El criador y titular del stud Chemeco dice que la gran velocista "sigue dando satisfacciones, pero adjetivos no quedan más", después de ganar en Palermo y por segunda vez el Clásico Lotería de la Ciudad de Buenos Aires (G 3), su octava conquista
Losinno (a la izquierda de William Pereyra) y otro festejo con Che Maga / Prensa Palermo |
Lo
admirable de Che Maga (Violence) es más que las ocho victorias y los cuatro
clásicos de Grupo 3 ganados, entre los cuales está el Lotería de la Ciudad de
Buenos Aires (
Por ocho cuerpos
se impuso esta vez ante Madonna Key (Key Deputy), que en la anterior la había
dejado tercera al pescuezo y a la que solo una vez había logrado adelantarse.
Che Maga lo hizo con el profesionalismo que adquirió en 22 carreras, que se
manifiesta en esa largada descontracturada en la recta de Palermo, en el
vértigo sin apuro que sabe conducir William Pereyra, su jockey en 19 de
aquellas actuaciones, ahora mostrándole apenas la fusta con la mano izquierda
para que terminara derecho.
“Sigue dando satisfacciones, pero adjetivos no
quedan más”, dice Patricio Losinno, criador y propietario. “Che Maga es muy
sana, muy corredora, no baja la guardia. Tiene calidad, como la ven acá,
caminando en la redonda, es en el stud. Viene a correr como si nada.”,
continúa, después de recibir el enésimo trofeo.
Con la
muestra que dejó este domingo, en 54s92, la futura madre, la crianza, están lejos.
“En un momento pensamos en llevarla al haras, pero con Roberto [Pellegatta]
concluimos que todavía no, que está nueva”. Además, Losinno conserva a la
madre, Runfromthestorm. “Es una Stormy Atlantic norteamericana que compré en
Arroyo de Luna; todas sus crías sirvieron. Es muy productiva. La traje preñada
por Not For Sale, tuvo un potrillo que fue ganador (Che Patrón) y todos los
hermanos sirven. No es fácil sacar una madre productora”.
El titular
de la caballeriza Chemeco, de Río Cuarto, hace un poco de historia, cuando se
lo consulta sobre las distancias. “Che Maga iba bien en 1400 –debutó ganando en
ese tiro-, corrió la milla, pero se decidió bajarla por la velocidad; tomaba la
punta y no se la podía manejar, entonces Roberto y Juan Saldivia optaron por
dejarla en la corta para que se sacara las ganas de correr (se ríe). Y después
la dejamos ahí, no tenía sentido cambiar si estamos bien posicionados”.
No es difícil llevar a Losinno más atrás. “Chemeco arranca en los 50 con mi viejo
(José), que muere joven, a los 56 años. Hubo un impasse y retomamos. Esto lo
tenemos en la sangre, nos criamos viendo nacer potrillos”. Su abuelo, Francisco
Domingo, también empujó en los inicios. “Y con Pellegatta tenemos una relación
de años, era amigo de mi papá. Nosotros criamos en Córdoba –en la localidad de Washington-
y en Los Lirios (Mercedes, provincia de Buenos Aires) donde tengo a la madre de
Che Maga. En el campo están las yeguas hasta que vienen a parir y a servicio.
Alguna que se preñó tarde queda allá y la traemos al año siguiente, por las
distancias y porque preferimos no viajar con las crías al pie.
-Pero Chemeco no deja de comprar productos…
-Uno siempre tiene que ver cómo se puede mejorar.
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