martes, 20 de agosto de 2024

El manejo del suspenso, otro atributo que suma el maduro Labrado en su sensacional campaña de enorme velocista

 


La notable imagen de Nicole, fotógrafa de Palermo, captó las miradas de Moreyra y Gonçalves en el disco


Aceleró a tiempo el gran sprinter y contuvo por la cabeza a Ser Sincero, que atropelló en el cierre y casi impide la duodécima conquista, la tercera en el Clásico Paraguay (G 3), en la recta de Palermo 


  Se pareció a una carrera de postas el Clásico Paraguay (G 3-1000 m), en la recta de Palermo. Pero no se trataba de una carrera de fondo, donde alternarse varios caballos en la punta es más normal. Acá había que correr y ganarle a Labrado, el mejor velocista de los últimos dos años, ganador de dos distinciones Carlos Pellegrini (2022 y 2023). Pero el hijo de Le Blues y Sabrina Land (Sebi Halo) tuvo ese tramo final donde descuenta las diferencias, como ayer, o consolida su dominio.

  Había rivales durísimos, como siempre: Ser Sincero (Fortify), Marshall Patrol (Violence), ambos de excelente actuación; Que Ta Güeno (Qué Vida Buena), Arellano (Angiolo), El Fruto (Il Campione).

  Todos tuvieron injerencia en el desarrollo, en mayor o menor medida, hasta que Labrado cambió de mano, se afirmó y doblegó por la cabeza a Ser Sincero, que dirigido por Francisco Fernandes Gonçalves atropelló con todo, abierto.

 Wilson Moreyra fue otra vez el jockey del defensor, en este clásico con los colores, del stud Don Ariel, de La Punta, y después respondió las preguntas de Turf Class.

-¿Esta victoria fue la más difícil?

-No. Obviamente me hicieron laburar, porque enfrentamos caballos buenos, que no se entregan hasta que pasaron el disco, pero creo que Labrado tiene una marchas más que todos y de los 200 a la raya se los hace sentir.

-Fue una carrera con muchas alternativas ¿no?

-Como siempre digo, hay que tener suerte en el desarrollo; él hizo todo muy bien, largó adelante, el número 1 (Arellano) empezó a irse para afuera y me dejó toda la cancha libre. La verdad es que tuvo un desarrollo muy bueno, a pesar de que tenía una suelta mala -partidor 4-; largar en el medio entre ocho participantes no es lo mejor pero los caballos buenos siempre se la rebuscan.  

-Ayuda que Labrado corrigió bastante sus largadas. Parece que lo favorece para llegar con más resto.

-Eso es lo que hace ganar carreras. Si él siguiera con aquel temperamento seguramente hubiera perdido todos esos finales ajustados. Está más maduro, no puede regalar nada.

Esta vez, Wilson no fue a trabajar a Labrado a su stud de Venado Tuerto, prueba de que la evolución es notoria.

“Desde que reprisó no volví a ir; hay un equipo bárbaro. Ángel Bonetto tiene todo organizado y los patrones son geniales, como todos los que yo conozco. Además hicimos una linda amistad, todos los días nos enviamos mensajes. Desde el día que perdí con Girona Fever me apoyaron, Bonetto me dijo que me quedara tranquilo que lo iba a seguir corriendo; en esos momentos se ve quién es tu amigo. Cuando perdés te das cuenta quiénes están con vos.”, se confiesa el jockey y agradece.

Moreyra siempre encuentra nuevas sensaciones gracias a Labrado. Más o menos como sus hijos, Francisco y Rosario, que juegan a su alrededor, cerca de la balanza de Palermo. Sólo faltó Ingrid, la mayor. Todos van seguido al hipódromo. “Vienen a ver a Labrado... y a Lagarto Boy”, aclara Wilson.

Labrado sumó su 12a conquista y la 11a de corte clásico. Ayer recibió por tercera vez el trofeo de un representante de la Embajada de Paraguay, quien animó a los propietarios para volver a premiarlos el año que viene. ¿Por qué no?   






















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