domingo, 31 de diciembre de 2023

Nadie podía adivinar que para Satu sería difícil volver a ganar, pero hasta un reclamo debió superar para lograrlo, en el Clásico Invasor


Adrián Giannetti llevó a Satu al disco más esperado de su campaña / Gza. Revista Palermo

El hijo de Catcher in The Rye consiguió su primera victoria con la chaquetilla de Las Monjitas, en lo que tal vez prenuncie un 2024 de regreso en los primeros planos; ayer, una infracción alegada por el jockey de su escolta fue desestimada por los jueces de San Isidro 


 

Para Satu, el triunfo en Clásico Invasor (G 3-1400 m) puede ser sanador. Por lo pronto, revirtió una etapa inesperadamente negativa en 2023, que el sábado cerró con una victoria por un cuerpo y medio ante El Éxito (Il Campione), no sin antes pasar por un momento de incertidumbre por el reclamo del jockey del escolta, Martín Valle, contra Adrián Giannetti, que no prosperó, luego de una larga espera del fallo definitivo. Para el hijo de Catcher in The Rye terminó un año complicado, que debe haber hecho pensar más de una vez al equipo de Las Monjitas sobre qué se estaba haciendo mal.

La vida de Satu en las carreras era un lecho de rosas hasta que ganó el Gran Premio Joaquín de Anchorena (G 1) el año pasado y lograba su tercera victoria en tres salidas. Pero desde que lo compró el stud de Camilo Bautista había corrido cuatro clásicos este año, sin poder a vencer. Nadie podía creer que al pasar de las manos de Nicolás Martín Ferro a las de Carlos Daniel Etchechoury ese hilo se hubiera cortado. Ayer, mientras se dirimía la demanda de Valle, flotó un aire que venía del Jockey Club (G 1) del año pasado, cuando Natan, también de Las Monjitas, ganó por distanciamiento de El Musical. Aquella vez, el que reclamó fue Giannetti y su queja llegó a buen puerto.

Adrián dijo ayer, después de esperar la sentencia de los jueces dando vueltas de tiro sobre el lomo de Satu: “Me sorprendió el reclamo y la demora –en resolverlo-; al entrar al derecho la carrera se había hecho muy lenta, mi caballo venía muy cómodo, y lo único que hice fue buscar que cambiara de mano, entonces se echó un poco para adentro, pero siempre con mucha luz”.

Es cierto, había un espacio corto, pero el cruce algo brusco existió. Uno le dice que Valle tuvo que salir de los palos y abrirse de golpe cuando ocurrió la maniobra, algo que Giannetti relativiza: “Fue un poco de simulación, porque la verdad es que había mucha distancia entre caballo y caballo, no hubo roce ni nada de eso”.

El jockey coincide con el cronista, que apunta lo que se sufrió antes de volver a la primera chapa. “Teníamos que ganar así, con los testículos en la garganta, perdón por la expresión”, grafica Adrián, saliendo un poco de esas formas siempre atildadas que suele tener cuando declara [bien] pero sin cruzar la línea. “Pero bueno, por suerte llegó la victoria, estamos recuperando un gran caballo, que siempre estuvo bárbaro, antes de todas las carreras, en especial para el Anchorena [el de este año] pero los animales sienten los cambios, de entrenador, de jockey… seguimos probando y para eso el equipo es fundamental, con Tomy (Tomás Fernández Llanos, el socio más involucrado en el día a día) a la cabeza, hacemos lo mejor posible y hoy estamos contentos con el triunfo de Satu, que es un fenómeno”.

El desarrollo no tenía misterios, según Giannetti: “Lo corrí como me dijo Dany, donde viniera cómodo, y la carrera se hizo lenta; le di apoyo, vino bien y después lo dejé correr, nada más que eso. Me facilitó todo”. ¿Y la distancia? “En la milla y 1400 metros siempre va a estar bien, la idea es no subirlo más; ya hicimos la prueba para ver si iba al Latino y entró 3°, se cansó [en el Clásico Engrillado, sobre 2000 m]; estábamos probando”.

Ya no habrá más tests para Satu, está claro. Sí el natural camino de volver a los planos más altos. Ayer mostró que puede.






















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