La yegua del stud Campos de Araujo sorprendió con se dividendo y el jockey brilló (Hapsa) |
La yegua criada en La Leyenda y presentada por Nicolás Martín Ferro consiguió su éxito más importante en el Gran Premio Gilberto Lerena (G 1), sobre el césped de Palermo, y el jinete lo celebró como un logro sanador
Había que ver la celebración de Gabriel Bonasola, parado en los estribos de Wild Ones (Cima de Triomphe), luego de cruzar el disco del Gran Premio Gilberto Lerena (G 1-2200 m - césped). Y era imposible dejar de mirarlo en el regreso al pesaje, emocionado hasta las lágrimas por el triunfo por dos cuerpos ante Emerit Craf (Mastercraftsman), en el que quedó atrás un grupo también importante de yeguas de categoría.
La yegua de la caballeriza Campos de Araujo acababa de quedarse con la victoria más trascendente de su campaña, su primer Grupo 1, y el jockey, que acaba de cumplir 23 años, sintió algo así como un desahogo: “El festejo fue porque venía pasando una racha mala, a pesar de trabajar mucho. Hace unos días estaba vareando y miraba al cielo preguntando por qué será que trabajando tanto no tengo una recompensa, no tenía más montas y triunfos. Creo que el Señor me escuchó y me compensó con esta victoria, por eso agradecí al Cielo. Además, carreras como estas te emocionan mucho”.
Un par de minutos antes, Gabriel acomodó de forma impecable a la yegua, evitándole roces; entró en la recta junto a los palos y en la recta la abrió lo suficiente como para pasar entre la puntera Venuca (Treasure Beach), que ya bajaba la intensidad de su marcha, y Son de la Negra (Portal del Alto), por un amplio callejón que la llevó a mitad de cancha y así contener en el final a Emerit Craf y Son de la Negra.
"Lo planeamos con el cuidador; le buscamos el desarrollo que siempre le viene bien a la yegua y terminó ganando muy bien", concluye el jinete sobre lo que se vio en la pista. De los seis triunfos que suma Wild Ones, cuatro fueron clásicos y dos de Grupo 2 con el entrerriano en la montura, el Partícula (2200 m) y Los Haras (2000 m). Y pensar que algunos en el Paddock dijeron "a esta la tiraron de la tribuna", mientras rompían boletos ante el dividendo de 16,40 de la ganadora.
"Ahora me siento bien y enfocado en esta profesión", amplía Bonasola, que entra en un terreno en el que prefiere no ahondar, quizá con alguna herida que está cicatrizando. "Este fue un lindo regalo de cumpleaños y con entrenadores como los Martin Ferro -Enrique, el cuidador titular de Wild Ones, y su hijo Nicolás-, que siempre me dieron una mano, en las buenas y en las malas. Esta victoria me va a dar fuerzas para seguir adelante".
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