miércoles, 10 de agosto de 2022

Dos clásicos de velocistas que rajan la tierra, para disfrutar, jugarse y que los hipódromos inyecten incentivos para sus clientes


El viernes, el desquite entre Happy Cross, Elveda y Vigata en San Isidro, y el más que probable choque generacional entre la estrella Luthier Blues y el invicto Labrado, el sábado 20 en Palermo, son carreras que merecen tribunas a pleno



El final a toda orquesta con victoria de Happy Cross que eleva las expectativas para el viernes / Gza. HSI


 


Dos clásicos en la recta, uno en San Isidro y otro en Palermo, serán carreras para observar caballos notables, pero también para jugar. Los dos son de Grupo 3. El viernes se corre en el césped del Jockey Club el Ocurrencia, para yeguas de 4 años en adelante y 1.190.000 para la 1ª. El otro es el Clásico Paraguay, en el kilómetro porteño, el sábado 20.

Desde este humilde espacio se les pide a las autoridades de ambos hipódromos que hagan todo lo que tengan a mano para que se implementen incentivos para los apostadores, pozos sorpresa, incrementos a ganador y a segundo, Discos de la Fortuna… no nos quedemos pensando si son carreras rentables por el nivel de juego, o si los protagonistas por sí mismos van a atraer multitudes.

En el primero, hay un clima de revancha entre tres yeguas que vienen de definir el Clásico Producción Nacional (L-1000 m) en la misma pista del viernes: Happy Cross (Knockout), venció por media cabeza a Elveda (Manipulator) que dejó 3ª a Vigata (Luck Money), a otra media cabeza (más Shades of Rose, 4a a la cabeza, que no intervendrá ahora). Incierto final, lleno de suspenso, que aumentó el voltaje porque la ganadora, con Gustavo Calvente, definió por los palos; su escolta, a media cancha, atropellando, y la 3ª entre ambas –bien separadas a lo ancho-, en un desarrollo que tuvo todo, con yeguas que parecían quedarse sin fuerzas pero reaccionaban y otras que venían a todo vapor cargando aquello de que “caballo que alcanza, ganar quiere”.

En el Clásico Ocurrencia, de los tres jockeys protagonistas del enfrentamiento anterior, solo va a repetirse el ganador, Gustavo Calvente. Elveda volverá a tener a Francisco Fernandes Gonçalves en reemplazo de Gabriel Bonasola, y a Vigata la montará Eduardo Ortega Pavón. Condimentos para sazonar un clásico que merece verse y para elegir y apostar.  

 
Luthier Blues espera a Labrado

Es así. El campeón que llega de Azul está en su trono y el potrillo va a su encuentro. No es un examen. Para Luthier Blues (Le Blues), no debe serlo. El consagrado choca con una promesa, Labrado (Le Blues), que recién hace sus primeras armas. Pero se sabe que, en la pista, las distancias se pueden acortar, una vez que se abren las gateras. Que todas las inhibiciones y elucubraciones humanas pueden derribarse si un novato, que apenas suma dos actuaciones sin derrotas entre sus congéneres, le da pelea, al menos, al gran caballo, el mejor de todos abarcando cualquier distancia, el que corrió 20 carreras y ganó 14, entre ellas cuatro clásicos de Grupo 1, y compitió en Palermo (15), San Isidro (2), La Plata (1) y Azul (2). O tal vez el más chico sea un prodigio precoz, para estar en los libros.


  Habrá muchos kilos de ventaja en favor de Labrado, ganador por 11 cuerpos del Estrellas Junior Sprint (G 3-1000 m) en su segunda actuación, pupilo del gran Ángel Bonetto, como debe ser. Luthier Blues, el héroe del stud Kirby’s, al que entrena Gonzalo Sarno sin moverlo de Azul más que para viajar a los hipódromos centrales, volvió a la competencia luego de su victoria en el Estrellas Sprint (G 1-1000 m) y se impuso en el Clásico Diamond Jubilee (1000 m), por seis cuerpos ante Eliceo, en Palermo.

Un dato que es más que anecdótico con este velocista que ya entró en la historia, es que volverá llevar sus riendas Jorge Peralta, que solo pudo montarlo el 20 de febrero de 2020, en su debut en Palermo y que por una caída no pudo dirigirlo en las últimas Estrellas, cuando estaba en los programas listo para reencontrarse con el fenómeno. Allí lo reemplazó Rodrigo Blanco, que para la última presentación le pidió a Sarno y a los propietarios, que le permitieran montarlo debido a que en la prueba de la FEAR no había podido disfrutar por el hecho de montarlo por una desgracia de su colega.

Ese será otro motivo para no perderse el Clásico Paraguay. Y para jugarse.













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