domingo, 12 de diciembre de 2021

Dany Etchechoury: "Village King ganó más fácil que nunca justo el clásico que yo no quería que corriera"

El entrenador reconoció que todo lo que sucedió con el héroe del Carlos Pellegrini "es de su dueño", Carlos Felice, y el equipo de la caballeriza Hs. El Ángel de Venecia, y que ninguno de los "buenísimos" caballos que preparó tiene el corazón del hijo de Campanologist 
 


Martín Valle celebra; nunca había montado a Village King en competencia (Hipódromo de San Isidro)


 El caballo que tenía fecha de vencimiento anterior a la gran carrera que fue su despedida, con un jockey que nunca lo había montado; la yegua que termina de consagrarse el mismo año en que muere su padre, y su madre pasa a retiro, con lo que esta ganadora es su última cría; el millero que estaba reservado por su criador pero al que el contexto de la pandemia de Covid-19 le llevó con un propietario diferente, y el velocista que produce el efecto de aparecer en los primeros planos después de haber sido vendido a una plaza del Interior y se consagra. Los ganadores de los grandes premios Carlos Pellegrini, Copa de Plata, Joaquín de Anchorena y Félix de Álzaga Unzué entraron en la historia por algo más que llenar una estadística. Como le pasa a la mayoría.

La paleta de colores de la jornada del Gran Premio Carlos Pellegrini (G 1-2400 m) ofrece apenas una parte de toda la gama que el turf puede pintar, y es la novela de Village King (Campanologist), que a los 7 años conmovió al hipódromo de San Isidro con su espectacular victoria, la que sobresale, en el clásico más grande de Sudamérica.

Para ser la despedida, el caballo viejo y cansado por el trajín de carreras y viajes se esmeró como nunca. En otro plano, diferente al de los finales épicos que dirimieron luchas agudas por márgenes milimétricos, Village King fue una bala imparable en la recta, cuando desde el tercer puesto atacó al puntero Sandino Ruler (Roman Ruler) y lo superó en los 400, para establecer nueve cuerpos sobre Miriñaque (Hurricane Cat), que vino a la expectativa y atropelló con furia pero sin acercarse el ganador. Sandino Ruler, a tres cuartos de cuerpo, terminó tercero.

¿Viejos, agotados? Los tres mosqueteros trasladados a Montevideo para correr el Latinoamericano el 24 de octubre completaron el podio del Pellegrini, con el toque inefable que le da Miriñaque: entre ese clásico y el de San Isidro, el tordillo de Parque Patricios fue a La Plata y quedó segundo en el Dardo Rocha. Cuarto, el uruguayo Athelsta (Midas Touch) quedó a media cabeza del 3° luego de largar desde el partidor 19, el más externo, y arremeter desde el último puesto. Quinto, Pelo Platinado (Cima de Triomphe), que corrió sólo tres veces –ganó el Clásico de a Provincia de Buenos Aires- y acrecienta la expectativa para la próxima temporada.

A Martín Valle, el jockey que acaba de ser contratado por Hs. El Ángel de Venecia, sólo se lo instruyó sobre que corriera como lo hace siempre Village King, al que vio en videos y tal vez como rival. “Desde el primer momento que lo monté se portó bárbaro conmigo, decían que era un caballo complicado… Me faltaba ganar un Grupo 1 y qué mejor que el Pellegrini”.


El caballo que sorprende a su cuidador

 Carlos Daniel Etchechoury debe tener 35 años en la preparación de caballo de carrera y cientos más si se toma en cuenta que su maestro fue Pochi Etchechoury, su padre, un cuidador que entró en la historia y del que heredó un don que lo lleva al éxito. Pero no piensa que se las sabe todas. Village King le acaba de enseñar que no es así. “Todo esto es del dueño, del equipo, eran todos contra mí, doy la cara”, dice apenas baja del estrado de la premiación. El dueño es Carlos Felice, que resaltó la tarea del equipo del stud y en especial la del veterinario Francisco Durrieu. “Voy a seguir aprendiendo de esto. Este caballo me sorprendió, no quería que corriera el Pellegrini, como no lo veía bien en Uruguay”.

Quién le podría discutir una opinión. Sólo un grupo de allegados que sabe de carreras, porque el margen romántico de darle otra oportunidad al caballo que dio tanto sí lo tiene cada propietario. “Esta vez, lo notaba peor que para el Latino, y corrió espectacular. Tene un corazón increíble. En el Pellegrini corrió como siempre, no perdió un milímetro de su nivel”.

El preparador, que ya había ganado dos veces la carrera magna de la Argentina, con Fire Wall (2004) y Life of Victory (2011), dos fenomenales hijos de Incurable Optimist del stud El Gusy, no duda: “Tuve  buenísimos caballos pero ninguno con este corazón; los finales que ganó… y ésta fue la más fácil, justo cuando yo no lo quería correr. Será que se enteró de que dije que iba a ser su última carrera y me contestó, ‘bueno, doy todo acá’. Todos los días se aprende”.










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