Por tercera vez en el torneo Palermo de Oro Verde, el campeón del stud Parque Patricios superó al generoso defensor de Le Fragole, ahora por el hocico, en el Gran Premio General San Martín (G 1), tras un desarrollo que se complicó; "cuando tenés un caballo de este nivel, salen a correrlo", dice Tatino Ibáñez, uno de sus dueños del ganador
Miriñaque llega al disco antes que Special Dubai; dos tordillos con agallas / Hapsa |
Un caballo que es un fenómeno inexplicable y un caballo que hizo todo bien, para ganarle, definieron un sensacional Gran Premio General San Martín (G 1-2400 m-césped). Un jockey al que nunca se le queman los papeles y otro que desplegó su habilidad y astucia hasta el disco los dirigieron. Miriñaque y Special Dubai. Francisco Fernandes Gonçalves y Eduardo Ortega Pavón.
Miriñaque (Hurricane Cat) alcanzó la meta justo para contener por el
hocico a Special Dubai (E Dubai). Gonçalves se preocupó cuando Ortega Pavón le
hizo pared antes del segundo codo y lo dejó por dentro, lo que lo obligó a
sofrenar para no llevarse por delante a Shy Friend (Equal Stripes), el puntero.
El favorito se quedaba así pegado a los palos, sin perder un metro, pero por la
línea desaconsejada en la recta del trazado de pasto de Palermo.
Sin embargo, el fenómeno corrió como tal y en un momento amagaron en la
tribuna los aplausos que presagiaban otra demostración fuera de lo común. Pero
Ortega Pavón, paraguayo aguerrido, dejó aquellos atributos que lo llevaron
hasta la recta y apeló a su fuerza y al brazo izquierdo estirado para que
Special Dubai bajara la cabeza para el photo-finish. Tercero llegó Don Chaja
(Seek Again) en muy buena carrera; dio la impresión de que dominó por un
instante, pero la reacción de Special Dubai le sacó el 2° puesto por dos
cuerpos. Shy Friend cruzó la meta 4°.
Alberto Ibáñez, Tatino, es uno de
los propietarios de Miriñaque. Apoyado en una baranda del Paddock, en un
descanso de la tribuna, comentó, trofeo en mano: “Dejame de cábala, les pido a
los que no me conocen. Estos días viene público bien mezcladito, como tiene que
ser”.
-¿Te asustaste en el final?
-Me
preocupé porque dominó muy temprano, que es algo que no recomendamos y él nunca
hace. Es un caballo de esperar, de venir armadito y el jockey, que lo corre
como un ángel, lo trae de un hilo, relajado; el caballo no siente su peso hasta
los 300, donde le pone los kilos y le pide todo lo que tiene. Tienen una
relación que no se da con otros jockeys.
Tatino sabe también de los “momentos grises”, como llama al del Carlos
Pellegrini de 2019, por ejemplo, donde Leandrinho “lo trajo a 25 cuerpos” y
quedó segundo sin luz. “Pero en estos juegos hay revancha”.
-Esta vez no pudo venir por afuera.
-Porque el
de Robertito –Pellegatta jr-, que es un gran caballo, le corrió la carrera a
él, se puso a la cola. Lo digo con mucho respeto: cuando uno tiene un caballo
de este nivel salen a correrlo, uno adelante, otro atrás... es lo normal. Por suerte tengo
este pingo que supera todo.
“Nunca soñé con tener un caballo como este”, reflexiona Tatino. “Estamos
haciendo historia con una leyenda en el turf porque a este caballo lo quiere la
gente. Me siento responsable porque lo llevamos al exterior cuando aquí no
había carreras, a lugares muy difíciles. Los caballos buenos tienen que tener
propietarios buenos y yo no lo soy, lo hice correr carreras que no hacían
falta”.
Quizá exagera un poco con la autocrítica, el socio del gran Rafael Pascual, pero la hace. Y es tan bueno lo de Miriñaque que se relativiza cualquier cuestión negativa, por pequeña o grande que sea. “Estoy muy feliz”, confiesa Tatino, y se nota.
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