domingo, 11 de mayo de 2025

“No hay nada mejor que hacer un uno-dos juntos”

 


La carga de Candlelit fue incontenible para Fiesta Porteña





Con Candlelit, Nicolás Martín Ferro ‘le ganó’ a su papá, Enrique, entrenador de Fiesta Porteña, el Clásico General Las Heras (G 3), sobre el césped pesado de San Isidro; los dos vieron juntos una carrera de turf en estado puro, con trece yeguas parejas (la favorita cotizaba a 4,90) y un desarrollo formidable 


La victoria de Candlelit en el Clásico General Las Heras (G 3-1400 metros), la única carrera de las 16 del programa, admitida para el césped pesado el sábado (las 11 restantes programadas pasaron a la pista de arena) fue una pieza de turf puro. Ganó de atropellada la yegua de 3 años entrenada por Nicolás Martín Ferro, pero antes hubo otras arremetidas, como la de Fiesta Porteña (Fortify), finalmente segunda a ¾ de cuerpo y una competidora fuerte que cayó en su ley de puntera vocacional, Candy And Giant (Giant’s Pleasure), en la que los apostadores confiaron la mayoría de los boletos. Tan repartida y equilibrada estuvo la pizarra que la favorita ofrecía 4,90 a ganador.





Sobre un terreno que soltó apenas unos pocos panes de pasto -los divots, en el golf- al paso de las yaguas, lo que habla del acierto de preservarlo con miras a los grandes premios del 25 de mayo, Candy And Giant sacó una buena ventaja y así Fiesta Porteña, su primera amenaza, pudo afirmarse por dentro sin problemas; después apareció Candlelit por una tercera línea, gambeteó a la líder y a Champpion Craf (Mastercrafstman), superó a Kelly Rose (Il Campione) y dominó a Fiesta Porteña, que ya estaba insinuándose como ganadora.

Martín Ferro hizo un poco de historia, tras el triunfo ante una pupila de Enrique y la premiación: “Candlelit había ganado un clásico a los 3 años en San Isidro [Bayakoa {L-1400 m}]; después corrió muy bien un par de clásicos grandes y por un pequeño bajón tuvimos que pararla; me costó ponerla de nuevo físicamente, pero desde ese momento fue todo para arriba. Metió kilos y cada vez corría mejor”.

Eso se vio desde la redonda. “Hoy me encantaba; la carrera era un infierno, durísima, pero sabíamos que nos iba a favorecer un poco el desarrollo, había mucha velocidad y ella corre de atrás. Kevin la corrió espectacular, la conoce mucho, tuvo una faena tremenda.   

-Y hubo que quebrar a una yegua de Quique.

-Fue divertido porque la estábamos viendo juntos. Lo tenía a él adelante y yo detrás y la empezó a gritar en los 300, seguramente pensando ‘ya está’, entonces gritó a Valle. En los 100 le grité encima a Banegas y dijo ‘me peló’. Nos dimos un abrazo en el final. No hay nada mejor que hacer el uno- dos juntos.  

 



Uno quiere saber cómo fue ese derrotero que ahora instaló a la hija de Equal Stripes en los 1400 metros, una distancia que se considera para sprinters en los Estados Unidos, por ejemplo, y aquí es un paso hacia la milla. “Ella ganó su primera carrera en 1200 metros, tiene velocidad y un buen cambio de ritmo. Yo creo que llega bien a 1600, pero justo teníamos estos clásicos. San Isidro hace una buena programación para los 1400 metros de diagonal, por eso se hacen unas carreras bárbaras como esta, muy competitivas, con muy buenas yeguas, así que es una linda distancia para Candlelit, que tiene un gran pedigree, el de Candy Ride, y ahora es ganadora de un Grupo 3, lo que es muy importante para el haras”.

Suena a causa-efecto el resultado, si se permite un concepto que no es muy afín a las carreras y la cría. Del generoso manantial clásico de Abolengo salió otro borbotón de Grupo 3, esta vez como un chorro fuerte que desbordó a todas las rivales, en el final del General Las Heras.




































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