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La carga de Candlelit fue incontenible para Fiesta Porteña |
Con Candlelit, Nicolás Martín Ferro ‘le ganó’ a su papá, Enrique, entrenador de Fiesta Porteña, el Clásico General Las Heras (G 3), sobre el césped pesado de San Isidro; los dos vieron juntos una carrera de turf en estado puro, con trece yeguas parejas (la favorita cotizaba a 4,90) y un desarrollo formidable
Martín Ferro hizo un poco de historia, tras el triunfo ante una pupila de Enrique y la premiación: “Candlelit había ganado un clásico a los 3 años en San Isidro [Bayakoa {L-1400 m}]; después corrió muy bien un par de clásicos grandes y por un pequeño bajón tuvimos que pararla; me costó ponerla de nuevo físicamente, pero desde ese momento fue todo para arriba. Metió kilos y cada vez corría mejor”.
Eso se vio desde la redonda. “Hoy me encantaba; la carrera era un infierno, durísima, pero sabíamos que nos iba a favorecer un poco el desarrollo, había mucha velocidad y ella corre de atrás. Kevin la corrió espectacular, la conoce mucho, tuvo una faena tremenda.
-Y hubo que quebrar a una yegua de Quique.
-Fue divertido porque la estábamos viendo juntos. Lo tenía a él adelante y yo detrás y la empezó a gritar en los 300, seguramente pensando ‘ya está’, entonces gritó a Valle. En los 100 le grité encima a Banegas y dijo ‘me peló’. Nos dimos un abrazo en el final. No hay nada mejor que hacer el uno- dos juntos.
Uno quiere saber cómo fue ese derrotero que ahora instaló a la hija de Equal Stripes en los 1400 metros, una distancia que se considera para sprinters en los Estados Unidos, por ejemplo, y aquí es un paso hacia la milla. “Ella ganó su primera carrera en 1200 metros, tiene velocidad y un buen cambio de ritmo. Yo creo que llega bien a 1600, pero justo teníamos estos clásicos. San Isidro hace una buena programación para los 1400 metros de diagonal, por eso se hacen unas carreras bárbaras como esta, muy competitivas, con muy buenas yeguas, así que es una linda distancia para Candlelit, que tiene un gran pedigree, el de Candy Ride, y ahora es ganadora de un Grupo 3, lo que es muy importante para el haras”.
Suena a causa-efecto el resultado, si se permite un concepto que no es muy afín a las carreras y la cría. Del generoso manantial clásico de Abolengo salió otro borbotón de Grupo 3, esta vez como un chorro fuerte que desbordó a todas las rivales, en el final del General Las Heras.
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