Andrés Bassombrio cuenta cómo el caballo de San Benito se recuperó de un desgarro que había sufrido en el GP Joaquín de Anchorena, en diciembre, y del regreso en el que consiguió su quinta victoria en seis actuaciones en el Bosque
El abrazo de Manuela Bassombrio al peón, todo un reconocimiento (Gustavo Duprat) |
El romance de Don Empeño (Exchange Rate) con el Bosque encontró un
nuevo capítulo en el Clásico 9 de Julio-Día de la Independencia (G 3-
Esta vez, el caballo criado y de propiedad de San Benito, corrió
diferente que en las anteriores y quizá tuvo que ver que William Pereyra lo
montó por primera vez. “Sí, en este clásico vino un poco más atrás, se le dio
libertad a William pero que viniera por afuera, lo que se le hizo fácil por la
largada –desde el partidor 5, entre 6- para ponerse de menor a mayor; en la
recta se fue para adelante y dominó bien”. Quien describe el desarrollo y la
modificación táctica es Andrés Bassombrio, dueño y criador del zaino. El trámite de la prueba había tenido buen ritmo, en un piso platense que es elogiado por su puesta a punto reciente.
La inactividad tan prolongada para Don Empeño vino después de su actuación
en el Gran Premio Joaquín de Anchorena (G 1-
“Lo llevamos al haras y nos insumió mucho tiempo recuperarlo, pero cuando
estábamos haciendo un pre-training en el mismo campo se nos desgarró el
pectoral. Incluso para esta carrera nos costó mucho ponerlo. La pasada fue un
floreo en
A los 6 años, Don Empeño debe ser el caballo que mejor le hace honor a un
nombre. Una ligera epistaxis manifestada el año pasado hace que le deban
suministrar suero, lo suficiente para que compita sin problemas. Nada,
comparado con las lesiones musculares. “Estoy contento porque fue difícil
ponerlo, siempre tenía algo, algún dolorcito. Los años pasan y a los viejitos
les aparecen cosas –se ríe Andrés-; espero que quede bien con esta carrera y se
vaya poniendo cada vez mejor. Así que estamos muy contentos”. El plural alude al
equipo, los veterinarios Fernando Gándara, que trabaja desde el origen de San
Benito en el haras, y Francisco Durreu, a cargo del training, y a la hija del
cabañero, Manuela, infaltable en cada carrera donde está San Benito, y en el
campo.
Y uno, quizá porque se pone un poco sensible ante caballos de semejantes agallas, quiere saber si Don Empeño podría ser padrillo en el futuro: “Nos encantaría. Lo que tenemos claro es que no va a ser padrillo en el haras, nunca vamos a tener un padrillo en nuestro haras, así sea un crack. Pero en el caso de él le daríamos alguna yegua para sacar un producto “líquido”, como dicen los que crían vacunos, o sea con un don y una doña de casa. Ojalá se pueda redondear esta segunda etapa con algo lindo y después lo trataríamos de ubicar en algún haras”, responde, muy seguro, Andrés Bassombrio. A su caballo le queda una temporada en la pista para responder a más retos.
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