lunes, 18 de julio de 2022

El jockey sin estribos y el hilo de la historia que une a los Pavlovsky, desde el Clásico Correas de Soviet Catch al Chevalier de Ibero

 

La yegua de Carampangue volvió a dar la nota; ahora, a Leandro Francisco Gonçalves se le corrió la montura, lo que le da un enorme valor al segundo éxito al hilo de la yegua y trajo a la memoria un triunfo de hace 32 años con Juan Jarcovsky como protagonista


Soviet Catch con Gonçalves haciendo equilibrio; adentro, Joy Nima y el frustrado festejo de Pereyra (Foto Hapsa)



Soviet Catch siempre se las arregla para llamar la atención. Para que sus victorias ganen los titulares, como en el Distaff de las Estrellas, o como el domingo, cuando la defensora de Carampangue, que además es su criador, se impuso en el Clásico Ignacio e Ignacio F. Correas (G 2-2500 m), una carrera que desde el año próximo agregará al recientemente fallecido Ignacio, Bebe, a su nomenclatura, en un justo homenaje de Palermo.

Con las piernas en el aire, sin estribos y la montura corrida hacia adelante, Francisco Leandro Gonçalves puso más de lo que pedían las circunstancias y quebró sobre el disco a Joy Nima (Fortify), que venía con el triunfo en el bolsillo hasta 20 metros antes.


Aquella victoria por medio cuerpo hace menos de un mes no le alcanzó a la hija de Catcher in The Rye para ser favorita. Se llevaron más boletos Scarpetta (Super Saver, 4ª en las Estrellas) y La Validada (Valid Streipes, 2ª), que fueron 4ª de nuevo, y 3a. La que sí pudo arrimarse más fue la defensora de San Benito, finalmente escolta tras una actuación enorme y una prolongada bandera verde que se dirimió por el hocico. No podía creerlo William Pereyra, su jockey, que hizo todo bien al rematar por dentro luego de venir bien abierta hasta la recta final. Incluso esbozó un festejo el formoseño al cruzar la meta.

Tampoco podía dar crédito a las chapas Gonçalves, aunque su confianza es tan inquebrantable como su sonrisa. “En los 500 se me corrió la montura; o estribaba o ganaba”, dijo el brasileño, que tenía una tercera opción, “caerme”, dijo. “Yo venía incómodo, la yegua no”, bromeó o no tanto con la sonrisa amplia como nunca. Lo cierto es que apretó las piernas como pudo y siguió exigiendo con la fusta de derecha.     

También es cierto que, dando una sorpresa o corriendo sin estribos, Soviet Catch domina el panorama en los clásicos para yeguas fondistas, cada vez más fuerte a sus 5 años, y lo primero que trajo a la mente fue a Ibero (Cinco Grande) y su victoria de 1990 en el entonces Gran Premio Raúl y Raúl E. Chevalier (G 1), donde se le rompió un estribo a su jockey, Juan Jarcovsky, y con otro hilo conductor en la historia: aquel potrillo que entrenaba Juan Udaondo tenía como dueño y criador a San Ignacio de Loyola, del gran Ignacio Pavlovsky, padre de Ignacio, director de Carampangue, y de Agustín, cuidador de Soviet Catch. Un círculo se cerró.

 

 

El increíble Luthier Blues

 

Ya la expectativa de observar en la recta a Luthier Blues (Le Blues) se mide con el “aplausómetro”, en la cantidad de público que le saca fotos cuando va rumbo al cánter, en el populoso festejo en el pesaje. Y es tan generoso el zaino del stud Kirby’s, de Azul, que con su triunfo por seis cuerpos en el Clásico Diamond Jubilee (1000 m) le permitió a Rodrigo Blanco, su jockey, celebrar sin la atadura que lo contuvo cuando se impuso en el Estrellas Sprint (G 1), hace menos de un mes, cuando lo montó en reemplazo de Jorge Peralta, su colega que tuvo un accidente en la misma reunión.

“No lo había podido disfrutar”, dijo el cordobés ahora, tras la décima victoria consecutiva del caballo entrenado por Gonzalo Sarno, humilde hasta la timidez cuando habla de Luthier Blues porque solo quiere resaltar los méritos del equipo, además de los de un caballo para la historia. 

 





















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