domingo, 27 de noviembre de 2022

Marcelo Polanco: la actuación de Irideo, la nostalgia por Blue Stripe y una nueva ilusión que le llegó a Los Ángeles desde Chile

 


Al comentar la entrega del hijo de Easing Along en Del Mar (5° a menos de cuatro cuerpos) en el Seabiscuit Handicap (G 2), el entrenador trasandino habló de la yegua argentina, del gran momento de Héctor Berríos y de una nueva promesa en su stud



Por el centro, Irideo (gorra blanca) va a ser 4° a cuatro largos de Hong Kong Harry (gorra dorada) / Benoit Photo


Aunque sea un hilo sutil, se sabe que 100 metros más o 100 metros menos pueden decidir la actuación de un caballo clásico. En especial en los Estados Unidos, donde los punteros lo pueden sentir tanto como los atropelladores, sacados de su ritmo habitual para adaptarse. Algo de eso le sucedió a Irideo (Easing Along) en el Seabiscuit Handicap (G 2-1700 m-césped), en Del Mar, donde iba en busca de su segundo triunfo en ese país en una carrera bravísima.

Marcelo Polanco, el entrenador del defensor de Pozo de Luna, describió la situación de su caballo, que terminó 5°  a menos de cuatro cuerpos del irlandés Hong Kong Harry (Es Que Love), el favorito. “Creo que Irideo es millero y la carrera no era fácil. Me dijo Héctor Berríos que pasando la milla puso el freno, creo que no es lo mejor los 1700 para él. Pero llegamos bien, no fue un papel malo”.

El cuidador chileno, que hace menos de un mes despidió a Blue Stripe (Equal Stripes) de su stud, vendida a Japón por 4 millones de dólares luego de su brillante actuación en la Breeders’ Cup Distaff (fue 2ª al hocico de Malathaat ­­­{Curlin}) dio otra muestra de su amabilidad al recibir la llamada de Turf Class. “Ahora paro en una gasolinera y te llamo”.

La señal para el teléfono era pésima y mejoró unos segundos después: “Ahora me voy a Arcadia, mañana hay que trabajar. Tengo una hora y media sin tráfico y puede llegar a 4 horas, pero es el fin de semana largo del Día de Acción de Gracias, el Thanksgivingday, y  estamos en el medio. El domingo va a estar difícil la autopista”. Marcelo vive cerca de Santa Anita Park, donde está su cuartel general. “Irideo tiene un mes para recuperarse para la temporada de Santa Anita, que comienza el 26 de diciembre, y allí buscarle una carrera de la milla, o 7 furlongs y medio; además están las de 1300 m, las famosas down the hill, que son muy lindas”. Ese trazado de pasto, bello y desafiante, que baja de la altura en Santa Anita, ya fue recorrido por el hijo de Infiltrada, que terminó 2° a medio cuerpo.

Un comentario aparte merece Héctor Berríos, el jockey chileno al que Pozo de Luna llevó de Florida a California este año con notable suceso, sobre todo para él mismo. “Héctor está bien, le monta a establos y entrenadores importantes, como Mike Puype, Richard Mandellla. Ya se queda aquí, ha ganado clientes nuevos y de buen nivel y es muy requerido”. Ayer, Berríos, el último jinete de Blue Stripe, dio doblete en Del Mar.

Y hablando de la fenomenal yegua argentina criada en La Manija, Marcelo evoca aquella noche en Fasig Tipton de Kentucky cuando se produjo su venta. Su sentimiento estaba a flor de piel, en medio de sensaciones tan encontradas como la despedida y una transacción cuatro veces millonaria.

“Para llegar a la Breeders’ Cup en una carrera como el Distaff, contra varias yeguazas, debes tener una gran competidora. Y he visto muchas, pero nunca encontré una yegua tan fácil, fue una maravilla entrenarla, hace lo que uno le pide. Es un sueño llegar a esa carrera y perder en el último cabezazo, como cantaba Gardel, o por menos, una nariz, como esta vez”, suelta, de un tirón.


 


-Fue un gran momento en tu carrera, nos dijiste allí.

-Es que además fuimos un equipo muy bueno entre argentinos y chilenos, con don José Cerrillo –propietario de Pozo de Luna- presente, Fernando Fantini a la cabeza y el gran aporte de Nicolás Martín Ferro. Cuando me dieron la responsabilidad y Blue Stripe ganó el Clement Hirsch (G 1), fue una gran felicidad. Y para el Distaff vinieron amigos y familiares de todos lados y de todos los países. Fue un tarde maravillosa.

-¿Llegaron más sudamericanos a la caballeriza?

-En este momento tengo una yegüita chilena que acaba de llegar, ganadora de Grupo 1. Es chiquita, corre de atrás, la estamos aclimatando y a los dueños les envío videos para que vean el cambio que está experimentando en su físico, no para mostrar mi trabajo sino para que vean su evolución. Llegó de la cuarentena en Miami y fueron muchas cosas nuevas para ella, pero se adaptó. Estuvo calladita al comienzo, y ahora está comiendo muy bien y tiene muchas ganas de salir a entrenarse.

Hace honor a su nombre la hija de Katmai (Scat Daddy) y la argentina Unbending (Speighstown). “Se llama Una Chiquitita, pertenece a Roberto Abumohor, un propietario chileno que tiene parte con el caballo en la larga que corrió la Breeders’ Cup Turf (G 1), Master Piece –entró 8°-; ya he tenido caballos suyos”.

Todo un señor, Polanco. De una charla apurada, desde una estación de servicio e interrumpiendo un viaje, desplegó una semblanza puntillosa, para disfrutar. Y agradecer.  












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