El emprendimiento del propietario mexicano José Cerrillo cumplió una etapa vital -y emotiva, en este caso- para seguir la rueda de la hípica, al desprenderse de una joya como la yegua argentina, después del enorme 2° puesto al hocico de Malathaat en la Breeders' Cup Distaff
De Seroux, Cerrillo, Yoshida, Fantini y Nico Martín Ferro tras la venta, en Fasig Tipton / Gza. Joaquín Vergara |
LEXINGTON,
Kentucky.- Cuando Emmanuel De Seroux, de Narvick International Bloodstock,
firmó el boleto de la compra de Blue Stripe para la familia Yoshida, de Japón,
se cerró el ciclo de la yegua argentina en las pistas. Al menos eso se deduce
de las inversiones de ese país en vientres, aunque en aquel instante haya
quedado un resquicio para que siguiera compitiendo, como reza la consabida
frase en el catálogo de Fasig Tipton, en todos los catálogos: Racing or broodmare prospect. Para
correr o como proyecto de madre.
La hija de
Equal Stripes llegó a los 4 millones de dólares sin que el martillero debiera
extremar recursos. Esa fue la base mínima por debajo de la cual no se
aceptarían ofertas. Entonces, creció en el salón de ventas la idea de que la
yegua argentina iba a continuar en training ya que no se vendería. O tal vez
era un deseo de nuestra parte.
Fernando
Fantini, socio del empresario mexicano José Cerrillo en Pozo de Luna, pero
también director de la operación desde siempre, lo dice con claridad, sin
misterios: “En algún momento hay que hacer caja”.
Y sí, la
emoción del momento, las fotos con Katsumi Yoshida y De Seroux, las lágrimas de
muchos en el pasillo de Fasig Tipton, fueron situaciones que, latinos al fin,
nadie ocultó. La última opción que se escuchó fue la de que, antes de viajar a
su nuevo destino, Blue Stripe será servida en los Estados Unidos-
“Supone una
gran inversión traer un caballo a Estados Unidos pero es lo que hay que hacer,
más allá del cariño que se les tiene”, sigue Fernando, que no explica,
describe. Ahora, Blue Stripe le trajo de nuevo al criador a Marcelo Polanco y Héctor
Berríos, dos personajes que uno conocía a la distancia y que superaron esa
impresión sin poses, responsables y serios.
“Berríos me
corría en Chile y para mí está a la altura de los buenos jockeys de los Estados
Unidos. Polanco demostró que es un muy buen entrenador. Además son buena gente”.
No duda Fantini cuando desliza sin querer que tiene autoridad para opinar: “Mi
padre cuidaba con Ron McAnally y Charlie Wittingham, en California”, deja
constancia. El entrenador de Bayakoa y Paseana recibió a Interaction (Easing
Along), Suggestive Boy (Easing Along) y Di Giorgio (Star Dabbler) en el amanecer
del emprendimiento internacional de Pozo de Luna con caballos argentinos. Fernando Fantini (padre) fue de los primeros intermediarios/criadores con fuertes lazos con la Argentina.
“Tengo un
propio hermano de Blue Stripe que se llama Blue Caviar (2022) y dos hermanas
maternas, Blue Coast (2020) y Blue Aura (2021), ambas por Suggestive Boy”. Esos
son los primeros productos de Blues For Sale (Not For Sale) en Pozo de Luna.
Quién sabe, a lo mejor alguno de ellos hace un camino parecido al de Blue Prize
(Pure Prize), la primera consagrada de
la prosapia en la pista, y Blue Stripe. En el turf, el carácter transitivo es más
nominal y empírico que matemático, afortunadamente, y las ilusiones son el motor de una industria que no poluciona.
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