Bocha (der.), con Ignacio Correas, amigos en los Estados Unidos |
Uno pasaba
distraídamente por las caballerizas de Belmont Park, el hipódromo de Long
Island, Nueva York, durante una Breeders’ Cup, y se encontró con el nombre: Ángel
Penna Jr. Bocha no estaba en su stud esa tarde de octubre de 1995, pero Ruth
nos dijo que lo llamáramos más tarde. Pasaron algunos meses hasta que se
produjo el llamado, pero el entrenador argentino atendió como si lo conociera a
uno de toda la vida. El resultado fue la entrevista de La Nación que acompaña estas líneas.
Ser hijo de
un entrenador que triunfó en Europa y en los Estados Unidos, donde integra el
Hall of Fame, y llevar ese nombre y apellido –los dos se llamaron así- célebre
en la historia del turf mundial por siempre, no le pesaba a Ángel Penna Jr,
como se lo conocía en la hípica de Norteamérica. Bastaba charlar en su stud de Nueva
York y pasar unos agradables minutos, para saber que no portaba chapa alguna. También
ocurrió eso en Santa Anita Park, Los Ángeles, cuando llevó alguno de sus
preciados competidores a la Breeders’ Cup, por caso.
Entre dos
de esos encuentros de la Costa Este y California, Bocha nos informó que Ruth, aquella
asistente, se había convertido en su esposa –sin dejar el empleo, aseguró
serio, pero no sin gracia-. En Belmont nos mostró a la ganadora clásica Perfect
Arc, una hija de la argentina Podeica, dueña de la Polla de Potrancas de 1987, donde
venció a Bayakoa por tres cuerpos. Penna también había entrenado a Podeica y
confesaba que todas sus crías tenían valor agregado porque había superado en la
pista a la dos veces ilustre Yegua del Año en los Estados Unidos. Mr. Light,
que tuvo el récord de la milla de césped de Gulfstream Park, fue otro caballo
argentino destacado en su cuadra, como cuenta Carlos Delfino en La Nación, en una nota en la que Penna
refiere que tuvo en un arco a Invasor, con Chatain.
Pero el
vínculo más fuerte de Ángel con la Argentina fue su madre, Dora Tedeschi, hija
de un notorio cuidador, a la que invitaba seguido a visitarlo en Miami, para ayudarlo
a mitigar una nostalgia inevitable.
“Un bon
vivant, como todos los Penna”, describe Ignacio Correas, Nacho, entrenador en
Kentucky. “Classy gentleman”, lo califica el cuidador Luis Carvajal Jr. en Blood Horse. Correas fue unvasiduo compañero
de golf de Ángel (foto) y quien dio la infausta noticia. Los Penna son una
institución en la historia de las carreras en la Argentina y dejan marca: el
recordado Julio Félix, tío de Bocha y padre de los entrenadores, Ángeles, Julio,
Mariano, Guillermo y de Marisa, propietaria, continúan esa marca registrada.
Ángel Bocha
Penna hizo su escuela europea en España por varios años y luego optó por
radicarse en los Estados Unidos, como había hecho su padre con notable éxito
después de triunfar en el Viejo Continente. Un distinguido embajador del turf
argentino.
Ángel Penna (h) murió este martes a los 74 años en Fort Lauderdale, Florida, de un infarto, tras padecer una enfermedad desde tiempo atrás.
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