domingo, 31 de julio de 2022

Las tres razones por las que Niño Guapo ganó el Clásico Miguel Cané, una de las cuales está en el héroe con tiempo récord de 1989

 

La clase del potrillo de Garabo y la gran conducción de William Pereyra para superar al favorito Subsanador, se vieron en la pista; la genética de Ojo de Agua, que dio a Espacial, el héroe que quebró una marca de Forli, se sumó a la de La Biznaga a través de la madre


No fue para menos el festejo de William Pereyra con Niño Guapo; Subsanador quedó a medio cuerpo / Hapsa



Son muchas las razones por las que Niño Guapo (Catcher In The Rye) ganó el Clásico Miguel Cané (G 2-1600 m). Las principales, sus agallas para defenderse del gran favorito y mejor 2 años en la arena, Subsanador (Fortify) y las de su propio jockey, William Pereyra, que nunca dejó de estimularlo, ni siquiera cuando su rival llegó a aventajarlo ya dentro de los 300 finales.

Otro motivo fue el viaje, la forma en que ambos llegaron al disco. Niño Guapo lo hizo corriendo encima del puntero, Es de Temer (Il Campione), y lo dominó a poco de entrar en la recta final, abierto, con lo cual quedó listo para la batalla decisiva. Eduardo Ortega Pavón, que dirigió a Subsanador, no está en las carreras desde hace dos días. Nunca se confió en que todo sería coser y cantar. Se desarmó en la silla para pedirle lo último a su potrillo, pero los 100 m de cierre de Niño Guapo fueron notables.


Seguramente Pereyra vio cien veces a Pablo Falero conseguir que sus montados reaccionaran para revertir el resultado que parecía inevitable. Medio cuerpo de diferencia en el disco supo a diez largos después de semejante lucha. El 3°, Forest Gam (Super Saver), finalizó un rato después, a doce cuerpos.

Hay probablemente otra explicación para el triunfo de Niño Guapo –premonitorio bautismo- y no se vio en la pista: los genes del haras Ojo de Agua, que perviven en su madre. Antes de la largada, vaya uno a saber por qué, vino a la memoria Espacial (Saint Sever), que con los colores del histórico e ilustre establecimiento de Luro y Chavelier, que supo manejar Inés Victorica Roca, se impuso en el Cané de 1989 y quebró el imposible récord que Forli (Aristophanes) mantenía desde la Polla de Potrillos de 1966.

Luego, Nicolás Ojea Quintana, director del haras El Chañar, donde nació Niño Guapo, desentrañó la genealogía y la coincidencia no tan casual: “La madre, Burg Aniñada, tiene un pedigree tremendo; es Johannesburg y Stormy Niña, en la familia de Nipona (Babas Fables), bien Ojo de Agua. Burg Aniñada corrió una sola carrera a los 2 años en la que rodó al largar, así que La Biznaga enseguida la ofreció en un remate de training y la compramos”.

Nipona, ganadora de cinco carreras, fue la madre de los clásicos Akiro (Saint Sever), Nippon Toss (Egg Toss) y Stormy Nirvana (Bernstein), esta última cuando la Biznaga la compró en la liquidación del haras de Balcarce. “Burg Aniñada llegó preñada por Include y la cría la compró Jorge Mayansky Neer; ganó a los 3 años. Después, un propio hermano de Niño Guapo ganó cuatro en Uruguay, donde estuvo corriendo las selectivas y esta es la tercera cría”.

Como se ve, hay motivos en la pista de Palermo y fuera de ella para la gran victoria de Niño Guapo. Ahora sí, aquel récord de Espacial en 1989, ya superado, encuentra más sentido.










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