jueves, 21 de octubre de 2021

Village King, el caballo sanador, el que defiende a El Ángel de Venecia, ya sabe lo que es alcanzar el cielo en las carreras y en la vida

El triunfo en el Clásico Progreso


Carlos Felice, su dueño, recuerda que el zaino criado en Santa María de Araras, uno de los tres representantes argentinos en el Latinoamericano del domingo, en Maroñas, le hizo vivir momentos inolvidables en una etapa muy difícil, cuando el pingo obró su propia recuperación 



Muchas veces decimos que los caballos nos ayudan en tiempos difíciles. Carlos Felice opina que uno de sus caballos, Village King, ejerció un efecto sanador en él. A los 7 años, con tres temporadas de competencia –en 2020 no corrió por plata- le dio a su propietario los mejores momentos en una etapa oscura, con las enfermedades de sus dos hijas –una de ellas fallecida- y sus propios padeceres, Covid-19 incluido, incomparables aquellos con éste. El presidente de Obra Social  del Personal de la Actividad del Turf  (Ospat) y secretario general de la Unión de Trabajadores del Turf y Afines (UTTA) baja el tono de su voz cuando describe aquellos años difíciles, en los que las hazañas de Village King (Campanologist) lo llevaron a gloriosos oasis.

  Su caballo, su “Rocky Balboa”, como lo llama con un suspiro producto de que la charla deriva al punto que la generó –y no es de alivio- va a correr el Gran Premio Latinoamericano (G 1-2000 m), el domingo, en el hipódromo Nacional de Maroñas. “Qué corazón, está en plenitud a los 7 años; de correr con nuestros colores en Estados Unidos contra ganadores de Grupo 1 a este presente. Volvió con todo, este año ganó las tres que corrió (Martínez de Hoz, Porteño y 25 de Mayo). Todd Pletcher –entrenador- y John Velazquez –jockey- lo tenían en gran consideración. Con ellos fue 3° en el Pan American (G 2), en Gulfstream Park, la única vez que lo vi correr allá. En aquel país se impuso en el Red Smith Stakes (L-1800 m), que debió ser llevado del césped a la arena de Aqueduct por las condiciones de la superficie original. Aquí, en su segunda actuación, en 2017, obtuvo su única victoria local en la arena, en San Isidro.

Cuando regresó a la Argentina justo se rompió Roman Joy (Fortify, ganador del Jockey Club) y él llega después de su operación; estaba hecho un potrillo”. El trabajo tras la cirugía en los dos nudos en los Estados Unidos y la atención aquí de Francisco Durrieu, hicieron el “milagro”, al decir de Dany Ectchechoury, su entrenador.

“Hablarte de este caballo es hablarte de un caballo sanador”, continúa Felice, abogado, con un máster en Salud y en Economía. “A los diez días que muere Venecia él gana”, refirma el concepto. Venecia es su hija, la que le da nombre al stud que hasta entonces se llamaba Keyser Souze, aquel personaje de Los Desconocidos de Siempre.

El caballo que lo emociona con sus triunfos y su resiliencia vino de clasificarse 3° en el segundo Carlos Pellegrini de su vida, en 2020, ganando el Martínez de Hoz. “Tuvo ocho jinetes, se agarra a las piñas con todos, con atributos de campeón. Lamento que no haya habido gente el día en que le ganó a Tetaze (Equal Stripes) por la cabeza; no quería perder”. Para el propietario, los mejores que tuvo son “Village King y Lingote de Oro, que le ganó a Latency (Slew Gin Fizz), a Calidoscopio (Luhuk)…”. Y le costó decirlo, quizá por aquella influencia que ejerce el caballo, todos, en los humanos que tiene cerca. “Village tuvo que pelear siempre. Entre los periodistas de turf lo veo poco valorado”, protesta ante un periodista.

“Llegamos bien al Latino. La partida la dio el lunes, bajó el minuto. La idea de Dany era hacer todo acá. Después del 25 de Mayo pensamos en esta carrera, trabajando todos los lunes a la par. En la partida se ha mantenido siempre”. Hay mañana en el corto plazo para Village King. “Pienso en ganar el Pellegrini y nos vamos”, augura, si todo sale bien en Montevideo. “Yo quiero que sea padrillo”, enfatiza, aunque recuerde a Life of Victory (Incurable Optimist) y Calidoscopio, “que siguieron muchos años compitiendo pero no fueron padrillos buenos, pierden algo de libido”. Los caballos aguerridos, con amor propio, son ideales para la reproducción, piensa uno. Y Felice parece acordar con la idea: “Los finales como el del 25 de Mayo, en el que se le venían todos, fueron espectaculares”.

Hay una pregunta inevitable para Carlos, respecto de si hay socios que acompañan en su stud. “Soy hijo de burreros, toda la vida tuve caballos. Y lo que tuve siempre fue un culo bárbaro. Compré a Bogey Man, Papa Inc, Lingote, primera generación de Orpen. He tenido caballos de Grupo 1 que no esperaba. Tengo a Village King y Linda Isabelle (Cityscape). Compré a Sandyman, que ganó el clásico Gardel; Roman Joy, ganador del Jockey Club y primera generación de Fortify, “ahora es es una máquina de preñar”, anuncia Felice.  Me gustan los caballos de primera generación. Crío en La Providencia y en Chenaut y El Ángel de Venecia es una PYME.”

También apunta que ha vendido muchos al exterior, Singapur, Australia. “Tuve la suerte de que me cuidaran Ernesto Romero, José Alves, Juan Bianchi; me apasionaba hablar con ellos de turf, escucharlos. Hoy, sabés que si cuidás con Dany hay 300 caballos en su stud compartiendo su atención. En el poco tiempo que llevamos en la actividad ganamos mucho, y Lucho [Zylber] y Mariano [Semowoniuk] están orgullosos de su laburo, con sentido de pertenencia”. Luciano está en el día a día y Mariano “es el que concreta las ventas al exterior”.

Todo el equipo va a estar en Maroñas para volver a ilusionarse con el “Rocky Balboa” o el caballo de los milagros del Haras y Stud Ángel de Venecia. 



STUD VHA Y CITYSCAPE

















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