lunes, 14 de noviembre de 2022

"En los 1200 me puse un poco nervioso porque empezó a remar", dice Miguel Jiménez, propietario de Niño Guapo, el ganador del Nacional



El propietario de Garabo conoce bien al hijo de Catcher in The Rye, pero en el codo final temió que correr tan cerca de la punta lo hubiera sacado de ritmo; "había que correrle a un caballo bárbaro como El Musical", justificó el cambio necesario para un reconocido atropellador



En el aire: Niño Guapo le gana a El Musical en el Derby argentino / Gza. Gustavo Duprat


El Gran Premio Nacional-Copa Marca País Argentina (G 1-2500 m) dejó tantas aristas, a partir el juego táctico que ofrecieron Niño Guapo (Catcher in The Rye) y El Musical (Il Campione), que el hecho de que ambos se apartaran un poco de sus libretos enriqueció una carrera inolvidable, con dos jockeys cerebrales y dúctiles. El defensor de Garabo corrió más cerca del fuego del desarrollo de lo que su estilo de atropellador sugería y El Musical no fue el puntero casi desbocado de otras tardes, esta vez dejando que Espíritu Corajudo (Espíritu Libre) corriera adelante hasta el segundo codo, como aconsejaba la distancia ahora.

El resultado fue la victoria de Niño Guapo por cuatro cuerpos, tal vez impensada un par de segundos antes de llegar al disco, cuando El Musical venía entero y su rival era un elástico estirado que engañaba –eso se supo después- como si estuviera echando el resto 400 m antes del final. Las posturas de William Pereyra, trabajando con sus cuatro extremidades para estimular a su caballo, y de Juan Cruz Villagra, poco menos que en postura con el caballo que esta vez llevó los colores de J. C. V., abonaban aquella impresión.

El festejo, después de esos 100 metros finales terminantes, fue para un grupo numeroso, claro, al que se sumaron José Luis Caldani y Nicolás Ojea Quintana, criadores del ganador en el haras El Chañar. Miguel Jiménez, propietario del zaino que se llevó la tercera gema de la Triple Corona, tenía una alegría serena, sin desbordes, por eso se pudo charlar con él y hasta colar a Racing –el fútbol es otra pasión suya, que canaliza como vicepresidente del club- en la conversación.

-¿Lo vio para ganar cuando entró en la recta?

-En un momento el caballo tuvo esa rara forma de estirarse por el palo de los 1200 y empezó a remar, lo que me puso un poco nervioso, pero sabía que a parejear no le iban a ganar y como dijo Roberto Pellegatta, el caballo estaba súper entrenado, para correr 2500 o más.

-Lo hizo trabajar un montón a Pereyra.

-Es un caballo que hace que los jockeys tengan que esforzarse un poquito más que lo común para hacerlo rendir. El jockey no lo tiene que abandonar. [De hecho, Pereyra sufrió un bajón de presión que le impidió seguir montando en la reunión]

-¿Corrió diferente que en el Casey?

-Sí, vino más cerca porque había que correrle a un caballo bárbaro como El Musical. De hecho el marcador lo reflejó, llegaron primero y segundo los dos mejores caballos que había en esta carrera, para mí.

-Garabo hace mucho que es una marca registrada, que tiene muchos amigos, parece propiedad de muchos.

-Amigos tengo una enormidad pero soy el propietario, y tengo hijos, que son los que empujan todo esto, Gonzalo, Agustín e Ignacio. Son los que vienen a la mañana a la cancha y están siempre con Roberto. Si ellos no siguieran… Es difícil el recambio generacional en el turf y que a los tres les guste esto es difícil de ver.

Hay cuarenta años de historia en la chaquetilla verde, blanca y colorada. “Tengo caballos desde 1982, siempre con Garabo, el sobrenombre de mi papá. A él no le gustaban las carreras, pero bueno, las cosas se dan así”. También se da, en la menesunda de los festejos, el desfile de los que saludan a Jiménez y se mezcla Sebastián Heredia, comentarista de la transmisión de la TV Pública y analista en el hipódromo de San Isidro. “Preguntale cómo hizo para llegar desde La Plata, donde recibió una copa por un triunfo de Emmbrujo a entregarle una plaqueta a (el futbolista Leonel) Miranda por los 100 partidos, en diez segundos”, nos dice.

Y explica Miguel: “Yo estoy todo el día con el plantel de Racing y no quería faltar. No sé cómo hice para llegar pero llegué y con dos triunfos. Parece una casualidad, porque el anterior Grupo 1 que ganamos, con La Renoleta [Estrellas Distaff], Racing venía de salir campeón, y ahora salimos campeones –en el Trofeo de Campeones de la Superliga, ante Boca- y ganamos un Grupo 1. La misma combinación”, cuenta, divertido, frente a un hincha xeneize. “Cuando ganó Racing me quedé tranquilo, porque los que andamos con el fútbol tenemos cábalas”.


-El Pellegrini no se puede evitar ¿no?

-Eso lo deciden Niño Guapo y Roberto Pellegatta, que lo eligió, lo compró, le armó la campaña y no se equivocó cuando dijo que no teníamos que apurarnos porque este caballo necesita distancias. Debutó en 1400 m porque se lo llevaba por delante y ganó. Nosotros no nos metemos, maneja el cuidador. Primero “habla” el caballo, que tiene que recuperarse de este esfuerzo.

Otro personaje que surge en medio de las copiosas felicitaciones es el gran Rafael Pascual. Uno recuerda que Jiménez celebró más una vez con Miriñaque, del que el ex presidente de la Cámara de Diputados es uno de los propietarios. “Es que somos todos de Parque Patricios”, dice el dueño de Niño Guapo mientras se abraza con el dirigente radical, que apunta: “¡Segundo Nacional de Parque Patricios!”.

Jiménez destaca que también se dedica a criar. “Criamos sí, entre otros a El Santino (Mutakddim), ganador de once carreras, y tenemos de padrillo a Incásico (Southern Halo). Hace veinte años que estamos como haras Calomino SA, el nombre del mejor amigo de mi papá”. Otra vez, el padre de Miguel Jiménez aparece, en otra forma de homenaje, y eso que no tuvo que ver con el turf. “La vida es un homenaje”, asegura el propietario ganador del Nacional.








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