domingo, 13 de noviembre de 2022

“Yo soy Sueldo", dice Marcelo, entrenador del increíble Malibu Spring, héroe del GP Palermo, que el sábado correrá el Joaquín V. González

 

El gran Malibu Spring le dio el primer Grupo 1 a Gonzalo Borda / Gza. Gustavo Duprat


El caballo que conmueve desde el esfuerzo que le demanda cada actuación y el profesional orgulloso del legado de Héctor, su padre, van a poner a prueba la resiliencia de un competidor notable y el trabajo de un stud que tiene al millero como su "mimado" 

 

Los obstáculos no existen para Malibu Spring. Le salen de a decenas, lo pueden demorar un poco, obligarlo a saltear clásicos importantes, que parecen a la medida de un millero como él, pero no lo detienen. El sábado ganó el Gran Premio Palermo-Copa Biogénesis Bagó-Sinergium Biotech (G 1-1600 m) como si la acumulación de lesiones y dolencias varias hubieran desaparecido.

El panorama que había pintado Marcelo Sueldo, entrenador del hijo de Greenspring, en una entrevista con Turf  Class, no conducía a pensar en que el caballo seguiría en la senda de los cinco triunfos al hilo que traía. Más bien, se puso en duda –un poco, en verdad- ese favoritismo rotundo, merecido, que finalmente fue suyo cuando se compararon las campañas.

Encima, Malibu Spring se impuso por siete cuerpos con Gonzalo Borda, el flamante jockey que alcanzó la norma hace una semana y ya revista en las filas de Sueldo. Su estreno no pudo ser mejor: trajo expectante a un caballo que lo sacaba de la montura, cuarto, y en la recta buscó sereno el medio de la cancha, para superar sin esfuerzo al puntero Grosso Amor (Cosmic Trigger) por los 400, para desatar un grito y apretar el puño derecho en el disco Royal Rimout fue su escolta y Oppidum (Portal del Alto) el 3°, a cuatro cuerpos. Fue el primer Grupo 1 para Borda. Y el primero que corrió.

El entrenador explica el prodigio que se levanta de cada adversidad con una gran victoria. La última, un cólico que lo tuvo al borde de la muerte, con internación de cuatro días incluida, y tres meses sin competir. “Tenía dos partidas y vareo, nada más. Él ayuda, porque es un gran caballo y no necesita mucho entrenamiento”. Hay un enorme trabajo del equipo para mantener en forma a semejante animal competitivo. “Es el mimado del stud”, dice el entrenador. “Hay que rogar que esté sano para que pueda demostrar cosas como estas”. Rogar y confiar en los trabajadores que comanda Darío, el capataz.

-¿Esperabas que ganara tan fácil?

- Era una carrera linda para nosotros, me parece a mí, por lo que había hecho hasta ahora.

-¿Y ahora?

-La Plata, el sábado (lo enfatiza). Sin duda.

-¿Con una semana de descanso?

-Yo soy Sueldo, por mis venas está la sangre Sueldo. Tengo que hacer la gran Sueldo. Seguirá de galope, si en este clásico hizo galope largo.

El sábado se corre el Gran Premio Joaquín V. González (G 1-1600 m) en el Bosque, otra apuesta jugada del entrenador. Y es inevitable la referencia a Héctor, un maestro, un cuidador recordado, una simpática personalidad para los medios. Marcelo tiene en su bagaje la sabiduría del manual de su padre y no duda en aplicarlo cuando se le insinúa que las reiteraciones de esfuerzos Héctor solía llevarlas a cabo con caballos de la corta, no con un millero.

  Borda, el chico que llegó de Corrientes y tiene 22 años, merece un párrafo aparte: “Cuando llegó le dije ‘quedate conmigo que vas a ser el jockey de mis caballos’. He visto a muchos pibes llegar al stud y armarse y, sin desmerecer a ninguno, este es distinto. Muy frío, parece un tipo que ha corrido veinte años y hace cuatro meses que corre”.

Palabra de Sueldo.










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