miércoles, 15 de septiembre de 2021

Con la inolvidable escuela de don Juan Maldotti, Omar Labanca sostiene una vigencia entre jockey y cuidador, de 45 años

 

Hapsa

                                                                                                                    

 
El entrenador, siempre de aspecto cuidado en el hipódromo, recordó a su admirado maestro, que en sus tiempos de jinete le dio conocimientos que aplica en ejemplares como Miss Eder, ganadora del Clásico Chile (G 2), y en su gusto por las carreras desde la media distancia

 

 Hay un rasgo inconfundible en Omar Labanca: el cuidado de su presencia. Sea una carrera común, para perdedores o alternativa, o un clásico como el Chile (G 2-2200 m), que acaba de ganar en Palermo con Miss Eder, siempre estará de saco, atendiendo al propietario o dando instrucciones a su jockey. “Me quedó la tradición de usar saco. Yo siempre dije que lo hago porque me gusta pero creo también que en esta actividad es una forma de respetar al propietario. Yo no critico a nadie pero, como le dije a mi hijo Agustín, si querés usar un jean roto andá a una cancha de fútbol. Si elegiste ser entrenador tenés que estar de elegante sport (se ríe fuerte y uno recuerda cuando ese código era habitual en ciertos salones de baile). No queda bien decir esto porque parece una crítica a los que no lo hacen, pero no es así”. Lo cierto es que lo dice porque el cronista lo llevó a esa cuestión, poco después del triunfo de aquella hija de Equal Stripes.

-Miss Eder está de vuelta, parece.

-Sí, había tenido un bajón después de la Copa de Plata del año pasado, cosas sin importancia, nada grave, hasta un golpe de calor. Estuvo parada un tiempo, la quise reprisar en La Plata pero estaba un poco fuera de distancia, hasta que la llevé a San Isidro y ganó muy bien –un handicap sobre 2000 m-; más que nada, lo que necesitaba era tomar confianza de nuevo… ella y nosotros (vuelve a reírse). Había corrido carreras bravas y lo sintió, necesitaba llegar bien a este clásico.

-¿Qué trabajo tuviste que hacer?

-Estar encima. Y en eso debo agradecerle a todo el equipo, sobre todo a mi hijo, porque es el que más labura, Lalo Bernabel y Sebastián los veterinarios, José María, Nahuel un chico joven con muchas ganas y Jesús, los capataces; el peón es Oswaldo, que es peruano muy dedicado. Tienen el mérito porque son los que están constantemente con el animal. Uno trata de hacer lo mejor posible pero sin ellos no podríamos conseguir los objetivos.

Y no es poco ese trabajo. “Entre los dos tenemos unos 80 caballos, incluido un pequeño lote propio de Agustín, gracias a los propietarios, en este caso los del stud El Pulpo –al que pertenece Miss Eder-, que en los momentos no tan buenos supieron apoyarme”. Este año, el entrenador disfrutó de  satisfacciones también con el regular Winter Guest (City West), que ganó el Clásico Chacabuco (G 2), fue segundo en el Comparación (G 2) y tercero en el Gran Premio General San Martín (G 1), lo cual le valió quedar como escolta de Special Dubai (E Dubai) en el Campeonato Palermo de Oro. “No me quejo, el año pasado también fue bueno a pesar de la pandemia; siempre uno quiere un poco más y no queda otra que trabajar”.

-Si un propietario quisiera tener un fondista con vos estaría bien.

-Me gusta mucho. Mi escuela fue la de la familia Maldotti. Tuve la suerte de trabajar con don Juan y algo también con Juan Carlos, siempre como aprendiz y jockey. También trabajé con caballos de Roberto Pellegatta, los Etchechoury, todos cracks. Me gustaba lo estricto que era don Juan, que siempre te dejaba enseñanzas, sobre todo en cuanto a la prolijidad para presentar un caballo de carrera, digna de admiración. No era muy difícil darte cuenta en un paseo previo de cuál era el caballo presentado por él. Maldotti fue un referente, por su exigencia, por su forma de ser. Con esos maestros y poniendo un poco no te puede ir mal. Tuve mucha suerte en ese sentido. En marzo de este año cumplí 45 años en el turf y estoy muy orgulloso de haberme mantenido, aún con altibajos tanto a nivel personal como profesional, y poder seguir no es poco.




EL VALOR DE TETAZE










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