(Gustavo Duprat) |
Una huelga de jockeys, que piden reparaciones y mayor seguridad en la pista, obligó al hipódromo de La Plata a "suspender" la reunión de hoy, martes 11, "en razón de la negativa de los jockeys", de montar los caballos que tenían comprometidos en la once carreras del programa, según reza un comunicado de la administración
No hubo salvación para la reunión de hoy en el hipódromo de La Plata, que fue suspendida “en razón de la negativa de los jockeys de conducir a los competidores que se les habían asignado”, según reza un comunicado firmado por la Administración General. Ni el anuncio de que la pista principal sería cerrada esta mañana a los ejercicios, para preservarla, por lo que se infería que aparecería mejor a la tarde, torció la decisión de los profesionales.
Se podría
responsabilizar a la gestión actual del gobierno de la Provincia de Buenos
Aires, que con el gobernador Axel Kicillof en campaña en 2019 y la ex ministra
de Gobierno, Teresa García en reuniones para la tribuna, amagaron con acercarse
a los problemas del turf para solucionarlos, sin resultados a la vista. Pero
son tantas las jornadas suspendidas/canceladas a lo largo de cuatro décadas desde
la primera licitación del hipódromo y el regreso al funcionamiento con el
estado inoperante, que la sensación de desamparo extiende sus límites al
infinito.
La pista,
el valor más grande a cuidar y mantener por la seguridad y por el bien del
espectáculo, jamás tuvo solución. Da pavor la falta de respuesta ante tantas
protestas y cancelaciones, como si no fueran suficientes para sacudir la
desidia. Según trascendió, no fue unánime la posición de los jockeys de no competir y así fue que se registraron discusiones subidas de tono. Incluso, las discusiones subieron de tono cuando supuestos directivos quisieron intervenir en la asamblea de jinetes.
Tal vez ahora
se recurra a otro parche y se hagan anuncios estentóreos, pero si no se
designan “funcionarios que funcionen”, como dijo la jefa del “espacio” que
gobierna, sin eco más que en los medios; si en lugar del reservorio para ñoquis
que es el hipódromo de La Plata, un monumento a la ruina, se lo convierte en el
escenario respetado, que da trabajo genuino y ofrece espectáculos de primer
nivel; si sus trabajadores y directivos no sienten el orgullo de pertenecer
sino que sólo van a marcar tarjeta, entonces tampoco habrá salvación en el
futuro, no en una sola jornada aislada sino por mucho tiempo, porque siempre
ocurre que todo vuelve a la normalidad cuando la polvareda se asienta, pero sin
que se mueva un grano de arena de la pista.
Hace 31 años escribi sobre los hipodromos de Argentina en The Blood Horse, ( Abril 29, 1990) del Hipodromo Argentino de Palermo, administrado por el estado, di mi opinión, " debe ser privatizado, unica solución para su progreso, o desaparecera" hoy viendo su esplendor, pienso en el Hipodromo de La Plata. imprescindible privatizar, o desaparecera...
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