martes, 8 de noviembre de 2022

"En algún momento hay que hacer caja", asegura Fernando Fantini, socio y director de Pozo de Luna, sobre la venta de Blue Stripe



El emprendimiento del propietario mexicano José Cerrillo cumplió una etapa vital -y emotiva, en este caso- para seguir la rueda de la  hípica, al desprenderse de una joya como la yegua argentina, después del enorme 2° puesto al hocico de Malathaat en la Breeders' Cup Distaff


De Seroux, Cerrillo, Yoshida, Fantini y Nico Martín Ferro tras la venta, en Fasig Tipton / Gza. Joaquín Vergara



 

LEXINGTON, Kentucky.- Cuando Emmanuel De Seroux, de Narvick International Bloodstock, firmó el boleto de la compra de Blue Stripe para la familia Yoshida, de Japón, se cerró el ciclo de la yegua argentina en las pistas. Al menos eso se deduce de las inversiones de ese país en vientres, aunque en aquel instante haya quedado un resquicio para que siguiera compitiendo, como reza la consabida frase en el catálogo de Fasig Tipton, en todos los catálogos: Racing or broodmare prospect. Para correr o como proyecto de madre.

  La hija de Equal Stripes llegó a los 4 millones de dólares sin que el martillero debiera extremar recursos. Esa fue la base mínima por debajo de la cual no se aceptarían ofertas. Entonces, creció en el salón de ventas la idea de que la yegua argentina iba a continuar en training ya que no se vendería. O tal vez era un deseo de nuestra parte.

  Fernando Fantini, socio del empresario mexicano José Cerrillo en Pozo de Luna, pero también director de la operación desde siempre, lo dice con claridad, sin misterios: “En algún momento hay que hacer caja”.

  Y sí, la emoción del momento, las fotos con Katsumi Yoshida y De Seroux, las lágrimas de muchos en el pasillo de Fasig Tipton, fueron situaciones que, latinos al fin, nadie ocultó. La última opción que se escuchó fue la de que, antes de viajar a su nuevo destino, Blue Stripe será servida en los Estados Unidos-

  “Supone una gran inversión traer un caballo a Estados Unidos pero es lo que hay que hacer, más allá del cariño que se les tiene”, sigue Fernando, que no explica, describe. Ahora, Blue Stripe le trajo de nuevo al criador a Marcelo Polanco y Héctor Berríos, dos personajes que uno conocía a la distancia y que superaron esa impresión sin poses, responsables y serios.

  “Berríos me corría en Chile y para mí está a la altura de los buenos jockeys de los Estados Unidos. Polanco demostró que es un muy buen entrenador. Además son buena gente”. No duda Fantini cuando desliza sin querer que tiene autoridad para opinar: “Mi padre cuidaba con Ron McAnally y Charlie Wittingham, en California”, deja constancia. El entrenador de Bayakoa y Paseana recibió a Interaction (Easing Along), Suggestive Boy (Easing Along) y Di Giorgio (Star Dabbler) en el amanecer del emprendimiento internacional de Pozo de Luna con caballos argentinos. Fernando Fantini (padre) fue de los primeros intermediarios/criadores con fuertes lazos con la Argentina.

  “Tengo un propio hermano de Blue Stripe que se llama Blue Caviar (2022) y dos hermanas maternas, Blue Coast (2020) y Blue Aura (2021), ambas por Suggestive Boy”. Esos son los primeros productos de Blues For Sale (Not For Sale) en Pozo de Luna. Quién sabe, a lo mejor alguno de ellos hace un camino parecido al de Blue Prize (Pure  Prize), la primera consagrada de la prosapia en la pista, y Blue Stripe. En el turf, el carácter transitivo es más nominal y empírico que matemático, afortunadamente, y las ilusiones  son el motor de una industria que no poluciona.












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