Gold Spring, el velocista que inició todo y hasta completó un doblete / Foto: Turf Diario |
Sin interrupciones a pesar de que su conformación las podía volver permeables a gobiernos y economías inestables, la serie de la Fundación Equina Argentina (FEAR) creció con una sensible apertura y una llegada al Interior que pide cancha
En 1991,
Carreras de las Estrellas irrumpía en el turf argentino con la certeza de que
se sumaba a la oferta clásica para los mejores caballos. Ni a competir con la Triple Corona ni para juntar multitudes como el Carlos Pellegrini y el República Argentina. Los reparos los imponían una modalidad nueva, con criadores y propietarios pagando una cuota
para pertenecer (lo que las volvía exclusivas para “los socios”) pero era un intento
de revitalizar una actividad que supo de tiempos mejores. A imagen y semejanza de la Breeders
Cup norteamericana, el festival daba sus primeros pasos y, al igual que su
espejo, caminó sobre tierras inhóspitas pero con el afán de sumarse a los
grandes clásicos de la historia.
Ese 29 de junio,
la denominada Carrera de las Estrellas de
Productos (G 1-
“Había
incertidumbre sobre si las Estrellas iban a prosperar”, recuerda Carly. “El
criador tenía que pagar dos cuotas y el propietario otras dos. Ganar con Gold
Spring, del stud Matty, de Jorge Acevedo, fue algo que en mi vida me voy a
olvidar. Recuerdo que había mucha gente entusiasmada desde el día en que se
hizo la presentación en el hotel Sheraton, con propietarios, criadores y
profesionales. De ahí en adelante uno se ilusionaba con estar y más, en mi caso,
con quien había sido el dueño de Forli, gente excepcional, tanto Jorge padre como
su hijo. Matty fue de los primeros studs instalados en la calle principal de la
villa hípica de San Isidro. Fue el
primero que se terminó”.
No hace falta pedirle al cuidador que se traslade a aquel tiempo cuando empieza su relato. “Gold Spring nació en el haras de los Acevedo, Las Matildes, pero ellos siguieron comprando caballos. Ganó debutando y luego ganó el Kemmis y el Guillermo Paats, entonces Acevedo hijo quiso verlo en la milla para ir a la Polla de Intérprete, que no la corrió mal (fue 4°), pero estaba claro que en la recta se sentía más cómodo. Gold Spring corría en cualquier pista; era grande pero armonioso”.
Un sol pleno y un cielo diáfano ayudaron a mitigar el frío de aquella jornada de invierno. El clásico inaugural tuvo la luz del mediodía. “La carrera de la recta fue de las primeras de la reunión. Después vinieron el Juvenile Fillies, que ganó Irina, y el Juvenile de Intérprete, que fue un carrerón. La nuestra fue más tranquila”, apunta Etchechoury. (Esos serán capítulos aparte en Turf Class).
“Al año
siguiente gané tres Carreras de las Estrellas, con Valenti (Ringaro, en el Juvenile),
El Barón (Egg Toss, Junior Sprint) y repitió Gold Spring el triunfo, pero en el
Sprint para adultos”. Esa temporada se corrió el primer Classic, en el que venció
Potrillón (Ahmad). “A medida que se iba acercando la fecha aumenta la
adrenalina. Te empezás a mentalizar y a buscar potrillos. En general me ha ido
bien en las Estrellas porque empezaba a pensar con tiempo qué caballos podían correrlas”.
Carly quiso
mencionar a los pioneros de las Estrellas: Hernán Ceriani Cernadas fue un
emprendedor, siempre quería hacer cosas
para que la actividad creciera. Todo había empezado con Carlos Pedro Blaquier, Luis Villamil, Bebe Correas, Raúl
Lottero padre, Lito Bestani, Alejandro Menditeguy, Juan Carlos Bagó... de todos
ellos aprendí mucho. Luego hubo continuidad
en Julio Menditeguy, Raúl Lottero (hijo), Pablo Zavaleta. Y se mantiene el interés”.
Los premios
y la situación en general del país,
ayudaban. “Con el
Por mucho tiempo, Etchechoury lideró la tabla histórica de entrenadores ganadores. “Es el día en que se juntan los mejores caballos y todos quieren que su caballo llegue óptimo”.
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