y de Marisa, propietaria, continúan esa marca registrada.
Ángel Bocha
Penna hizo su escuela europea en España por varios años y luego optó por
radicarse en los Estados Unidos, como había hecho su padre con notable éxito
después de triunfar en el Viejo Continente. Un distinguido embajador del turf
argentino.
Ángel Penna
(h) murió este martes a los 74 años en Fort Lauderdale, Florida, de un infarto,
tras padecer una enfermedad desde tiempo atrás.
Don Empeño, alguna vez elegido como el caballo mejor presentado en un Grupo 1 de San Isidro pero quedó segundo en la pista, ahora cubrió los dos planos en el Gran Premio Joaquín V. González, la carrera máxima en la milla del Bosque, que obtuvo por segunda vez
Con William Pereyra, Don Empeño ganó tres de cuatro, todas en el Sur /Prensa Hipódromo de La Plata
Está bien, Don Empeño no fue el primero ni será el último que se impone
desde la redonda de un clásico hasta el disco, pero a uno lo pone contento que
el caballo más lindo se quede también con el primer puesto. El latiguillo “esto
no es un concurso de belleza”, que se escucha a veces como respuesta a “qué
lindo caballo” o “es el más lindo” en la previa, el paseo o el cánter, contrapunto
tan típico de las carreras, no tiene lugar con el hijo de Exchange Rate, que
después del “concurso” se llevó por segunda vez el Gran Premio Joaquín V.
González (G 1-1600 m),
el sábado del Dardo Rocha.
“Muchos Grupo 1 en la milla no
hay, estábamos esperando este”, analiza Carlos Daniel Etchechoury, el
entrenador del zaino. “Es un caballazo, muy fácil de mantener, es buen comilón,
de buen carácter, en la cancha hace lo que le pedís, te ayuda todo el tiempo y
más ahora que es un caballo adulto, no siente tanto las carreras, está más
profesional”, se deshace en elogios Dany, cuando se le consulta sobre el
trabajo en la caballeriza.
-Está claro que La Plata le sienta bien.
-Esta vez
fue muy contundente, le encanta esta pista, un poco por la recta corta, se
adaptó muy bien al codo, repite las carreras aquí; larga un poco frío, después
se va poniendo y esta vez le fueron a pelear la punta”. Go Chrome Go (California
Chrome) fue ese rival que le discutió la punta a Don Empeño hasta el comienzo
de la recta final y aguantó el segundo puesto desde lejos, por ocho cuerpos.
Etchechoury también le tomó la mano al trazado y al Joaquín V. González
con caballos de San Benito: la segunda victoria de Don Empeño coincidió con los
veinte años de la que alcanzó de Don Cartero (Lode), con Jorge Valdivieso, y
Dany, claro.
Andrés Basombrio, propietario y cabañero, había adelantado a Turf Class que le gustaría mantener a
Don Empeño como padrillo, aunque no en San Benito. “Se lo han pedido varios,
–cuenta Dany-, sé que están detrás de él hace tiempo. Seguramente el futuro de
Don Empeño estará en un haras”.
El criador no estuvo en el hipódromo, pero su hija Manuela sí, como
siempre, y aunque le escapa a las entrevistas, esta vez tuvo que aceptarlas.
“Es un caballo que me provoca mucha emoción. Es noble, nos ha dado mucho, en el
stud lo queremos un montón. Verlo ganar así nos pone felices”. Manuela muestra
lo que es difícil de transmitir en el turf de padres a hijos: “Mi papá me
inculcó su pasión; en la pista está todo el trabajo del haras también y una
categoría o un clásico significan mucho para nosotros; somos afortunados por el
equipo que tenemos, es un grupo muy unido, es mucha la gente que trabaja y a la
que estamos agradecidos siempre”.
Allí está la razón del éxito de Don Empeño, en la pista y en el “desfile”. Hace un mes, había sido elegido como el caballo mejor presentado en el Gran Premio San Isidro (G 1) y en la carrera quedó segundo de Bamb Craf (Mastercrafstman). Esta vez, como hace muchos años pasó con el brillante Fain (Dancing Moss), el “cuadro” cruzó primero.
Hace un año, el jockey brasileño le ganaba al tordillo del stud Parque Patricios con Zuran Zuran en el máximo clásico de La Plata, y esta vez confiesa que se impuso con uno de los tres mejores caballos que montó en su vida, al que ayudó a tener su desquite
Brilla Miriñaque ante el bueno de Picaflor Letal, en el atardecer platense /Gza. Gustavo Duprat
No hay
carrera que se gane sin correrla. La máxima del turf que se aplica hace milenios –diría
Savater-, de perogrullo, tiene un montón de variantes, pero Miriñaque parece uno de esos
caballos capaces de sacar de la mente de uno toda posibilidad que no sea su
triunfo. Pueden gustar más o menos cualquiera de sus rivales –esto es turf,
amigos no burreros- pero un animal competitivo de este porte, que agiganta su
figura cada vez que sale a la pista con una vigencia de casi cuatro años, es ganador antes de encontrarse con las gateras.
-¿Hay un caballo mejor que este en tu vida?
(una pregunta para cualquiera en el turf, que en este caso responde Francisco
Leandro Fernandes Gonçalves)
-(Se ríe
Leandrinho, siente la estocada) Los tres mejores caballos que corrí en mi vida
fueronMiriñaque, Strategos y uno de
Brasil, Kará de Birigui, que vino a correr un Pellegrini pero tenía un lesión
muy grave en la rodilla; con él gané el GP Ipirá y el Jockey Club, donde se
lesionó, era mejor que Veraneio-, y después, Durazzo. Pero hablemos de
Miriñaque.
Sabe dónde
está parado el jockey y quién es el sujeto de la charla, aunque no se juega por uno en la elección.
-Cada vez te llevás mejor con él…
-Con
Miriñaque somos uno solo, tenemos una gran conexión. Estoy muy agradecido
a todo el equipo de María Cristina, los propietarios, se merecen este triunfo.
En el codo se había complicado, vi que el de Wilson se venía floreando y que
era el caballo a vencer, pero cuando entró en el derecho Miriñaque lo alcanzó
en tres saltos y ganó muy bien. Tiene un corazón tremendo, siempre da un
poquito más. Lo puedo traer donde venga cómodo, no tiene problemas con el
desarrollo, va por dentro, por afuera, si tiene que pasar entre dos rivales… Es
un chiquito gigante.
Para
Gonçalves, Miriñaque corrió este Dardo Rocha en un momento óptimo. “Llegaba más
descansado, muy bien puesto y ganó como se esperaba”, remató. La victoria fue por cuatro cuerpos ante el gran Lagarto Boy (Suggestive Boy), el caballo al que guio maravillosamente en la punta Wilson Moreyra -a él se refería Leandro-, en una táctica acertada del entrenador Jorge Mayansky Neer. Special Dubai (E Dubai) fue tercero a un largo después de retroceder en el codo por una epistaxis bilateral que sufrió por segunda vez en su campaña. Los grandes rivales hacen más brillantes las hazañas de Miriñaque.
En la TV
del hipódromo, Tatino Iglesias, propietario del stud Parque Patricios, aprovechó
para mencionar por qué quería competir con Miriñaque, además de buscar desquite
del segundo puesto de hace un año ante Zuran Zuran (Remote), al que montó... Gonçalves, que ahora sumó su cuarto éxito en el gran premio, tercero consecutivo (Emotion Orpen en 2020 e ídolo Porteño en 2014 completan la lista). Con el tordillo de Tatino había corrido Gustavo Calvente: “Queríamos venir
con el caballo a La Plata porque el hipódromo está en una muy buena etapa,
volviendo a ser lo que fue, nunca un hipódromo alternativo, sino un hipódromo
difícil, donde los caballos corren y Miriñaque merecía ganar en esta pista,
para demostrar que es un caballo completo”.
Vaya si corrió agua bajo el puente después de aquel Dardo Rocha de 2021. Miriñaque fue segundo de Village King en el Pellegrini e hizo una segunda excursión, poco fructíera por cierto, por Arabia y Dubai, hasta el regreso y las tres victorias para obtener el Campeonato Palermo de Oro Verde.
Iglesias, que comparte la sociedad con Rafael Pascual, ex presidente de la Cámara de Diputados,
y también el barrio [además de tener un millón de amigos, entre ellos Miguel Jiménez,
titular de Garabo, presente el sábado], está agotando adjetivos, como los
cronistas: “Miriñaque es inmenso, infinito, un caballo de acero, que me cumplió
las ilusiones y los sueños que nunca pensé alcanzar. Vengo de Parque Patricios,
soy de Huracán, que es otra pasión, del fútbol, pero esto me superó, porque veo
la emoción de la gente que me transmite sensaciones que nunca voy a olvidar".
El jockey de Bell Ville, que cumplió una década en los hipódromos centrales y fue Aprendiz del Año en 2014, tiene experiencia en carreras extensas en el Bosque y sabe que el caballo de El Chuchy, que viene de ganar allí un Grupo 3, tiene hoy una parada difícil ante Miriñaque, Special Dubai y Dreaman
El pupilo de Gustavo Romero viene de ganar el OSAF en La Plata /Gza. Hip. de La Plata
“Va a ser
la primera vez que corra el Dardo Rocha, espero ansioso el momento”, la frase,
textual, pertenece a Iván Monasterolo. Aprendiz del Año en 2014, el cordobés,
de 27 años, había iniciado en 2012 su campaña en los hipódromos de Buenos
Aires y La Plata. En este último va a montar en la máxima carrera platense a Pepe
Joy (Fortify), un caballo de 5 años que tiene experiencia clásica en el Bosque,
igual que su jockey de esta tarde.
-Tenés medido el trazado de La Plata.
-Sí,
gracias a Dios gané muchas carreras como aprendiz y lo conozco bien. Me ha
tocado ganar carreras de 2000, 2100, 2200, así que también conozco la distancia
ahí.
Justamente, Iván viene de ganar con Pepe Joy el Clásico Organización
Sudamericana de Fomento del SPC (G 3), en 2200 metros.
-Es un caballo con el que empezaste a llevarte
bien.
-Lo corrí
dos veces; me tocó entrar segundo en la primera carrera con él, cuando no lo
conocía, y perdí por media cabeza en Palermo [el Clásico Italia, ante Super
Inter]; después fuimos a correr el clásico en La Plata y tuve la suerte de
ganar, pero ya lo conocía mejor, por eso espero que hagamos un buen papel. Llega
muy bien.
En Palermo, Monasterolo trajo por dentro al defensor de El Chuchy, y en
la recta final, cuando lo abrió, atropelló para quedar 2° sobre el disco.
Luego, en el Sur, corrió siempre por afuera –se ahorró el movimiento de cambiar
la línea- y se impuso por tres cuerpos, es cierto que en una carrera menos
exigente. Pepe Joy pertenece a Olindo Mansilla y su hijo Emanuel, propietarios de
Libertad, Santiago del Estero.
“Hizo todos los trabajos para llegar al Dardo Rocha, así que le tenemos
mucha fe. Es un caballo manso, que corre tranquilo, seguramente va a venir de
mitad de lote para atrás, pero como corren poquitos tampoco va a venir muy
lejos”, analiza el jinete de Bell Ville. “Con ocho caballos, la carrera se va a
hacer limpia enseguida; hay algunos que van a mover de entrada. Es un Dardo
Rocha bravo, con dos o tres caballos que son muy candidatos, pero las carreras
hay que correrlas y le tenemos fe a Pepe Joy, merece estar en un Grupo 1”.
Una gran oportunidad para el pupilo de Gustavo Romero y para
Monasterolo, egresado de la Escuela de Aprendices de San Isidro, en los tiempos
en que la comandaban Héctor Libré y Víctor Sabín. Su apellido lo instaló en el
turf Carlos, su padre, ex jockey y
entrenador. “Mis viejos están en Bell Ville, suelen venir cada tres o cuatro
meses”. Aquí, Iván formó su familia con su señora y sus dos hijos, Iara, de 12
años, y Amadeo, de 5.
Una característica de Ivan
Monasterolo se ve en atropelladas como las de Pepe Joy, o como la de Milagrosa Sureña
(Try Twice) hace quince días, la sorprendente ganadora del Enrique Acebal (G
1), en San Isidro, a la que dirigía por primera vez. “Me dejó una gran
impresión la yegua”, remarca. Allí corrió cerca de la puntera Super Shine (Super
Saver) y en la recta el jockey puso toda su fuerza para ganar por dos cuerpos.
Quién sabe si hoy en La Plata repite la fórmula.